Si algo nos ha sorprendido de nuestros viajes hasta la fecha es la cantidad impresionante de bellos paisajes que podemos recorrer en corto. En esta ocasión un traslado rápido por el Puente Tampico nos lleva a tan solo cruzar “nuestro charquito” y visitar una ciudad pintoresca con mucha historia.
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Pueblo Viejo, al norte de Veracruz, está próximo a cumplir sus 500 años de haber sido fundado, también es conocido como “El Diamante de la Huasteca”, un lugar que ya sea por los pasos de lancha o en vehículo puedes visitar por menos de 100 pesitos.
Empezamos nuestro recorrido desde el centro de la ciudad, un pintoresco kiosco en el que no aguantamos las ganas de sacar unas lindas fotos con las cámaras y es que gran parte de este lugar está ambientado con murales, uno en específico relata la historia de la ciudad.
“Aquí nos relata la historia la historia de la fundación de la ciudad, con Fray Andrés de Olmos que funda la ciudad de San Luis de Tampico, vemos las calaveras que representan el antiguo puerto de Tampico que era aquí”, comentó David Medina, secretario de Turismo de esta ciudad.
Siempre decimos que el contacto con la naturaleza es algo primordial para salir de la rutina y es impresionante como Pueblo Viejo se fusiona de manera perfecta con ella. Explorando sus calles, la sombra de los árboles acarician nuestros rostros teniendo el cantar de las aves de fondo.
En nuestro recorrido por el centro de la ciudad nos encontramos con uno de los atractivos inaugurados recientemente para incentivar el turismo en la zona. Su nuevo mirador en el litoral de la laguna de Pueblo Viejo, con sus llamativos colores, te hace admirar la inmensidad de este vaso lacustre.
Entre las particularidades nos encontramos que parte del agua que se abastece la ciudad proviene de propios manantiales de esta parte del norte de Veracruz.
“Esta agua viene de la fuente de manantial, justo esta colonia se llama así, es una de las soluciones al desabasto de agua, es limpia es virgen, cristalina, hasta se puede beber de ella sin ningún problema”, comentó David.
Ya luego de unas cuantas fotos y unas clases de historia es que el estómago demandaba por un buen alimento, a lo que visitamos uno de los lugares con mayor tradición en la zona, “La Posta de Don Zenón” fundado en 1986, nos abrió las puertas para conocer la gastronomía de esta región.
La sazón que doña Mirna Navarro Gutiérrez pone a los famosos “ostiones a la diabla” sorprenden hasta para aquellos que no son fanáticos de los mariscos y la torta bañada es realmente considerable para compartir en familia.
“Muchos vienen específicamente por los ostiones al a diabla, pero también están nuestros camarones en escabeche que son un platillo regional que nació de aquí”, concluyó la amable cocinera.
Nos brinda una tranquilidad pasear por las calles de este municipio donde lo que más nos atrajo fue la calidez de la gente, sin importar si te conozcan o no, el trato es fraternal, recibiendo saludos de extraños como si de un viejo amigo se tratara.
Así despedimos a Pueblo Viejo, como una vieja amiga que siempre recibirá a quienes busquen salir de la rutina, aquí... en corto.
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