/ domingo 19 de septiembre de 2021

Vivencias | El drama de las mujeres en Afganistán

Han sido días de temas polémicos donde las mujeres somos protagonistas, por ejemplo, la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el aborto, despenalizándolo. Sin que esto signifique que se está legalizando, sino que no se puede criminalizar.

Más allá de este tema que ha dividido a la opinión pública, nadie estará de acuerdo sobre lo que sucede en Afganistán, con la vuelta al poder de los talibanes y sus repercusiones para las mujeres.

Este país es considerado el peor país del mundo para nacer mujer, y ahora estamos viendo escenas desgarradoras que nos muestran el regreso a prácticas que creían ya desterradas. Los talibanes son extremistas, ultraconservadores, fanáticos, que creen, y así lo exigen a los demás, lo que el Corán manda.

Hace veinte años, cuando gobernaban, las mujeres no podían salir a la calle sin burka, especie de velo que solo permite ver los ojos, no podían salir sin compañía masculina, ni asistir a la escuela, ni dedicarse a la actividad que quisieran, ¡en el colmo!, ni pintarse las uñas. Y aunque parezca increíble en este siglo, hasta se recomendaba la violencia contra la mujer.

Hoy, aunque declararon inmediatamente que respetarían los derechos humanos de las niñas y las mujeres, acotaron esa promesa con un “dentro de lo que marca la ley islámica”.

No se sabe con certeza cómo será posible conciliar sus ideas extremistas con los derechos de las mujeres.

Hacemos votos porque la comunidad internacional, la opinión pública con sus instrumentos de presión, encuentren la forma de convertirse en garante de los derechos de todas esas mujeres y niñas que ven su futuro con desesperación.

Han sido días de temas polémicos donde las mujeres somos protagonistas, por ejemplo, la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el aborto, despenalizándolo. Sin que esto signifique que se está legalizando, sino que no se puede criminalizar.

Más allá de este tema que ha dividido a la opinión pública, nadie estará de acuerdo sobre lo que sucede en Afganistán, con la vuelta al poder de los talibanes y sus repercusiones para las mujeres.

Este país es considerado el peor país del mundo para nacer mujer, y ahora estamos viendo escenas desgarradoras que nos muestran el regreso a prácticas que creían ya desterradas. Los talibanes son extremistas, ultraconservadores, fanáticos, que creen, y así lo exigen a los demás, lo que el Corán manda.

Hace veinte años, cuando gobernaban, las mujeres no podían salir a la calle sin burka, especie de velo que solo permite ver los ojos, no podían salir sin compañía masculina, ni asistir a la escuela, ni dedicarse a la actividad que quisieran, ¡en el colmo!, ni pintarse las uñas. Y aunque parezca increíble en este siglo, hasta se recomendaba la violencia contra la mujer.

Hoy, aunque declararon inmediatamente que respetarían los derechos humanos de las niñas y las mujeres, acotaron esa promesa con un “dentro de lo que marca la ley islámica”.

No se sabe con certeza cómo será posible conciliar sus ideas extremistas con los derechos de las mujeres.

Hacemos votos porque la comunidad internacional, la opinión pública con sus instrumentos de presión, encuentren la forma de convertirse en garante de los derechos de todas esas mujeres y niñas que ven su futuro con desesperación.