/ domingo 6 de febrero de 2022

Vivencias | Salud mental

Inexplicablemente la salud mental se hace a un lado por la mayoría de las instituciones a pesar de formar parte de la salud integral de las personas.

Sentirse bien consigo mismo, apreciarse, sentirse valioso, interactuar con los demás, tomar decisiones, cuidarse físicamente, ser optimista, son signos de salud mental. Pero todo eso puede desaparecer de repente. Todos tenemos días tristes, o periodos de no sentirnos bien con nosotros mismos. Y entendemos que pasa lo mismo con los demás, pero un buen día despertamos mejor y nos recuperamos y seguimos adelante.

Pero no siempre podemos solos, y a veces ni la compañía ni los consejos de los amigos nos sirven y puede ser entonces que estemos ante un trastorno mental que tiene que ser tratado por especialistas, por un psicólogo o un psiquiatra. La depresión es ese sentimiento de tristeza permanente o esa pérdida de interés en todo y que por mas que se le “echen ganas” es imposible de superar. Según la OMS, la depresión es el trastorno mental más común y que puede llevar al suicidio, pero el que mas hacemos a un lado.

Hace poco supimos del suicidio de una ex reina de belleza, y nos preguntamos que pudo llevarla a ese extremo. Quizá nadie lo supo, quizá ella lo escondió. La depresión es ya la primera causa de la discapacidad laboral a nivel mundial y será el principal problema de salud en 2050.

Para quienes la padecen o han padecido refieren entre otros trastornos: insomnio, falta de apetito, pérdida de energía y de concentración, baja autoestima, ataques de pánico o ansiedad, y a veces pensamientos suicidas. Y no siempre se detecta ni siquiera por la gente mas cercana, podemos aparentar ser felices y por dentro encontrarnos muy mal. Es una enfermedad incomprendida. Podemos tener trabajo, una casa, familia, amigos y tener depresión.

La depresión no respeta edad, condición social, ni económica, ni sexo, ni nivel educativo.

Algunos hemos tenido cerca familiares o amigos con trastornos mentales más graves, como la demencia senil, la bipolaridad, la paranoia, la esquizofrenia, el Alzheimer y sabemos que requieren tratamiento, las notamos, las vemos y las sufrimos y las enfrentamos como podemos.

Ojalá que las autoridades y la sociedad, todos nosotros valoremos más la salud mental y actuemos en consecuencia, más aún en esta época de encierro, de pandemia. Escuchemos a los demás, acompañemos de la manera que ahora es posible y no despreciemos ni hagamos a un lado a quien veamos solo y deprimido. Quizá solo necesite un oído atento o quizá esté gritando en silencio por ayuda. No los dejemos solos.

Inexplicablemente la salud mental se hace a un lado por la mayoría de las instituciones a pesar de formar parte de la salud integral de las personas.

Sentirse bien consigo mismo, apreciarse, sentirse valioso, interactuar con los demás, tomar decisiones, cuidarse físicamente, ser optimista, son signos de salud mental. Pero todo eso puede desaparecer de repente. Todos tenemos días tristes, o periodos de no sentirnos bien con nosotros mismos. Y entendemos que pasa lo mismo con los demás, pero un buen día despertamos mejor y nos recuperamos y seguimos adelante.

Pero no siempre podemos solos, y a veces ni la compañía ni los consejos de los amigos nos sirven y puede ser entonces que estemos ante un trastorno mental que tiene que ser tratado por especialistas, por un psicólogo o un psiquiatra. La depresión es ese sentimiento de tristeza permanente o esa pérdida de interés en todo y que por mas que se le “echen ganas” es imposible de superar. Según la OMS, la depresión es el trastorno mental más común y que puede llevar al suicidio, pero el que mas hacemos a un lado.

Hace poco supimos del suicidio de una ex reina de belleza, y nos preguntamos que pudo llevarla a ese extremo. Quizá nadie lo supo, quizá ella lo escondió. La depresión es ya la primera causa de la discapacidad laboral a nivel mundial y será el principal problema de salud en 2050.

Para quienes la padecen o han padecido refieren entre otros trastornos: insomnio, falta de apetito, pérdida de energía y de concentración, baja autoestima, ataques de pánico o ansiedad, y a veces pensamientos suicidas. Y no siempre se detecta ni siquiera por la gente mas cercana, podemos aparentar ser felices y por dentro encontrarnos muy mal. Es una enfermedad incomprendida. Podemos tener trabajo, una casa, familia, amigos y tener depresión.

La depresión no respeta edad, condición social, ni económica, ni sexo, ni nivel educativo.

Algunos hemos tenido cerca familiares o amigos con trastornos mentales más graves, como la demencia senil, la bipolaridad, la paranoia, la esquizofrenia, el Alzheimer y sabemos que requieren tratamiento, las notamos, las vemos y las sufrimos y las enfrentamos como podemos.

Ojalá que las autoridades y la sociedad, todos nosotros valoremos más la salud mental y actuemos en consecuencia, más aún en esta época de encierro, de pandemia. Escuchemos a los demás, acompañemos de la manera que ahora es posible y no despreciemos ni hagamos a un lado a quien veamos solo y deprimido. Quizá solo necesite un oído atento o quizá esté gritando en silencio por ayuda. No los dejemos solos.