El estado Al Bayt vivió uno de los partidos más esperados de la primera fase de la Copa del Mundo Qatar 2022. Sin ser espectacular, el juego no decepcionó. Los casi: 69 mil aficionados que se dieron cita llegaron en calma y se fueron igual. Con esa tranquilidad que dan los empates. Nada para nadie.
Tiene España una innegable herencia del futbol del Barcelona. El efecto Luis Enrique, se puede llamar, pero ese futbol viene desde antes y desde lejos, con Johan Cruyff, pasando por Pep Guardiola.
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Tiene, además, ese parentesco con el triángulo que le dio dos Eurocopas y un Campeonato de Europa.
Porque Gavi y Pedri no son Xavi e Iniesta, pero se parecen en las formas, mientras Sergio Busquets se hace eterno con el 5 y la propiedad del mediocampo español.
Enfrente tuvo, sin embargo, una mejor versión de Alemania de la que cayó sorpresivamente con Japón. En algo tuvo razón el cuestionado Tata Martino tras la primera ronda de partidos. Los grandes no se equivocan dos veces, dijo el técnico argentino de la Selección Mexicana y hasta ahora no erró.
España dominó la primera parte con el futbol de control del balón, toque corto y rápido. Salidas al frente a la menor oportunidad. No tuvo, sin embargo, la ventaja en el marcador.
Por el contrario, Antonio Ruediger se encontró totalmente solo un balón dentro del área y lo cabeceó para vencer a Unai Simón. Tan solo que estaba fuera de lugar y el VAR echó para abajo el gol.
Las intentonas de Ferrán Torres y Dani Olmo por las bandas, y de Gavi y Pedri por el centro no pasaron de generar emoción. 0-0 para el descanso, pero daba la sensación de que era cuestión de tiempo para que la Furia Roja se adelantara.
Y lo hizo al minuto 62 con una conexión Barcelona-Madrid: desbordó por la izquierda Jordi Alba, centró, y Álvaro Morata, delantero del Atleti, cerró para definir con parte externa por arriba de Manuel Neuer.
Cambió entonces la táctica Alemania y mandó el técnico Hansi Flick presión alta para buscar el error de la zaga ibérica, sabedor de que Luis Enrique no permite salir a balonazos. A puro toque, aunque cueste el doble.
Ordenó cambios el estratega germano a la cancha y le funcionaron. Leroy Sané sirvió para Jamal Musiala, que arrastró el balón al área y ahí se lo ‘robó’ Niclas Fuellkrug para sacarle el empate al cuadro español.
En los minutos finales hubo más esfuerzo que buen futbol. España se llevó poca recompensa por haber tenido el balón más tiempo, como suele, pero el resultado lo deja en buena posición. Un empate ante Japón en la última jornada le asegura el pase; con la victoria, es líder. Alemania, por su parte, llega obligado a vencer a Costa Rica y esperar que la Furia Roja le haga el favor de al menos empatar con los ticos. Parece fácil.
Nota publicada originalmente en ESTO