/ domingo 13 de octubre de 2019

Y no la tierra

Resulta bueno comprobar que en medio de tantos actos desposeídos de valores humanos que se registran a diario...

Aún existen en este mundo personas o grupos que destinan parte de su tiempo a favor de los demás, sobre todo de los más desprotegidos, como lo es el caso del llamado Doctor Vagón, el Tren de la Salud, que recorre parte de la República llevando atención médica a la gente pobre.

Hace unas dos semanas, el Doctor Vagón estuvo en la vecina ciudad de Altamira, a resultas de las gestiones de la alcaldesa de ese lugar, señora Alma Laura Amparán Cruz y de su hija Alma Laura Cruz Amparán, Presidenta del DIF local, y durante cuatro días los médicos especialistas del Tren de la Salud proporcionaron más de 500 consultas diarias en forma totalmente gratuitas, a personas de escasos recursos económicos que lo solicitaron.

Se trata de un proyecto de solidaridad del grupo FERROMEX y la Fundación Grupo México de la Ciudad de Monterrey, N.L., de esos movimientos que se desearía existieran muchos, que sin pretensiones de ninguna índole política, imbuidos solo de alguna especie de corriente espiritual y humanitaria, brindan con amor y esmero sus conocimientos en la ciencia médica, a cualquier persona pobre la atención que requieren para recobrar su salud quebrantada.

La Presidenta de Altamira, la señora Amparán Cruz, coadyuvó a tan humanitaria jornada, con apoyos de alimentación, transporte y de otra índole, en auxilio de las personas humildes que llegaron de los ejidos y colonias más alejadas del lugar donde se instaló el Doctor Vagón, el Tren de la Salud, lo que fue agradecido tanto por las familias beneficadas, como por la gerente del proyecto Gabriela León Arias.

Es justo reconocer que el Doctor Vagón no es una jornada médica gratuita del montón, sino toda una estrategia de salud con alcances de especialidades de alto nivel, como dermatología, pediatría, geriatría, odontología, quiropráctica, rehabilitación física, optometría, audiometría, psicología, nutrición, planificación familiar, pruebas de laboratorio, estudios de gabinete, mastografías, ultrasonidos y clínica integral para el paciente diabético.

Llevar todos esos servicios médicos gratuitos a gente que no tiene para pagar un médico, resulta un acto de alto sentido humanitario que ojalá y pudiera realizarse con mayor periodicidad, es de esos eventos que da gusto reseñarlos y darlos a conocer, a manera de crear conciencia de la necesidad que tenemos como seres humanos, de seguir el precepto cristiano de hacer a los demás, lo que quisiéramos para nosotros mismos.

Bien por la señora Alma Laura Amparán y su hija y bien por el Doctor Vagón el Tren de la Salud, que con su actitud de amor a la gente pobre, dan un ejemplo digno de imitarse y de repetirse.

Si cada uno de nosotros estuviera dispuesto a entregar un poco de lo mucho que Dios nos ha regalado, no dinero, solo amor y buena voluntad, aportar parte de los dones que hemos recibido y aplicarlos en auxilio del necesitado, este mundo sería otro muy distinto al que hoy tenemos: Este sería el cielo y no la tierra.

P.D.- Que tu mano izquierda no sepa lo que da tu derecha: Mateo 6:3

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com

Resulta bueno comprobar que en medio de tantos actos desposeídos de valores humanos que se registran a diario...

Aún existen en este mundo personas o grupos que destinan parte de su tiempo a favor de los demás, sobre todo de los más desprotegidos, como lo es el caso del llamado Doctor Vagón, el Tren de la Salud, que recorre parte de la República llevando atención médica a la gente pobre.

Hace unas dos semanas, el Doctor Vagón estuvo en la vecina ciudad de Altamira, a resultas de las gestiones de la alcaldesa de ese lugar, señora Alma Laura Amparán Cruz y de su hija Alma Laura Cruz Amparán, Presidenta del DIF local, y durante cuatro días los médicos especialistas del Tren de la Salud proporcionaron más de 500 consultas diarias en forma totalmente gratuitas, a personas de escasos recursos económicos que lo solicitaron.

Se trata de un proyecto de solidaridad del grupo FERROMEX y la Fundación Grupo México de la Ciudad de Monterrey, N.L., de esos movimientos que se desearía existieran muchos, que sin pretensiones de ninguna índole política, imbuidos solo de alguna especie de corriente espiritual y humanitaria, brindan con amor y esmero sus conocimientos en la ciencia médica, a cualquier persona pobre la atención que requieren para recobrar su salud quebrantada.

La Presidenta de Altamira, la señora Amparán Cruz, coadyuvó a tan humanitaria jornada, con apoyos de alimentación, transporte y de otra índole, en auxilio de las personas humildes que llegaron de los ejidos y colonias más alejadas del lugar donde se instaló el Doctor Vagón, el Tren de la Salud, lo que fue agradecido tanto por las familias beneficadas, como por la gerente del proyecto Gabriela León Arias.

Es justo reconocer que el Doctor Vagón no es una jornada médica gratuita del montón, sino toda una estrategia de salud con alcances de especialidades de alto nivel, como dermatología, pediatría, geriatría, odontología, quiropráctica, rehabilitación física, optometría, audiometría, psicología, nutrición, planificación familiar, pruebas de laboratorio, estudios de gabinete, mastografías, ultrasonidos y clínica integral para el paciente diabético.

Llevar todos esos servicios médicos gratuitos a gente que no tiene para pagar un médico, resulta un acto de alto sentido humanitario que ojalá y pudiera realizarse con mayor periodicidad, es de esos eventos que da gusto reseñarlos y darlos a conocer, a manera de crear conciencia de la necesidad que tenemos como seres humanos, de seguir el precepto cristiano de hacer a los demás, lo que quisiéramos para nosotros mismos.

Bien por la señora Alma Laura Amparán y su hija y bien por el Doctor Vagón el Tren de la Salud, que con su actitud de amor a la gente pobre, dan un ejemplo digno de imitarse y de repetirse.

Si cada uno de nosotros estuviera dispuesto a entregar un poco de lo mucho que Dios nos ha regalado, no dinero, solo amor y buena voluntad, aportar parte de los dones que hemos recibido y aplicarlos en auxilio del necesitado, este mundo sería otro muy distinto al que hoy tenemos: Este sería el cielo y no la tierra.

P.D.- Que tu mano izquierda no sepa lo que da tu derecha: Mateo 6:3

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com