El proceso electoral en el vecino país del norte, las tendencias indican que igual que nuestro país, Estados Unidos de Norteamérica tendrá por primera vez una mujer como presidente.
Por nuestra parte, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, al recibir su constancia como presidenta electa, manifestó que uno de los reclamos por parte de la mujer es terminar con el sistema patriarcal y con el machismo.
Hay que recordar que en el año 2019 el Senado de la República organizó un foro denominado “Los costos de la masculinidad tóxica: retos y alternativas para la igualdad y el bienestar”, que entre sus resoluciones estableció que el machismo o caja de masculinidad es el conjunto de creencias transmitidas por los padres, las familias, los medios de comunicación, las mujeres y otros miembros de la sociedad que empujan a que los hombres tengan determinados comportamientos. Además según resulta de dicho foro que a nuestro país el machismo le cuesta 14 millones de dólares al año.
Efectivamente, el machismo tiene consecuencias psicológicas y espirituales aciagas para el varón, para la familia y para toda la sociedad. El machismo es una actitud y una conducta que da por sentada la superioridad del varón sobre la mujer. El hombre machista asume que es más importante y que tiene el derecho a decidir por quienes están a su cargo y que está exento de obedecer las reglas a las cuales tienen que sujetarse los demás.
Un estudio sobre lo que significa ser hombre joven en estados unidos, el Reino Unido y México, se explica que los varones siguen expuestos a presiones que les exigen valerse por sí mismos, sin pedir ayuda, actuar como machos, ser físicamente atractivos, ceñirse a roles de género que son rígidos, ser heterosexuales, realizar proezas sexuales y resolver los conflictos por medio de la agresión.
Desde mi punto de vista, lo anterior se resuelve a través de los valores y la educación que comienzan desde el hogar. Son las madres quienes con su ejemplo y actitudes reproducen el machismo de generación en generación y crían hijos consentidos e irresponsables.
Asimismo enseñan a sus hijas a someterse, a servir a los varones y así las preparan para ser buenas esposas para los machos déspotas de la siguiente generación. En muchos hogares los varones juegan y las hembras trabajan; los varones son consentidos y las mujeres sufridas.
Un hombre así sin escrúpulos es fácilmente capaz de profesar su amor a más de una mujer al mismo tiempo. Esto solo ocurre por supuesto con la complicidad o insensatez de ellas condicionadas desde su infancia para atraer la atención de los hombres. Desde niñas coquetean y se dejan halagar con mentiras extravagantes, piropos y halagos.
El macho no podría actuar como tal sin la complicidad de la mujer y no solo de ella, sino de todo el entorno social donde hay infinidad de expresiones culturales y sociales que celebran y refuerzan el machismo como algo aceptable y normal. La mujer, debe denunciar toda clase de abuso, y acabar con ese sistema de privilegios indebidos al hombre, y que a través de una educación desde el hogar, dejen de producir hijos adultos amarrados sentimentalmente a sus madres, incapaces de decidir y emprender por sí solos, y acabar con esas raíces tóxicas que envenenan nuestra sociedad, ese es el reto.
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