Cancha del Tamaulipas, partido entre Jaibos y Gallos que contienden el balón por todos los escondrijos del herbaje esmeralda. Fortísimos rayos de sol parecen fundir a las dos escuadras que al momento se encuentran empatados. Un grito vibrante de la fanaticada celeste inunda todo el recinto para convertirse en un mismo aliento “¡Jaibos, jaibos, jaibos, jaibos!”.
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Minuto 16. Franco, en su propio territorio, detiene al jaibero Lira para que Garibaldi cobre la falta cediendo pelota apenas adelante del semicírculo de medio campo para que “Chocolate” Hernández, quien sólo se encamina tres pasos, suelte tremendo escopetazo desde aproximadamente 40 metros para que el balón habite el ángulo superior derecho del cancerbero jalisciense Marco Antonio Paredes, decretando impresionante anotación para el 2 a 1 a favor de los celestes.
José Luis Hernández fue contratado para jugar en nuestro puerto por el Tampico de segunda división en el torneo 71-72. Precisamente en ese tiempo es cuando se le bautiza futbolísticamente. -En un viaje que hicimos a Guadalajara -rememora Hernández- subía las escaleras del hotel cuando escucho que el centro delantero Miguel Saint André gritó “Chocolate”; imaginé inmediatamente que se refería a mi persona, desde entonces empezaron a conocerme de esa forma.
Minuto 33, Pomarico se maneja a profundidad por el corredor derecho, cediendo fuera del área grande para que aparezca “Chocolate” Hernández, quien prende el esférico con furia desmedida para incrustarlo en el rincón para el 4 a 1.
Cristiano Ronaldo externa: “Hay que aprender el oficio para ser el mejor, no vale sólo con el talento”. En ese sentido “Chocolate” Hernández potencializaba sus virtudes. -En los entrenamientos practicaba pegarle a la pelota en movimiento, pateando desde fuera del área grande para irme retirando cada vez más lejos, aprovechando que a nivel del mar cuando golpeas el balón en su trayectoria se va moviendo. Inclusive retirado, con Tomás Boy dirigiendo al Tampico-Madero en la temporada 89-90, jugábamos quién pateaba la pelota para pegarle primero al travesaño.
Este fino jugador comenzó su carrera profesional a principios de los setenta convirtiéndose en protagonista del medio campo deteniendo avances hostiles, recuperando, controlando el juego, cediendo rápido hacia el frente. - Gozaba de repartir juego - comenta Hernández-, poseer contacto con el esférico, arribar hasta la portería porque como medio de contención llegas al área contraria con facilidad, si eres inteligente llegas hasta solo, por los movimientos que logras. La mayoría de los jugadores sólo observan el balón no a los jugadores que entran cuando están defendiendo; en ese instante es cuando debes aprovechar los espacios que dejan.
Acerca de la buena administración de la pelota, “Chocolate” Hernández señala: - Es fundamental asegurar el dominio del juego mediante el esférico. El "Gallo” Jáuregui me solicitaba que no se descompusiera la media cancha, que tuviera orden, que manejara los tiempos. Igualmente, don José Antonio Roca, que cuando fuéramos ganando manejáramos el partido, que si el balón salía no sacar apresuradamente, no perder el balón porque mientras no lo obtuviera el rival no te causaría daño.
Minuto 56, Paredes acomoda la barrera al tiempo que Garibaldi y Bartolotta, fuera del área grande, intentan ponerse de acuerdo quién patea por encima de la muralla humana. El árbitro suena su ocarina, Bartolotta en corto ofrece la pelota para el arribo sorpresivo de “Chocolate” Hernández, quien detona cañón para el 6 a 2. – Aprovechaba la virtud de pegarle a la pelota en movimiento – explica –Hernández - tomando en cuenta el factor sorpresa para el arquero, mostrándome bien ubicado para que los compañeros cedan el balón con facilidad y pueda tirar visualizando a qué lugar de la portería voy a golpear la pelota.
El filósofo del futbol moderno, Jorge Valdano, menciona: “Tratar bien al balón es tratar bien al aficionado”; por esa razón Hernández evoca: -Esas tardes de domingo significaban una alegría enorme porque jugábamos para una fanaticada entregada, aunque siempre he externado que no debemos esperar a que el público apoye, nosotros tenemos que brindarnos realizando el mejor futbol que poseamos, ponerlo a beneficio de la escuadra porque al final la gente quiere que su equipo triunfe. En aquel tiempo, gracias al futbol poseíamos una mayor relación entre jugadores y público, no sólo en la cancha la fanaticada se entregaba, también en las calles la gente te detenía para contarte sus puntos de vista. Los niños jugaban a parecerse a Bertocchi, Revetria, “Chocolate” Hernández, de ese modo el compromiso de jugadores se significa mayúsculo, porque existía una identificación mutua, una especie de amistad.
“La Saeta Rubia” Alfredo Di Stéfano expresó: “Marcar un gol es hacer el amor”, hecho maravilloso que describiría el periódico El Sol de Tampico el 17 de marzo en su encabezado deportivo: “Fue la apoteosis del gol, 'Chocolate' Hernández la gran figura del encuentro”, refiriéndose al partido del domingo 16 de marzo de la temporada 79-80 cuando el Tampico FC venció en una locura de goles al Jalisco 7 a 5. -Fue un partido extraño - alude Hernández - porque nunca se ven tantos goles. Ese domingo clavé tres anotaciones realizando lo que un jugador debe exhibir en la cancha: Concebir movimientos, desmarcarte, ser más inteligente que el rival. Lograr ese tipo de goles fue una constante en mi carrera, cuando jugaba de compañero junto a Bertocchi con el físico que poseía la cubría, me la ponía de lado y llegaba de atrás para pegarle con la meta bien fijada en mi cabeza.
Hernández, quien se retiró a mediados de la temporada 88-89, concluye: - Pienso que el reconocimiento que brinda la gente se gana, conduciéndote con disciplina porque la disciplina es una serie de enseñanzas que vas a aprendiendo. El futbol es un trabajo, es mi profesión, y soy un profesional del futbol.