Se cree que el 18 de agosto del año 293 a.e.c, se construyó el primer templo a la diosa Venus, personificación del amor, la belleza, la sensualidad y la fertilidad. Sin embargo, la exactitud de la fecha, así como la interpretación del canon de la mitología romana, son temas controvertidos.
¿Qué sabemos sobre esta diosa a la cual artistas como Botticelli, Tiziano, Boucher y Canova le dedicaron algunas de sus mejores obras?
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Depende a quien le preguntes, algunos te dirán que Venus tiene carácter propio. Otros, en cambio, van a sostener que es una copia casi exacta de su homónima en la mitología griega: Afrodita.
Para salvar tal distancia, vamos a recurrir a Cleopatra, la última faraón de Egipto, quien aseguraba ser una reencarnación de Isis, Afrodita y Venus.
¿Qué sabemos sobre Venus?
Gracias al artículo “Venus” de Brittany García publicado en la Enciclopedia de Historia Mundial (WHE), sabemos que Venus nació de la espuma del mar y de la sangre de Caelus, dios del cielo, después de que fue castrado por Saturno, dios del tiempo.
Se comenta que los dos principales antagonistas de la diosa eran Vulcano, su esposo, y Marte, su querido. Con este último tuvo múltiples hijos, entre ellos, el miedo, el terror, la armonía y el erotismo.
¿Qué sabemos sobre Afrodita?
La fama de Afrodita es polémica. Homero, el poeta griego, por ejemplo, la acusa en sus obras “La Ilíada” y “La Odisea” de hechizar a Helena de Esparta y convencerla de huir, en un estado alterado de conciencia, con París de Troya.
Desatando así un conflicto bélico entre ambos países que duró cerca de 10 años y que terminó con el poderío de la casa de Príamo.
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Afrodita nació de la espuma del mar y de la sangre de Urano, mutilado por Cronos; fue esposa de Hefestos por mandato de Hera, madre de los dioses; al tiempo que mantenía un romance paralelo con Ares, el dios de la guerra en su aspecto más violento, quien además era hijo de Hera.
Uno de los pasajes mitológicos más famosos cuenta que para exhibir la infidelidad de su esposa, Hefestos, dios del fuego y de las artesanías, colocó cadenas de oro en la alcoba nupcial. Cuando Afrodita y Ares quedaron prisioneros entre los eslabones, la noticia se divulgó en el Olimpo haciendo sorna de ellos.
El artículo “Afrodita” de Mark Cartwright para HWE, sostiene que a la diosa a menudo se le veía en compañía de:
- Hebe: diosa de la juventud
- Las Horas: diosas de la naturaleza
- Dice: diosa de la justicia terrenal
- Temis: diosa de la voluntad
- Aglaya: diosa del esplendor
- Eufrósine: diosa de la alegría
- Talía: musa de la comedia en el teatro
- Eunomia: diosa de la legislación
- Hímero: dios del amor no correspondido
- Las Gracias: belleza, júbilo y floreciente
La sensualidad en el arte
Tanto Venus como Afrodita son descritas en sus respectivas mitologías como hermosas mujeres resplandecientes y sonrientes.
En el mundo de la pintura una de las piezas más conocidas sobre este tema es “El nacimiento de Venus” de Sandro Botticelli. De acuerdo con “Google Arts and Culture", la pieza fue encargada por Lorenzo di Pierfrancesco de Medici, cerca del año de 1484, con el objetivo de adornar la villa de Castello.
En 1538, Tiziano Vecellio vendió uno de sus cuadros a Guidobaldo della Rovere, duque de Urbino. La protagonista de la pintura era una mujer desnuda, recostada plácidamente en una cama.
De forma posterior a su adquisición, los propietarios coincidieron en que la joven en el retrato no era otra que Venus y nombraron a la pieza: “La Venus de Urbino”.
Pronto la fama de la diosa del amor se extendió de Italia al respeto de Europa. En 1740, François Boucher dio a conocer “El triunfo de Venus”, el óleo sobre lienzo representa a la diosa de la belleza y la sensualidad rodeada por su corte.
La influencia de la mitología daría lugar a que entre 1804 y 1808, Pauline Borghese Bonaparte, hermana de Napoléon Bonaparte, en ese momento emperador de Francia, posará desnuda para Antonio Canova, sosteniendo una manzana, en clara alusión a Afrodita bajo el nombre de Venus.
La manzana de Afrodita
En la mitología griega, Afrodita, Hera y Atenea, la diosa del amor, del hogar y de la sabiduría, respectivamente, se pelearon por obtener una manzana. El fruto fue colocado en una mesa por Eris, diosa de la discordia, asegurando que pertenecía a la más bella de las divinidades del Olimpo.
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Eris hizo esto como represalía por no ser invitada a la boda de Peleo y Tenis, evento al cual sí fueron convocados el resto de los dioses.
Zeus al temer las represalias de favorecer a una diosa sobre otra, determinó que sería un mortal quien elegiría a la ganadora. El (des) afortunado fue París de Troya. Mientras Hera le prometió convertirlo en el hombre más poderoso del mundo, Atenea le ofreció sabiduría.
Sin embargo, fue Afrodita quien obtuvo el fruto a cambio de un acuerdo: París de Troya conocería a la mujer más hermosa del mundo y ella sería suya.
Aunque la diosa cumplió su promesa, no le advirtió al joven que el romance le costaría la vida de su hermano Héctor, príncipe heredero de Troya, la esclavitud de su pueblo e incluso su propia existencia.
Hasta aquí termina nuestro recorrido por la mitología griega y romana, ambas tradiciones comparten características en común, en cada una de ellas, es un personaje femenino quien encarna el amor, el deseo, la belleza y la voluptuosidad.
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No sabemos si el primer templo para Venus se alzó un 18 de agosto del 293 a.e.c., lo que podemos señalar es que su influencia continúa hasta nuestros días. Se dice que aquellos que escuchan los susurros de Afrodita, en cualquiera de sus versiones, son conducidos a la locura y a una pequeña muerte.