/ lunes 3 de febrero de 2020

El tutú, ícono del ballet

Esta pieza se ha coronado como el uniforme por excelencia de las bailarinas de danza clásica, hoy 2 de febrero se le rinde homenaje

Para una niña que se inicia en el mundo del ballet clásico portar un tutú es posiblemente uno de sus máximos sueños y es precisamente esa pieza del vestuario a la que el día de hoy se rinde un homenaje con el denominado “World Tutu Day”, una celebración que se inició en 2014.

El tutú es parte de la indumentaria que portan las bailarinas de danza clásica que apareció en los escenarios en 1820, pero no fue hasta 1881 cuando se le llamó tutú.

Una de las figuras que inmortalizó está prenda fue Marie Taglioni en 1832 y provocó que esta pieza de tela vaporosa de varias capas pasara a convertirse en el uniforme por excelencia de las bailarinas.

¿POR QUÉ “WORLD TUTU DAY”?

Hoy 2 de febrero en todo el mundo las academias de danza clásica recuerdan la iniciativa “Australian Ballet School”, la que consiste en la recaudación de fondos que serán destinados para apoyar a estudiantes con talento o que no cuenten con los medios para realizar sus sueños en este bello arte.

Se ha elegido esta fecha en honor a esta iconica pieza de vestuario que ha dado la vuelta al mundo y que al día de hoy representa al arte de la “tiara y el tutú”.

MÓNICA BERNAL, DE TIARA Y TUTÚ

En este día la primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza, Mónica Bernal, compartió bellos recuerdos, señalando que para una bailarina el vestuario es algo esencial.

“Uno de niña sueña con ponerse un tutú, cuando entras a este maravilloso mundo del tutú y la tiara portar ese vestido que parece de azúcar es un sueño, es maravilloso y para cualquier bailarina del mundo profesionales y no profesionales representa un gran sueño”, compartió con gran emoción.

Mónica inició su preparación a los 8 años, su disciplina y dedicación le permitieron formar parte de la Academia de la Danza Mexicana, iniciando su formación profesional con tan sólo 10 años.

“Después de la Escuela de Iniciación Artística de Bellas Artes, hicieron una selección para llevarnos a lo que era la Academia de la Danza Mexicana, ahí era hacer la escolaridad con la danza y ahí viene un cambio rotundo en el Instituto Nacional de Bellas Artes porque se inician las carreras profesionales de bailarines; tuve ese privilegio porque a los 10 años yo ya sabía lo que sería mi vida”, recordó.

El talento de la también docente la llevó a presentarse en los escenarios más importantes del país y Estados Unidos, recordando con gran amor al Palacio de Bellas Artes.

“El ballet representa todo para mí, las gracias más sinceras que he recibido es el aplauso del público en el escenario, es donde me he sentido inmensamente gratificada, lo mejor que me pudo pasar fue llegar al Palacio de Bellas Artes, es una majestuosidad bailar ahí, un lugar en donde se respira arte bonito, todo es maravilloso, estar ahí, el público, los camerinos, es una magia”, compartió irradiando un gran respeto. Entre las obras que marcaron su vida se encuentran “Cascanueces”, “Baile de Graduados” y “La fille mal gardée”, ya que señaló al iniciar su carrera siempre soñó ser parte de esos montajes.

Uno de los vestuarios que marcó su vida fue “El cisne negro”, ya que fue un parteaguas en su carrera profesional.

“El cisne negro me hizo sentir maravillosa, intocable, ese traje lo hicieron especialmente para mí con mis medidas, porque siempre en la Compañía cuando empiezas a hacer roles principales tienen un stock de vestuario y esa vez me tocó nueva producción de vestuario entonces estrené vestido y ese tutú era para mí maravilloso”, detalló.

Actualmente Mónica Bernal cuenta con 25 años en la docencia y desde que dejó los escenarios se ha dado a la tarea de transmitir su amor por la danza, su disciplina, constancia y perseverancia.

“Mi tarea es sembrar en las nuevas generaciones esa semillita por este bello arte, que no desfallezca, para mí ha sido una labor titánica porque es una disciplina muy férrea, entonces las niñas de ahora todo lo quieren rápido y el ballet es estar siempre, sí ha sido una labor dura pero al final siento que vamos por buen camino y que vamos a tener resultados porque hemos emprendido el proyecto de la Escuela de Danza Clásica, perfilándonos a lo profesional, tenemos 12 niñas y un niño, es un método que dará grandes resultados porque hay mucho talento”, finalizó.

