Entrar a su galería es vivir un viaje de emociones, entre colores y pinceladas que evocan a grandes artistas como Degas, Monet, Van Gogh, descubriendo la sensibilidad de una mujer que cree firmemente en la grandeza del talento mexicano y el propio.
La tampiqueña Montserrat Maciel, comparte el día de hoy parte de su gran trayectoria en las artes plásticas, su incursión en la docencia y también la manera de emprender a través del arte compartiendo piezas plasmadas en accesorios de la vida cotidiana.
La egresada del IEST Anáhuac asegura que su talento es un regalo que le permite compartir su apreciación de la vida y está decidida a compartirlo con la sociedad mediante exposiciones, accesorios y por supuesto cuadros.
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¿Quién es Montserrat?
Soy una artista mexicana que plasma en pintura valores y representa ideas que den al ser trascendencia. Creo que Dios me da un gran regalo porque creo que el artista solo existe para traducir la sensibilidad del momento que vive a la humanidad, somos un alma sensible que traduce un punto, espacio, tiempo y plasma su apreciación para que tú la mires, la escuches, la contemples o la vives, cuando se cumple ese objetivo es la mayor gratificación.
¿Cómo nace tu gusto por el arte?
Es innato, al menos lo siento así que el arte es mi puerta de la vida, es mi punto de apreciación no me entiendo en otra profesión, que es difícil porque al principio dices me gusta y cuando la gente ya te empieza a pedir y nunca me categorice como artista yo empecé a pintar y poco a poco me empezaron a pedir piezas, me empezaron a abrir espacios grandes que no podía dudar de lo que estaba haciendo.
¿A los cuántos años empieza este camino en el arte?
“Los Pinos” es una pieza de 1999 que hice por primera vez en lienzo, ese cuadro para mí es el inicio porque previamente desde niña siempre pedía un pedazo de papel y un lápiz, porque esa era mi forma de canalizar mi apreciación de la existencia.
¿Cómo fue el camino de profesionalización para ti?
Hubo tres momentos importantes en mi desarrollo, porque el arte para mí no era un hobby en mi casa no se me daba la oportunidad de hacerlo, siempre buscaron que yo estudiara una carrera. El primero fue cuando mi padre me puso un reto de hacerle un cuadro y él me compraría mi material, hago una pieza y de pronto veo que algo que hice en mi pequeño lugar ya estaba a la mirada del juicio. El segundo fue en la universidad me acerqué a un maestro que me dijo ¿Y por qué no?, y me dan la oportunidad de entrar a una subasta y se coloca dentro de las primeras tres piezas mejor vendidas, fue una experiencia que me hizo ver que se podía apreciar. El tercer momento es cuando me invitan a Liverpool, para realizar exposiciones en todos los centros comerciales y me dan la oportunidad de colocarme como Galería Talento Mexicano Liverpool.
¿Cuál es la reacción que aprecias en las personas que adquieren una pieza tuya?
Creo que cada pieza se ha ido con su dueño, no hay quien dude de la pintura que se le haga como son piezas irrepetibles la defienden mucho, las tienen con mucho cariño y los clientes a veces son sus historias. Me pasó en Aguascalientes me puse a pintar sin pensar, como si me estuvieran dictando, antes de ensamblarlo ya lo habían comprado porque una señora juraba que yo estaba pintando su vida, decía “todo lo que pusiste es mi vida y no hay nada que equiparara el valor” se daban esos momentos muy únicos.
¿Qué representó ser parte de la gira de Liverpool?
No fue nada planeado, desde el 2010 empecé y recorrí diferentes ciudades, me encantaba ayudar, no me llenaba ir y estar como la artista, me encantaba acercarme a los clientes, a los niños, adultos, generando algo muy cálido.
¿Cómo fue el reto de pintar en vivo?
Cuándo yo me meto a las tiendas, ellos me invitan a hacer esto en donde hicieron un evento de apertura, me dijeron tienes 25 minutos para hacer un cuadro, una vez que se hizo eso las demás tiendas empezaron a pedirme, fue una gran experiencia de mucho aprendizaje. También esto fue un momento especial que me hizo ver que el arte era mi camino, jamás lo pensé, lo pedí mucho a Dios.
Tus piezas están plasmadas en accesorios, ¿cómo surge esta idea?
Busco que la marca sea arte, pero accesible yo le busco dar al cliente algo de gran valor y fueron los mismos clientes quienes empezaron a pedir cuando ya no encontraban la pieza que querían encontraban esto tenemos corbatas, mascadas, cojines, edredones, mientras yo siga pintando siempre habrá algo que compartir.
¿Cómo te sientes de estar de nuevo a Tampico?
Simbólico, porque yo me voy a Ciudad de México en busca de mi camino en el arte, hago todo el tour, me fui en un momento de búsqueda, empiezo a estudiar historia del arte, también a compartir porque empecé a dar clases y me fui dando a conocer a través de pequeños talentos. También quiero empezar a compartir con seres creativos.
¿Qué significó para ti compartir el arte a través de tu labor como docente?
Mucha plenitud saber que tu vida tiene un sentido de servir, encarar el miedo porque yo creía que no era digna de dar clases. Mi labor en La Salle inició con una exposición y de ahí me invitan a dar clases, entonces fui incorporando el ser maestra y ser artista, fue haciéndose un paquetito.
Antes de finalizar Montserrat Maciel compartió que trabaja en el posicionamiento de su marca, buscando seguir llegando a más personas a través de su trabajo artístico.
Además explicó que uno de sus sueños es exponer en diversos espacios de la zona conurbada y mediante talleres presenciales encaminar a las nuevas generaciones.
Sus piezas pueden ser apreciadas en: https://www.montserratmaciel.com/