“¡Indios, indios, indios!” resuena tozudamente sobre las gradas del campo José Zorrilla en donde Real Valladolid y Tampico Futbol Club compiten, cerca de la medianoche (antes, a las 7:30 pm, se habían disputado el tercero y cuarto lugar, pasando el Burgos 3 a 1 sobre la selección de Honduras), por la obtención del majestuoso Trofeo “Ciudad de Valladolid”.
28 DE AGOSTO DE 1980
Valladolid mueve la pelota por todo el herbaje intentando conseguir la copa que les permitiera refrendar su nueva investidura de Primera División.
-Su público los apoyaba fuertemente - rememora Alejandro Ojeda - sólo que se fueron enardeciendo porque observaban que transcurría el tiempo, que no podían contra nosotros.
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Tanto afición como jugadores vallisoletanos empezaron a desesperarse, a entrar con mayor arresto, situación que obligó a que apeláramos a nuestro carácter, a la técnica, a desdoblar buen futbol.
A donde Tampico iba dejaba magnífica impresión - menciona Antonio Lomas, directivo jaibo. - No sólo por su juego sino también por su vistoso uniforme. En ese cuadrangular en Valladolid un grupo de jóvenes españoles enviaron una carta al club solicitando nuestro apoyo para vestirlos para jugar en su torneo amateur, decidiendo apoyarlos, entregándoles todos los arreos para jugar futbol.
Los muchachos, al igual que nosotros, quedaron honrados que un equipo llamado “El Nacional” estuviera jugando durante varios años en la planicie española con el uniforme de la Jaiba Brava.
FUERTE MEDIO CAMPO
Valladolid no puede horadar la meta jaiba, Tampico se desplaza con toque de balón educado, apoyado en un medio campo de fuerza y talento. Ojeda impone personalidad, Galindo comienza a mostrar destellos de ese futbol que desarrollaría en el futuro para ser considerado “El Maestro”; Neri Castillo (que fue prestado por el Atlético Potosino como refuerzo para la gira por España) con destreza bajaba a la media para surtir balones a Revetria y Pomarico.
Concluía el espectáculo del primer tiempo para comenzar otro en el área de palco. - En las latitudes ibéricas - alude Antonio Lomas – se acostumbra poner, para convivir durante los 15 minutos del intermedio instalar una mesa donde se colocaban carnes frías, vino tinto, panecillos. Un servidor llevaba una caja de tequilas, obsequiando una a cada presidente de los conjuntos a los que enfrentábamos. La botella la colocaba en la mesilla de la comida, siendo esta bebida bastante festejada por los comensales puesto que el tequila era de buena marca.
CON EL ÁRBITRO Y LA AFICIÓN EN CONTRA
Inicia el segundo tiempo, bajo la noche sombría como testigo de las escuadras que intentan lacerar las porterías rivales. -En Europa desplegamos carácter y valentía - refiere Alejandro Ojeda - cuando en ese tiempo no se conocía nada de los equipos de aquella tierra, tampoco sabían nada de nosotros. Jugábamos al futbol sin complejos; lo mismo enfrentábamos a Pelé que a Eusebio “la pantera Mozambique”.
Fueron partidos donde jugabas estando la moneda en el aire, hasta que marchó Hugo Sánchez a España empezamos a conocer de los onces españoles. Ahora, gracias a la tecnología, podemos mirar partidos de todo el mundo.
El talentoso exfutbolista Hristo Stoichkov expresó: “Dios estaba con nosotros, pero el árbitro no”. Partido que se manifiesta “in crescendo”, dejando el colegiado de marcar faltas hacia los jugadores tampiqueños, vislumbrándose la sombra del favoritismo contra los jugadores aztecas.
Minuto 10. Benjamín Galindo, que es de los jaibos más golpeados por su buen trato de pelota, comete falta sobre un vallisoletano que ante los reclamos y empujones de ambos bandos se arma una formidable batalla campal. - El arbitró estaba beneficiando al Valladolid – recuerda Antonio Lomas -, querían que el trofeo se quedara en ese lugar, por eso se formó el conato de bronca porque nuestros jugadores estaban molestos que el silbante señalara todo a los de casa, mientras que a ellos cuando les pegaban no marcaba la falta.
-El grito de “indios” por parte del público se sentía impresionante - afirma Antonio Lomas - porque las gradas estaban pegadas al terreno de juego; de hecho, no sólo la afición arremetía contra nuestros jugadores en el campo, también trataban de agredir a los de la banca.
Marón llegó a gritarles que ellos eran los rateros porque se habían traído el tesoro de México. Golpes, empellones, manoteos, persecuciones por ambos equipos se siembran por toda la anchura de la hacienda verde, que hacen que algunos equiperos jaibos tengan que juntar espalda a espalda para evitarse ser dañados, mientras el público se manifestaba encolerizado.
El exjuez central Pierluigi Colina anotó: “El futbol no es un juego perfecto. No comprendo por qué se quiere que el árbitro lo sea”. El colegiado, gracias a la “cámara húngara”, decide terminarla expulsando a 3 jugadores tampiqueños y 2 del Valladolid.
EL PARTIDO SIGUIÓ
Al reanudarse el encuentro, apenas un minuto después, el azteca Basilio Salazar” golpea a Rusky para convertirse en el cuarto jaibo desterrado. Ya con el equipo diezmado - expresa Antonio Lomas- vendría el gol del Valladolid aunque Tampico continuó arriesgando, intentando ganar.
Por su parte, Alejandro Ojeda apunta: - El encuentro siguió caliente en el campo y en la tribuna con la fanaticada local gritándonos toda suerte de insultos, situación que no logró impresionarnos porque sabíamos que nuestro papel significaba conseguir la copa.
Minuto 85. Tiro de esquina a favor de los jaibos, todos van al abordaje, incluso el guardavalla Enrique Vázquez del Mercado que busca la anotación. Pomarico envía el balón al corazón del área para que un jaibo lo prolongue a la entrada de Vázquez del Mercado que con la cabeza conecta fuerte el esférico, bien colocado, obligando al portero ibérico Manuel Llácer a esforzarse por alcanzar el balón ante el alarido de peligro por parte del público.
A la mañana siguiente, el viernes 29 de agosto de 1980, el periódico español Diario de Burgos en su página 19 escribiría: “Valladolid, campeón de su torneo, vence al Tampico por mínima diferencia”, para seguir describiendo: “Lamentable espectáculo en la final por la serie de golpes entre ambos bandos. El juego estuvo interrumpido durante 8 minutos. A pesar de la superioridad numérica, el Valladolid, a falta de conjunto y de ideas y naturalmente influido por los nervios, no acertó en ningún momento a llevar el peligro sobre la meta azteca”.
-Pese a que el juez acuchilló al Tampico y ayudó a los locales – menciona Ojeda-, jugar en España fue una gran aventura que reforzó mi visión de practicar futbol por diversión, más que pensarlo como negocio, sobre todo en esa época en que se conjuntó una “Jaiba Brava” de hombres valerosos, dedicados a jugar buen futbol. Tampico continuaría su gira por España con dos encuentros más, contra Salamanca el 30 de agosto y que perdería 2 a 1, y el domingo 31 de agosto cuando La Cultural y Deportivo Leonesa golearían al cuadro jaibo 4 a 1.
Tampico Futbol Club regresaría al puerto jaibo el 5 de septiembre de 1980, consiguiendo dos trofeos, la copa “Ciudad de Cáceres” y un segundo lugar: “Torneo Ciudad de Valladolid”. En 41 años, Tampico FC continúa siendo el único equipo profesional de futbol tamaulipeco en realizar una gira por Europa.
