/ viernes 27 de noviembre de 2020

Las escritoras latinoamericanas hemos ganado espacios, pero aún nos falta: Luciana Prodan

Autora del exitoso libro "La perfecta casualidad de seguir con vida", el cual se presentó en septiembre de este año

Primera Parte

Luciana Prodan nació en Buenos Aires, en 1977. Es locutora nacional, periodista y escritora. Cursó sus estudios en el Instituto Superior de Enseñanza en Comunicación (ISEC) y figura como egresada destacada de dicha institución.

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Ha trabajado en los principales medios de su país, tanto en radio como en televisión. Entre los más destacados se encuentran FM 100, Vale 97.5 y Utilísima Satelital. Además, se desempeña como redactora y colaboradora en varios medios gráficos como las revistas Para ti y Noticias, para las que realiza crónicas, columnas y entrevistas a diferentes personalidades. Actualmente colabora también con medios españoles.

Luciana es una narradora de historias de terror psicológico, que tienen un gran éxito en España.

En octubre de 2016, en el Teatro La Casona se estrenó Amarrados, su primera obra de teatro como autora. En agosto de 2017 presentó "En sangre viva" (Moglia Ediciones), su primer libro de cuentos.

Su libro "La Perfecta Casualidad de Seguir Con Vida", que en España publicó Editorial Huso, en México será editado por Distribuidora Madre Editorial.

¿Quién es Luciana Prodan?

Es muy complejo autodefinirse. Por otra parte, ¿quién sabe realmente quién es? A veces somos unos… a veces somos otros. Creo que por suerte o por desgracia vamos mutando todo el tiempo. Y que todos esos cambios son los que nos vuelven humanos. Más mundanos.

Desconfío absolutamente de cualquiera que pueda definirse sin dudar de su propia existencia. Del que dice saberse todo entero, pero que se desentiende de sus matices. De sus... ¿raíces? Es decir, estamos hechos de detalles.

De cosas que parecen imperceptibles, pero que, en realidad, son las mismas que nos constituyen y nos definen. Las que nos hilan generando nuestro propio entramado (que siempre será único e irrepetible, y que tendrá más o menos roturas que el de los otros, claro).

Sin embargo, y para contestar tu pregunta, si de algo estoy segura es de que soy una mujer sensible y guerrera (o una gran contradicción, vaya uno a saber), que siempre luchó por lo que quiso y que lucha por lo que cree y por lo que quiere, aunque, en más de una oportunidad me perciba en carne viva (en medio de un mundo que gira en falso) y eso me lastime.

De todas maneras, y como dato al margen, hace rato que dejé de pelearme con eso y me entregué. Me di cuenta de que a pesar del dolor, esa sensibilidad (la que me constituye y hace de pluma y de filo al mismo tiempo) es la misma que en mi caso le da sentido a mi vida y me permite sobrevivirme.

Por suerte o por desgracia vamos mutando todo el tiempo: Prodan | Cortesía Luciana Prodan


¿Cómo descubriste tu vocación literaria?

Mi amor por la lectura comenzó en la infancia, cuando mi papá (quizás porque él no había tenido la posibilidad de leer ni estudiar) me regalaba cuentos y novelas de manera bastante compulsiva. Recuerdo que todos los viernes llegaba a casa con una colección diferente, y entonces su intención se transformaba en el mejor momento de la semana.

De mi semana. En mi momento anhelado. Sagrado. La certeza de saber que todas esas nuevas historias iban a estar muy pronto entre mis brazos, pero acunadas en su voz, me hacía inmensamente feliz. Era increíble para mí darme cuenta de que, a través de la lectura, tenía la posibilidad de viajar, ¿volar?, visitar otros lugares, conocer (o imaginar) otras personas, descubrir otros mundos.

Y después, si tengo que hablarte específicamente de la vocación, de mi vocación, es algo que surgió claramente después de mi trabajo y de mi oficio como periodista, pero sin dejar de lado mi otra profesión: soy locutora nacional y la oralidad en mis cuentos también está muy presente.

¿Consideras que tu trabajo como periodista permea con tus obras?

