/ domingo 25 de octubre de 2020

Licor de frutas, sabor a tradición

La familia Castelán, del municipio de Chontla, es promotora de la cultura huasteca, especialmente de la elaboración de licor de frutas

Ya sea solos, durante o después del postre, los licores se han convertido en una bebida única que la sociedad disfruta desde hace muchos años, por su gran sabor, efecto y tradición.

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El licor es una bebida alcohólica obtenida por maceración en aguardiente de hierbas o frutos, que a veces son endulzados con sacarosa, azúcar de uva, mosto o miel, con una riqueza en azúcares superior a 100 gramos/litro (expresado en sacarosa).

Según la historia, los licores derivan de las hierbas medicinales, generalmente preparadas por monjes, como los benedictinos; algunos de ellos son preparados por infusión de ciertas maderas, frutas o flores en agua o alcohol, aguardiente, alcohol etílico y añadiendo azúcar, etc.

La distinción entre licor y otras bebidas alcohólicas no es simple, especialmente porque en la actualidad muchas bebidas alcohólicas están disponibles con sabores dulces. Sin embargo, las bebidas alcohólicas con sabor no son preparadas por infusión.

Es importante mencionar que el contenido de alcohol no es una característica distintiva, ya que la mayoría de los licores tienen menos grados de este ingrediente que bebidas alcohólicas como los aguardientes, pero algunos licores pueden tener hasta 70 grados.

TRADICIÓN HUASTECA

El licor de frutas es una bebida tradicional que ha sido fuente de trabajo, desarrollo y tradición en la cocina huasteca.

En el municipio de Chontla, Veracruz, la familia Castelán es un referente en la elaboración de este producto.

Don Oliverio Castelán comparte con Aderezo como han sido estos más de 25 años de experiencia en la producción de esta artesanal bebida, la cual gracias a su sabor único, elaboración y gran respeto a la tradición se conserva de generación en generación.

“Hacemos de varias frutas, aprovechamos también de frutas de temporada como lo es el jobo, pero el sabor que más éxito ha tenido es el de maracuyá y coco; aparte del capulín y mora, estos dos son frutos son escasos, pero cuando se dan aprovechamos”, describe Oliverio.

La promoción del arte y la cultura huasteca fue lo que acercó a don Oliverio y su familia a la elaboración del licor de fruta, ya que en una de las ferias a las que asistió -en el Museo de Arte y Cultura- tuvo la oportunidad de ser parte de un taller en donde aprendió la técnica de elaboración.

“En las muestras gastronómicas que participábamos conocimos a quienes hacían licor e impartieron un taller, yo asistí, les aprendí mucho; pero no fue hasta que se acercaban los quince años de mi hija que se nos ocurrió hacerlo y les gustó mucho a todos, tuvo mucho éxito”, comparte al preguntarle cuando fue la primera vez que elaboró el primer licor de maracuyá.

Al apreciar el éxito del primer licor preparado, Oliverio decidió preparar ahora licor de jobo, ya que en la zona de la huasteca es un fruto que se da en grandes cantidades, obteniendo gran respuesta de sus clientes.

“Nos da mucho gusto que la gente nos reconozca por este tipo de aportación gastronómica. Por lo regular aquí en la huasteca hay muchos lugares donde se realiza el licor, nosotros marcamos la diferencia porque nuestro licor lleva más fruta que agua ardiente, siendo agradables al paladar”, narra el artesano.

Al preguntarle cuál sería el maridaje ideal para el licor de fruta, don Oliverio mencionó con gran entusiasmo “¡el licor va con todo!” y recomienda el ceviche de palmito, algún postre o simplemente solo, para convivir.

Cortesía: Oliverio Castelán

UN TRABAJO EN EQUIPO

La esposa de don Oliverio, Martha Lilia de Castelán, se ha convertido en su compañera y también equipo, ya que ella ha sido su más grande impulsora en la elaboración del licor de frutas y juntos han crecido llevando su sabor a distintos países.

