/ domingo 8 de agosto de 2021

Vivencias | La mujer en la política

Aun con la ventaja de haber crecido en una familia feminista antes de que ese término estuviese de moda y haber sido la única mujer entre muchos hermanos, mi paso por la política no ha estado exento de dificultades y tropiezos.

He sido testigo y a veces ejemplo del lento avance que las mujeres tenemos en ese ámbito como sucede en todos.

Ha sido un largo tramo entre conseguir el derecho al voto en 1955 hasta la paridad obligatoria que ya constatamos en el Poder Legislativo, pero aún muestra reticencias en puestos de primer nivel en el Poder Ejecutivo o en el Judicial de cualquier orden de gobierno. El acceso igualitario a las oportunidades se muestra aún lejano.

Me tocó, por ejemplo, ser parte de múltiples reuniones sobre todo en materia de seguridad donde era la única mujer y conseguir el respeto de los pares o de los subordinados ha sido complicado y difícil.

Sin embargo, he tenido grandes satisfacciones, he cumplido sueños y he logrado avances que me enorgullecen.

Lo que he aprendido es que no se trata de competir o de exigir espacios que no nos hayamos ganado, se trata de preparación, de constancia y disciplina pero también de abrir caminos para generar igualdad de oportunidades.

En este campo, como en todos, las mujeres no podemos detenernos y menos paralizarnos, hay que hacer nuestra parte realizando la tarea que nos asignen con responsabilidad pero también ser conscientes de las dificultades a las que se enfrentan las demás mujeres y actuar con solidaridad.

Con la lección que me quedo es que hay que seguir avanzando y hay que seguir demostrando, cualquiera que sean los obstáculos, que las mujeres estamos a la altura de cualquier reto.

Aun con la ventaja de haber crecido en una familia feminista antes de que ese término estuviese de moda y haber sido la única mujer entre muchos hermanos, mi paso por la política no ha estado exento de dificultades y tropiezos.

He sido testigo y a veces ejemplo del lento avance que las mujeres tenemos en ese ámbito como sucede en todos.

Ha sido un largo tramo entre conseguir el derecho al voto en 1955 hasta la paridad obligatoria que ya constatamos en el Poder Legislativo, pero aún muestra reticencias en puestos de primer nivel en el Poder Ejecutivo o en el Judicial de cualquier orden de gobierno. El acceso igualitario a las oportunidades se muestra aún lejano.

Me tocó, por ejemplo, ser parte de múltiples reuniones sobre todo en materia de seguridad donde era la única mujer y conseguir el respeto de los pares o de los subordinados ha sido complicado y difícil.

Sin embargo, he tenido grandes satisfacciones, he cumplido sueños y he logrado avances que me enorgullecen.

Lo que he aprendido es que no se trata de competir o de exigir espacios que no nos hayamos ganado, se trata de preparación, de constancia y disciplina pero también de abrir caminos para generar igualdad de oportunidades.

En este campo, como en todos, las mujeres no podemos detenernos y menos paralizarnos, hay que hacer nuestra parte realizando la tarea que nos asignen con responsabilidad pero también ser conscientes de las dificultades a las que se enfrentan las demás mujeres y actuar con solidaridad.

Con la lección que me quedo es que hay que seguir avanzando y hay que seguir demostrando, cualquiera que sean los obstáculos, que las mujeres estamos a la altura de cualquier reto.