Sí, claro. La narrativa de los escritores/periodistas siempre estará viciada y enriquecida por el oficio, pero eso me parece un valor agregado, y no al revés. Algo que suma y enriquece. Que nos permite hacer foco en otras cosas. Tener y manejar ciertos recursos, en mi caso es fundamental durante todo el proceso creativo. El oficio, entre otras cosas, te da la posibilidad de jugar con los tiempos, la información, la historia, la psicología de los personajes, el ritmo, la cadencia.

¿Tienes alguna obsesión?

Tengo varias. Pero una de mis mayores obsesiones es la amenaza disfrazada de amparo. Esa paliza disfrazada de caricia que perturba y confunde. Que enloquece y nos lacera sin piedad en cualquier ámbito: social, familiar, político.

Me obsesiona la mugre debajo de la alfombra. Las miserias escondidas que están ahí, que intoxican, que se sienten y se padecen, pero no se ven. Esos venenos imperceptibles que nos van matando de a poco y que, en más de una oportunidad, bebemos de las manos de los más cercanos.

O de todos aquellos que, de la manera más patológica y perversa, se encargaron de ganarse nuestra confianza con la única intención de dañarnos. Me obsesiona la indefensión aprendida. El adoctrinamiento del dolor ajeno para beneficio propio. El sometimiento como arma, redención y excusa.

¿Cómo ha influido la pandemia en tu labor creativa?

No fue nada fácil. Pasé por muchas etapas (porque concentrarse era casi imposible), pero el trabajo me ayudó mucho. Sentir la obligación de tener que pensar, analizar, leer y realizar informes o reseñas en medio de un caos físico, psíquico y emocional sin precedentes, me obligó a no rendirme. A que el miedo no me gane.

A dejar de poner tanto la mirada en la pandemia y ocuparme de otras cosas. Por otra parte, la situación económica también era "monstruosa" y no podía darme ese lujo.

Y una de las cosas más importantes, o el motor más importante, fue "La perfecta casualidad de seguir con vida", mi libro de cuentos. Un libro de historias que no tienen nada que ver con esta tragedia, pero que se gestó y se parió en medio de la pandemia y no se podía descuidar.

¿Quiénes son tus autores preferidos y por qué?

Son varios, porque leo mucho y todo el tiempo, pero para no hacerlo demasiado extenso voy a nombrarte a mis imprescindibles. Esos que me acompañan todos los días de mi vida, desde hace muchos años y por diferentes motivos.

Alejandra Pizarnik: por su sensibilidad, su ternura, su fuerza. Por haber sido capaz de hilar las emociones y las sensaciones más intransferibles con una maestría y una brutalidad asombrosa.

Por su coherencia y su lucidez. La coherencia y la lucidez que muchos prefirieron disfrazar de locura, para no verse reflejados en los ojos de ella y espantarse. Y por ser poesía. Alejandra es poesía.

Clarice Lispector: por ser escritora, bruja, maga y hechicera de sus propias palabras. Creadora de su propia lengua. Por hacer un brebaje de su propio lenguaje y animarse a publicarlo. A romperlo y romperse. A entregarse. Por ser poesía, pasión y quimera. Clarice también es poesía.

Abelardo Castillo: uno de los mejores cuentistas del mundo. No puedo ser muy objetiva. Ha sido un gran maestro. Las atmósferas y los escenarios que crea en cada cuento (al margen de su narrativa) son impecables.

Y algo parecido sucede con los personajes. Los personajes de Abelardo son, están acá, al lado nuestro. Se hacen carne y no nos abandonan. Es imposible deshacerse de ellos. Y después (y sin entrar en detalles por motivos obvios) Liliana Heker, Hebe Uhart, Silvina y Victoria Ocampo, Kafka, Chéjov.

¿Consideras que las mujeres dominan la narrativa latinoamericana, tomando en cuenta la cantidad de libros de éxito que han sido publicados por diferentes escritoras?

Yo no creo que se trate de dominar nada, pero estoy convencida de que nos están dejando pasar. Que por mi primera vez, este lugar supuestamente otorgado, dejó de ser un simulacro y una falsa puesta en escena para transformarse, de a poco en una realidad. Creo también que es un espacio ganado y más que merecido, pero que todavía falta muchísimo.