“Esto ha sido un logro que nunca nos imaginamos. Nosotros empezamos hace muchos años, teníamos la inquietud de hacer algo distinto porque teníamos la fruta y solo la usábamos para hacer agua, hasta que en los festivales nacionales de la Huasteca aprendimos a hacer el licor”, detalla la también creadora de “La Choza”, un restaurante en el centro de Chontla.

Martha Julia explica que desde que iniciaron hasta el día de hoy el producto que ellos elaboran se distingue por su calidad y los cuidados que le dan para que se conserve 100% artesanal.

“Así como iniciamos, así lo hemos conservado; 100% artesanal con mucha fruta, con una miel especial y todo eso nos ha dado un buen resultado, dándonos así grandes logros, ya que seguimos participando en muestras nacionales” dice.

La familia Castelán ha tenido la oportunidad de representar a Veracruz en diversas muestras culturales gracias a su licor de frutas, todo esto con la invitación de diversas instituciones con el fin de darlos a conocer.

“Nuestro producto ha llegado a varios países como París y Estados Unidos, mi esposo tuvo un intercambio precisamente se fue a Cuba donde representó la cultura mexicana y todo lo que engloba la elaboración de este licor”, describe.

AFECTACIONES POR COVID-19

La familia Castelán, como todos los emprendedores y artesanos del país, se vio seriamente afectada debido a la contingencia sanitaria, su producción se detuvo y también fueron canceladas sus participaciones en algunos festivales de arte.

“Teníamos en mente participar en un festival en Aquismón, con la pandemia todo se suspendió, hasta nuestra producción tuvo que parar, ya que nuestro material lo traen de fuera, el aguardiente también tuvo una afectación, pero aun así estamos muy contentos de todo lo logrado”, comparte doña Martha.

Por su parte, don Oliverio detalla que ellos no pierden la fe de que al concluir esta situación sanitaria puedan reanudar su producción y también la promoción de la cultura huasteca.

Cortesía: Oliverio Castelán

Ya sea solos, durante o después del postre, los licores se han convertido en una bebida única que la sociedad disfruta desde hace muchos años, por su gran sabor, efecto y tradición.

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El licor es una bebida alcohólica obtenida por maceración en aguardiente de hierbas o frutos, que a veces son endulzados con sacarosa, azúcar de uva, mosto o miel, con una riqueza en azúcares superior a 100 gramos/litro (expresado en sacarosa).

Según la historia, los licores derivan de las hierbas medicinales, generalmente preparadas por monjes, como los benedictinos; algunos de ellos son preparados por infusión de ciertas maderas, frutas o flores en agua o alcohol, aguardiente, alcohol etílico y añadiendo azúcar, etc.

La distinción entre licor y otras bebidas alcohólicas no es simple, especialmente porque en la actualidad muchas bebidas alcohólicas están disponibles con sabores dulces. Sin embargo, las bebidas alcohólicas con sabor no son preparadas por infusión.

Es importante mencionar que el contenido de alcohol no es una característica distintiva, ya que la mayoría de los licores tienen menos grados de este ingrediente que bebidas alcohólicas como los aguardientes, pero algunos licores pueden tener hasta 70 grados.

TRADICIÓN HUASTECA

El licor de frutas es una bebida tradicional que ha sido fuente de trabajo, desarrollo y tradición en la cocina huasteca.

En el municipio de Chontla, Veracruz, la familia Castelán es un referente en la elaboración de este producto.

Don Oliverio Castelán comparte con Aderezo como han sido estos más de 25 años de experiencia en la producción de esta artesanal bebida, la cual gracias a su sabor único, elaboración y gran respeto a la tradición se conserva de generación en generación.

“Hacemos de varias frutas, aprovechamos también de frutas de temporada como lo es el jobo, pero el sabor que más éxito ha tenido es el de maracuyá y coco; aparte del capulín y mora, estos dos son frutos son escasos, pero cuando se dan aprovechamos”, describe Oliverio.