Para una niña que se inicia en el mundo del ballet clásico portar un tutú es posiblemente uno de sus máximos sueños y es precisamente esa pieza del vestuario a la que el día de hoy se rinde un homenaje con el denominado “World Tutu Day”, una celebración que se inició en 2014.

El tutú es parte de la indumentaria que portan las bailarinas de danza clásica que apareció en los escenarios en 1820, pero no fue hasta 1881 cuando se le llamó tutú.

Una de las figuras que inmortalizó está prenda fue Marie Taglioni en 1832 y provocó que esta pieza de tela vaporosa de varias capas pasara a convertirse en el uniforme por excelencia de las bailarinas.

¿POR QUÉ “WORLD TUTU DAY”?

Hoy 2 de febrero en todo el mundo las academias de danza clásica recuerdan la iniciativa “Australian Ballet School”, la que consiste en la recaudación de fondos que serán destinados para apoyar a estudiantes con talento o que no cuenten con los medios para realizar sus sueños en este bello arte.

Se ha elegido esta fecha en honor a esta iconica pieza de vestuario que ha dado la vuelta al mundo y que al día de hoy representa al arte de la “tiara y el tutú”.

MÓNICA BERNAL, DE TIARA Y TUTÚ

En este día la primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza, Mónica Bernal, compartió bellos recuerdos, señalando que para una bailarina el vestuario es algo esencial.

“Uno de niña sueña con ponerse un tutú, cuando entras a este maravilloso mundo del tutú y la tiara portar ese vestido que parece de azúcar es un sueño, es maravilloso y para cualquier bailarina del mundo profesionales y no profesionales representa un gran sueño”, compartió con gran emoción.

Mónica inició su preparación a los 8 años, su disciplina y dedicación le permitieron formar parte de la Academia de la Danza Mexicana, iniciando su formación profesional con tan sólo 10 años.

“Después de la Escuela de Iniciación Artística de Bellas Artes, hicieron una selección para llevarnos a lo que era la Academia de la Danza Mexicana, ahí era hacer la escolaridad con la danza y ahí viene un cambio rotundo en el Instituto Nacional de Bellas Artes porque se inician las carreras profesionales de bailarines; tuve ese privilegio porque a los 10 años yo ya sabía lo que sería mi vida”, recordó.

El talento de la también docente la llevó a presentarse en los escenarios más importantes del país y Estados Unidos, recordando con gran amor al Palacio de Bellas Artes.

“El ballet representa todo para mí, las gracias más sinceras que he recibido es el aplauso del público en el escenario, es donde me he sentido inmensamente gratificada, lo mejor que me pudo pasar fue llegar al Palacio de Bellas Artes, es una majestuosidad bailar ahí, un lugar en donde se respira arte bonito, todo es maravilloso, estar ahí, el público, los camerinos, es una magia”, compartió irradiando un gran respeto. Entre las obras que marcaron su vida se encuentran “Cascanueces”, “Baile de Graduados” y “La fille mal gardée”, ya que señaló al iniciar su carrera siempre soñó ser parte de esos montajes.

Uno de los vestuarios que marcó su vida fue “El cisne negro”, ya que fue un parteaguas en su carrera profesional.

“El cisne negro me hizo sentir maravillosa, intocable, ese traje lo hicieron especialmente para mí con mis medidas, porque siempre en la Compañía cuando empiezas a hacer roles principales tienen un stock de vestuario y esa vez me tocó nueva producción de vestuario entonces estrené vestido y ese tutú era para mí maravilloso”, detalló.

Actualmente Mónica Bernal cuenta con 25 años en la docencia y desde que dejó los escenarios se ha dado a la tarea de transmitir su amor por la danza, su disciplina, constancia y perseverancia.

“Mi tarea es sembrar en las nuevas generaciones esa semillita por este bello arte, que no desfallezca, para mí ha sido una labor titánica porque es una disciplina muy férrea, entonces las niñas de ahora todo lo quieren rápido y el ballet es estar siempre, sí ha sido una labor dura pero al final siento que vamos por buen camino y que vamos a tener resultados porque hemos emprendido el proyecto de la Escuela de Danza Clásica, perfilándonos a lo profesional, tenemos 12 niñas y un niño, es un método que dará grandes resultados porque hay mucho talento”, finalizó.

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