Una de las obras de Luciana Prodan | Cortesía Luciana Prodan

Primera Parte

Luciana Prodan nació en Buenos Aires, en 1977. Es locutora nacional, periodista y escritora. Cursó sus estudios en el Instituto Superior de Enseñanza en Comunicación (ISEC) y figura como egresada destacada de dicha institución.

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Ha trabajado en los principales medios de su país, tanto en radio como en televisión. Entre los más destacados se encuentran FM 100, Vale 97.5 y Utilísima Satelital. Además, se desempeña como redactora y colaboradora en varios medios gráficos como las revistas Para ti y Noticias, para las que realiza crónicas, columnas y entrevistas a diferentes personalidades. Actualmente colabora también con medios españoles.

Luciana es una narradora de historias de terror psicológico, que tienen un gran éxito en España.

En octubre de 2016, en el Teatro La Casona se estrenó Amarrados, su primera obra de teatro como autora. En agosto de 2017 presentó "En sangre viva" (Moglia Ediciones), su primer libro de cuentos.

Su libro "La Perfecta Casualidad de Seguir Con Vida", que en España publicó Editorial Huso, en México será editado por Distribuidora Madre Editorial.

¿Quién es Luciana Prodan?

Es muy complejo autodefinirse. Por otra parte, ¿quién sabe realmente quién es? A veces somos unos… a veces somos otros. Creo que por suerte o por desgracia vamos mutando todo el tiempo. Y que todos esos cambios son los que nos vuelven humanos. Más mundanos.

Desconfío absolutamente de cualquiera que pueda definirse sin dudar de su propia existencia. Del que dice saberse todo entero, pero que se desentiende de sus matices. De sus... ¿raíces? Es decir, estamos hechos de detalles.

De cosas que parecen imperceptibles, pero que, en realidad, son las mismas que nos constituyen y nos definen. Las que nos hilan generando nuestro propio entramado (que siempre será único e irrepetible, y que tendrá más o menos roturas que el de los otros, claro).

Sin embargo, y para contestar tu pregunta, si de algo estoy segura es de que soy una mujer sensible y guerrera (o una gran contradicción, vaya uno a saber), que siempre luchó por lo que quiso y que lucha por lo que cree y por lo que quiere, aunque, en más de una oportunidad me perciba en carne viva (en medio de un mundo que gira en falso) y eso me lastime.

De todas maneras, y como dato al margen, hace rato que dejé de pelearme con eso y me entregué. Me di cuenta de que a pesar del dolor, esa sensibilidad (la que me constituye y hace de pluma y de filo al mismo tiempo) es la misma que en mi caso le da sentido a mi vida y me permite sobrevivirme.

Por suerte o por desgracia vamos mutando todo el tiempo: Prodan | Cortesía Luciana Prodan


¿Cómo descubriste tu vocación literaria?

Mi amor por la lectura comenzó en la infancia, cuando mi papá (quizás porque él no había tenido la posibilidad de leer ni estudiar) me regalaba cuentos y novelas de manera bastante compulsiva. Recuerdo que todos los viernes llegaba a casa con una colección diferente, y entonces su intención se transformaba en el mejor momento de la semana.

De mi semana. En mi momento anhelado. Sagrado. La certeza de saber que todas esas nuevas historias iban a estar muy pronto entre mis brazos, pero acunadas en su voz, me hacía inmensamente feliz. Era increíble para mí darme cuenta de que, a través de la lectura, tenía la posibilidad de viajar, ¿volar?, visitar otros lugares, conocer (o imaginar) otras personas, descubrir otros mundos.

Y después, si tengo que hablarte específicamente de la vocación, de mi vocación, es algo que surgió claramente después de mi trabajo y de mi oficio como periodista, pero sin dejar de lado mi otra profesión: soy locutora nacional y la oralidad en mis cuentos también está muy presente.

¿Consideras que tu trabajo como periodista permea con tus obras?