La promoción del arte y la cultura huasteca fue lo que acercó a don Oliverio y su familia a la elaboración del licor de fruta, ya que en una de las ferias a las que asistió -en el Museo de Arte y Cultura- tuvo la oportunidad de ser parte de un taller en donde aprendió la técnica de elaboración.

“En las muestras gastronómicas que participábamos conocimos a quienes hacían licor e impartieron un taller, yo asistí, les aprendí mucho; pero no fue hasta que se acercaban los quince años de mi hija que se nos ocurrió hacerlo y les gustó mucho a todos, tuvo mucho éxito”, comparte al preguntarle cuando fue la primera vez que elaboró el primer licor de maracuyá.

Al apreciar el éxito del primer licor preparado, Oliverio decidió preparar ahora licor de jobo, ya que en la zona de la huasteca es un fruto que se da en grandes cantidades, obteniendo gran respuesta de sus clientes.

“Nos da mucho gusto que la gente nos reconozca por este tipo de aportación gastronómica. Por lo regular aquí en la huasteca hay muchos lugares donde se realiza el licor, nosotros marcamos la diferencia porque nuestro licor lleva más fruta que agua ardiente, siendo agradables al paladar”, narra el artesano.

Al preguntarle cuál sería el maridaje ideal para el licor de fruta, don Oliverio mencionó con gran entusiasmo “¡el licor va con todo!” y recomienda el ceviche de palmito, algún postre o simplemente solo, para convivir.

Cortesía: Oliverio Castelán

UN TRABAJO EN EQUIPO

La esposa de don Oliverio, Martha Lilia de Castelán, se ha convertido en su compañera y también equipo, ya que ella ha sido su más grande impulsora en la elaboración del licor de frutas y juntos han crecido llevando su sabor a distintos países.

“Esto ha sido un logro que nunca nos imaginamos. Nosotros empezamos hace muchos años, teníamos la inquietud de hacer algo distinto porque teníamos la fruta y solo la usábamos para hacer agua, hasta que en los festivales nacionales de la Huasteca aprendimos a hacer el licor”, detalla la también creadora de “La Choza”, un restaurante en el centro de Chontla.

Martha Julia explica que desde que iniciaron hasta el día de hoy el producto que ellos elaboran se distingue por su calidad y los cuidados que le dan para que se conserve 100% artesanal.

“Así como iniciamos, así lo hemos conservado; 100% artesanal con mucha fruta, con una miel especial y todo eso nos ha dado un buen resultado, dándonos así grandes logros, ya que seguimos participando en muestras nacionales” dice.

La familia Castelán ha tenido la oportunidad de representar a Veracruz en diversas muestras culturales gracias a su licor de frutas, todo esto con la invitación de diversas instituciones con el fin de darlos a conocer.

“Nuestro producto ha llegado a varios países como París y Estados Unidos, mi esposo tuvo un intercambio precisamente se fue a Cuba donde representó la cultura mexicana y todo lo que engloba la elaboración de este licor”, describe.

AFECTACIONES POR COVID-19

La familia Castelán, como todos los emprendedores y artesanos del país, se vio seriamente afectada debido a la contingencia sanitaria, su producción se detuvo y también fueron canceladas sus participaciones en algunos festivales de arte.

“Teníamos en mente participar en un festival en Aquismón, con la pandemia todo se suspendió, hasta nuestra producción tuvo que parar, ya que nuestro material lo traen de fuera, el aguardiente también tuvo una afectación, pero aun así estamos muy contentos de todo lo logrado”, comparte doña Martha.

Por su parte, don Oliverio detalla que ellos no pierden la fe de que al concluir esta situación sanitaria puedan reanudar su producción y también la promoción de la cultura huasteca.

Cortesía: Oliverio Castelán

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