/ miércoles 22 de mayo de 2019

Viaje a las estrellas

El Enterprise es una nave exploradora que visita los confines del espacio con interés meramente científico, tema central de la exitosa serie de tv Viaje a las estrellas.

En el salón comedor de la astronave, uno de los tripulantes paladea un guiso regional de China, territorio de sus ancestros. Alguien le dice que este platillo fue preparado especialmente para él, con los condimentos originales. El viajero, después de agradecer el detalle, dice:“Me gusta el olor y sabor de esta comida, pero aún tengo la sensación de estar lejos de casa”. “Este platillo sabría mejor si estuviera en la Bahía de San Francisco”, finaliza con un dejo de nostalgia.

El Enterprise se encuentra a muchos años luz de la Tierra en la soledad del Cosmos. Se goza de la aptitud de transportarse fácilmente con los llamados “agujeros de gusano”, que es un túnel que conecta dos puntos alejados del universo permitiendo moverse súbitamente en el espacio exterior. El retorno a nuestro globo terráqueo es un problema resuelto por la tecnología. La alternativa es que ni la ciencia ni la técnica más audaz es capaz de duplicar la presencia de un ser amado y respetado (ni de nadie), al instante en que las hojas han caído, y viajar por las estrellas es dar vueltas y más vueltas por un camino circular.

La encrucijada del explorador del Star Treek me regresa al aroma del chocolate molinillo, coronado de espuma tornasol y los panecillos bañados con nata y azúcar, en mitades, al horno, que saboreaba en el hogar de mis abuelos maternos; y me pregunto qué sería el vivir nuevamente ese tiempo, creer que no acabo ya.

El Enterprise es una nave exploradora que visita los confines del espacio con interés meramente científico, tema central de la exitosa serie de tv Viaje a las estrellas.

En el salón comedor de la astronave, uno de los tripulantes paladea un guiso regional de China, territorio de sus ancestros. Alguien le dice que este platillo fue preparado especialmente para él, con los condimentos originales. El viajero, después de agradecer el detalle, dice:“Me gusta el olor y sabor de esta comida, pero aún tengo la sensación de estar lejos de casa”. “Este platillo sabría mejor si estuviera en la Bahía de San Francisco”, finaliza con un dejo de nostalgia.

El Enterprise se encuentra a muchos años luz de la Tierra en la soledad del Cosmos. Se goza de la aptitud de transportarse fácilmente con los llamados “agujeros de gusano”, que es un túnel que conecta dos puntos alejados del universo permitiendo moverse súbitamente en el espacio exterior. El retorno a nuestro globo terráqueo es un problema resuelto por la tecnología. La alternativa es que ni la ciencia ni la técnica más audaz es capaz de duplicar la presencia de un ser amado y respetado (ni de nadie), al instante en que las hojas han caído, y viajar por las estrellas es dar vueltas y más vueltas por un camino circular.

La encrucijada del explorador del Star Treek me regresa al aroma del chocolate molinillo, coronado de espuma tornasol y los panecillos bañados con nata y azúcar, en mitades, al horno, que saboreaba en el hogar de mis abuelos maternos; y me pregunto qué sería el vivir nuevamente ese tiempo, creer que no acabo ya.