/ domingo 22 de agosto de 2021

Vivencias | Adultos mayores

No solo soy mujer, soy una persona de la tercera edad, tengo más de sesenta...soy de acuerdo con lo que opinan muchos, una anciana, aunque me sienta de treinta.

En nuestro país, según el último censo, somos más de 126 millones de mexicanos, de esos más de quince millones somos de la tercera edad, el 12 por ciento; se estima que para el 2030 será ya el 15% y para 2050 representarán el 26% del total de habitantes.

Hace años, cuando estuve al frente de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos, tuve bajo mi supervisión al Consejo Nacional de Población (Conapo) el organismo que se encarga de analizar la información sobre los fenómenos demográficos y entre los temas más sensibles está el aumento en el porcentaje de adultos mayores en el mundo.

El coronavirus ha ocasionado más muertes en ese sector, sobre todo en países cuya población ha envejecido por la baja natalidad como España e Italia.

Las mejores condiciones de vida así como los avances médicos, entre otros, ha aumentado la esperanza de vida y con ello se han originado nuevos retos para que la calidad de vida acompañe esos años.

No se trata solamente de un tema de dinero como la pensión que se da en México, si no de enfrentar de una manera integral la problemática que trae consigo la vejez.

La diabetes, alta presión arterial, obesidad y enfermedades mentales ameritan que los gobiernos impulsen una verdadera política de prevención de la salud.

Un control periódico de la presión arterial, dar información sobre una alimentación saludable, impulsar el ejercicio, una medición puntual de nivel de azúcar, ayudarán sin duda a envejecer dignamente pero es imprescindible involucrar a la familia y a la sociedad.

Es urgente impulsar un modelo institucional humanista que considere a las personas mayores como un activo de la sociedad y no una carga.

Ojalá que los hoy jóvenes lleguen a nuestra edad en mejores condiciones que las actuales.

¡Hay que actuar ya!

No solo soy mujer, soy una persona de la tercera edad, tengo más de sesenta...soy de acuerdo con lo que opinan muchos, una anciana, aunque me sienta de treinta.

En nuestro país, según el último censo, somos más de 126 millones de mexicanos, de esos más de quince millones somos de la tercera edad, el 12 por ciento; se estima que para el 2030 será ya el 15% y para 2050 representarán el 26% del total de habitantes.

Hace años, cuando estuve al frente de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos, tuve bajo mi supervisión al Consejo Nacional de Población (Conapo) el organismo que se encarga de analizar la información sobre los fenómenos demográficos y entre los temas más sensibles está el aumento en el porcentaje de adultos mayores en el mundo.

El coronavirus ha ocasionado más muertes en ese sector, sobre todo en países cuya población ha envejecido por la baja natalidad como España e Italia.

Las mejores condiciones de vida así como los avances médicos, entre otros, ha aumentado la esperanza de vida y con ello se han originado nuevos retos para que la calidad de vida acompañe esos años.

No se trata solamente de un tema de dinero como la pensión que se da en México, si no de enfrentar de una manera integral la problemática que trae consigo la vejez.

La diabetes, alta presión arterial, obesidad y enfermedades mentales ameritan que los gobiernos impulsen una verdadera política de prevención de la salud.

Un control periódico de la presión arterial, dar información sobre una alimentación saludable, impulsar el ejercicio, una medición puntual de nivel de azúcar, ayudarán sin duda a envejecer dignamente pero es imprescindible involucrar a la familia y a la sociedad.

Es urgente impulsar un modelo institucional humanista que considere a las personas mayores como un activo de la sociedad y no una carga.

Ojalá que los hoy jóvenes lleguen a nuestra edad en mejores condiciones que las actuales.

¡Hay que actuar ya!