/ domingo 29 de mayo de 2022

Vivencias | Otra vez...

Y de nueva cuenta otro caso que sacude a la opinión pública. Otra mujer, en otro estado, fue asesinada.

En medio de una discusión sobre la contratación de médicos cubanos, Cecilia Monzón se suma a la larga lista del horror. Otra mujer, otra madre.

Reconocida feminista, defensora de derechos humanos, abogada de muchas mujeres víctimas de violencia de género, de violencia doméstica, de cumplimiento de obligaciones alimentarias.

Víctima ella misma de violencia de género, inclusive ganó un juicio; ante múltiples amenazas de muerte, pidió protección, la ayuda nunca llegó. Hoy se abren múltiples líneas de investigación, tantas mujeres que defendió, hacen el caso más difícil de esclarecer. Ojalá que lo logren.

Fue participante de muchas manifestaciones a favor de la mujer, sin imaginar que ella misma sería una más de todas las que mueren víctimas de violencia. Hoy colectivos de todo el mundo exigen justicia, ojalá que la haya y ojalá también que ya termine esto. La violencia contra la mujer luce imparable y lo peor de todo, impune.

Y de nuevo, como tantas veces, la indignación llega, y la impotencia se queda. Nos movilizamos de muchas maneras para exigir de nuevo justicia, sabiendo que pasarán los días y todos olvidaremos hasta que sepamos de una más, de una menos con nosotros. Y en su familia, faltará siempre.

Visibilicemos cualquier agresión a cualquier mujer en cualquier lugar. En algún momento todos entenderemos que no es posible seguir aguantando el machismo en ninguna de sus manifestaciones, en ninguna. Y que lo que le hagan a una mujer, nos lo hacen a todas, a su madre, a su hermana, a su hija.

Entenderemos que el respeto a la mujer debe enseñarse desde el hogar, desde la escuela, desde la vida y que un desprecio, un insulto, un golpe, una amenaza es ofensivo no solo para nosotras las mujeres, sino que denigra al ser humano. A todos.

El último mensaje de Cecilia fue una cita del jurista Courture: “tu deber es luchar por el derecho, pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.”

Luchemos por la justicia. En eso no debería haber discusión alguna, ni por posición política, ni religiosa.

La mujer merece respeto. Siempre. Y todas somos indispensables. Siempre.

Y de nueva cuenta otro caso que sacude a la opinión pública. Otra mujer, en otro estado, fue asesinada.

En medio de una discusión sobre la contratación de médicos cubanos, Cecilia Monzón se suma a la larga lista del horror. Otra mujer, otra madre.

Reconocida feminista, defensora de derechos humanos, abogada de muchas mujeres víctimas de violencia de género, de violencia doméstica, de cumplimiento de obligaciones alimentarias.

Víctima ella misma de violencia de género, inclusive ganó un juicio; ante múltiples amenazas de muerte, pidió protección, la ayuda nunca llegó. Hoy se abren múltiples líneas de investigación, tantas mujeres que defendió, hacen el caso más difícil de esclarecer. Ojalá que lo logren.

Fue participante de muchas manifestaciones a favor de la mujer, sin imaginar que ella misma sería una más de todas las que mueren víctimas de violencia. Hoy colectivos de todo el mundo exigen justicia, ojalá que la haya y ojalá también que ya termine esto. La violencia contra la mujer luce imparable y lo peor de todo, impune.

Y de nuevo, como tantas veces, la indignación llega, y la impotencia se queda. Nos movilizamos de muchas maneras para exigir de nuevo justicia, sabiendo que pasarán los días y todos olvidaremos hasta que sepamos de una más, de una menos con nosotros. Y en su familia, faltará siempre.

Visibilicemos cualquier agresión a cualquier mujer en cualquier lugar. En algún momento todos entenderemos que no es posible seguir aguantando el machismo en ninguna de sus manifestaciones, en ninguna. Y que lo que le hagan a una mujer, nos lo hacen a todas, a su madre, a su hermana, a su hija.

Entenderemos que el respeto a la mujer debe enseñarse desde el hogar, desde la escuela, desde la vida y que un desprecio, un insulto, un golpe, una amenaza es ofensivo no solo para nosotras las mujeres, sino que denigra al ser humano. A todos.

El último mensaje de Cecilia fue una cita del jurista Courture: “tu deber es luchar por el derecho, pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.”

Luchemos por la justicia. En eso no debería haber discusión alguna, ni por posición política, ni religiosa.

La mujer merece respeto. Siempre. Y todas somos indispensables. Siempre.