Sí, claro. La narrativa de los escritores/periodistas siempre estará viciada y enriquecida por el oficio, pero eso me parece un valor agregado, y no al revés. Algo que suma y enriquece. Que nos permite hacer foco en otras cosas. Tener y manejar ciertos recursos, en mi caso es fundamental durante todo el proceso creativo. El oficio, entre otras cosas, te da la posibilidad de jugar con los tiempos, la información, la historia, la psicología de los personajes, el ritmo, la cadencia.

¿Tienes alguna obsesión?

Tengo varias. Pero una de mis mayores obsesiones es la amenaza disfrazada de amparo. Esa paliza disfrazada de caricia que perturba y confunde. Que enloquece y nos lacera sin piedad en cualquier ámbito: social, familiar, político.

Me obsesiona la mugre debajo de la alfombra. Las miserias escondidas que están ahí, que intoxican, que se sienten y se padecen, pero no se ven. Esos venenos imperceptibles que nos van matando de a poco y que, en más de una oportunidad, bebemos de las manos de los más cercanos.

O de todos aquellos que, de la manera más patológica y perversa, se encargaron de ganarse nuestra confianza con la única intención de dañarnos. Me obsesiona la indefensión aprendida. El adoctrinamiento del dolor ajeno para beneficio propio. El sometimiento como arma, redención y excusa.

¿Cómo ha influido la pandemia en tu labor creativa?

No fue nada fácil. Pasé por muchas etapas (porque concentrarse era casi imposible), pero el trabajo me ayudó mucho. Sentir la obligación de tener que pensar, analizar, leer y realizar informes o reseñas en medio de un caos físico, psíquico y emocional sin precedentes, me obligó a no rendirme. A que el miedo no me gane.

A dejar de poner tanto la mirada en la pandemia y ocuparme de otras cosas. Por otra parte, la situación económica también era "monstruosa" y no podía darme ese lujo.

Y una de las cosas más importantes, o el motor más importante, fue "La perfecta casualidad de seguir con vida", mi libro de cuentos. Un libro de historias que no tienen nada que ver con esta tragedia, pero que se gestó y se parió en medio de la pandemia y no se podía descuidar.

¿Quiénes son tus autores preferidos y por qué?

Son varios, porque leo mucho y todo el tiempo, pero para no hacerlo demasiado extenso voy a nombrarte a mis imprescindibles. Esos que me acompañan todos los días de mi vida, desde hace muchos años y por diferentes motivos.

Alejandra Pizarnik: por su sensibilidad, su ternura, su fuerza. Por haber sido capaz de hilar las emociones y las sensaciones más intransferibles con una maestría y una brutalidad asombrosa.

Por su coherencia y su lucidez. La coherencia y la lucidez que muchos prefirieron disfrazar de locura, para no verse reflejados en los ojos de ella y espantarse. Y por ser poesía. Alejandra es poesía.

Clarice Lispector: por ser escritora, bruja, maga y hechicera de sus propias palabras. Creadora de su propia lengua. Por hacer un brebaje de su propio lenguaje y animarse a publicarlo. A romperlo y romperse. A entregarse. Por ser poesía, pasión y quimera. Clarice también es poesía.

Abelardo Castillo: uno de los mejores cuentistas del mundo. No puedo ser muy objetiva. Ha sido un gran maestro. Las atmósferas y los escenarios que crea en cada cuento (al margen de su narrativa) son impecables.

Y algo parecido sucede con los personajes. Los personajes de Abelardo son, están acá, al lado nuestro. Se hacen carne y no nos abandonan. Es imposible deshacerse de ellos. Y después (y sin entrar en detalles por motivos obvios) Liliana Heker, Hebe Uhart, Silvina y Victoria Ocampo, Kafka, Chéjov.

¿Consideras que las mujeres dominan la narrativa latinoamericana, tomando en cuenta la cantidad de libros de éxito que han sido publicados por diferentes escritoras?

Yo no creo que se trate de dominar nada, pero estoy convencida de que nos están dejando pasar. Que por mi primera vez, este lugar supuestamente otorgado, dejó de ser un simulacro y una falsa puesta en escena para transformarse, de a poco en una realidad. Creo también que es un espacio ganado y más que merecido, pero que todavía falta muchísimo.

Una de las obras de Luciana Prodan | Cortesía Luciana Prodan

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