¿Qué clase de ser humano desarrolla un modus operandi de homicidios? ¿Quién experimenta placer al torturar y extinguir una vida? La respuesta es simple: Un asesino serial. Nombres como Ted Bundy, Edmund Kemper o Charles Manson, son parte de la memoria popular por el alcance de sus actos, ¿cuáles son los patrones de personalidad que se repiten en cada uno de ellos?
El anhelo por la caza, el deseo de adrenalina y de dominio con el objetivo de lastimar a otra persona son algunos de los factores distintivos de los criminales en serie. Así lo explica John Douglas, exagente de la Oficina Federal de Investigación de EU (FBI, por sus siglas en inglés), en el libro “Mindhunter: Cazador de mentes”, en coautoría con Mark Olshaker. Douglas también indica que la manera más probable de atrapar a un asesino es lograr pensar como él.
¿Cómo se comporta un asesino serial?
Una de las áreas de especialización del FBI es el análisis de las escenas del crimen y la elaboración de perfiles de conducta.
La información sobre cómo se cometió el homicidio, cuándo, dónde y quién era la víctima ayuda a establecer patrones. Los patrones a su vez señalan claves de comportamiento, las cuales expresan la personalidad del agresor.
Entonces, ¿cómo es un asesino en serie? En términos generales, de acuerdo con Douglas, es alguien que mata por placer, de forma sistemática y perfeccionando su método. Elige víctimas a las cuales considera extremadamente vulnerables, fáciles de manipular y controlar.
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Un criminal en serie elude activamente a la justicia y salvo que sea detenido, no existe razón para creer que se detendría por voluntad. Como su nivel de empatía es casi nulo, la violencia tiende a escalar.
El aspecto crucial que identifica a esta clase de criminales es tener una firma, es decir, un sello distintivo, el cual se mantiene constante en todos los escenarios donde el asesino actúa. Es una forma simbólica en la cual el implicado concentra su obsesión.
Mientras un sector de la ciudadanía tiende a pensar que la figura del asesino serial es reciente, para Douglas, las leyendas antiguas de criaturas extraterrenales, con características híbridas entre humanos y animales, en Europa y América, era una forma primaria de abordar el tema de homicidios truculentos. Cuando asesinatos sistemáticos ocurrían, era más fácil, por ejemplo, atribuir una conducta en extremo violenta a hombres lobos y vampiros que a un ser humano.
¿Cómo crear un perfil criminal? El poder de observar y analizar
Una de las principales premisas del campo de la investigación criminal del FBI es que para atrapar a un asesino se tiene que pensar como él y como sus víctimas. El ejercicio mental consiste en vislumbrar, a partir de la evidencia disponible, cómo actuó la víctima al momento del crimen para entender cómo reaccionó el homicida. Douglas señala este proceso en su libro como "desgarrador".
En términos generales, un perfil criminal necesita responder tres preguntas claves, a saber, ¿qué ocurrió?, ¿por qué ocurrió y cómo ocurrió?, y, con base en las respuestas de las primeras dos preguntas, contestar, ¿quién podría haber cometido este crimen en particular?.
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La pregunta “¿por qué el crimen ocurrió de la manera en como lo hizo?”. Consiste en interrogarse sobre muchos detalles, verbigracia, la entrada estaba o no estaba forzada, el cuerpo fue cambiado de posición, qué heridas presentaba, acaso hubo agresión post mortem, además de saber si el criminal se llevó algo de valor, o si se encontró el arma homicida, etc.
John E. Douglas señala que la manera de llegar a una conclusión sobre la personalidad del criminal en serie y la forma en cómo se cometió el asesinato es unir la información de múltiples pistas en una narración coherente.
La historia de uno de los primeros perfiles criminales
En el libro “Mindhunter”, el autor explica la serie de eventos que dieron origen al ala de psicología criminal aplicada del FBI, entre ellos, el siguiente episodio:
En 1957, un criminal conocido como el "Bombardero loco” llevaba 15 años detonando explosivos de largo alcance en sitios públicos de la ciudad de Nueva York, por ejemplo, en la estación de tren Grand Central.
Como uno de sus últimos recursos, la Policía solicitó la ayuda de James A. Brussel, un psiquiatra, quien tras leer las cartas que el “Bombardero loco” envío a la prensa y observar las escenas de los ataques, dedujo que se trataba de un hombre soltero, de mediana edad, extranjero, católico romano, con sobrepeso y quien vivía con algún hermano o hermana.
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Cuando la Policía detuvo a George Peter Metesky, el “Bombardero loco” casi todas las conjeturas de Brussel fueron ciertas, sólo falló en el hecho de que Metesky vivía con dos de sus hermanas. Tiempo después un agente del FBI llamado Howard Teten llegó al consultorio de Brussel y le pidió que le enseñara cómo había elaborado el perfil de conducta de Metesky. El psiquiatra accedió a la petición. En ese momento la perfilación criminal pasó de ser una posibilidad a un hecho.
Además de “Mindhunter", John E. Douglas es coautor del “Manual de Clasificación Criminal”.
Durante sus años de investigación sobre psicología criminal aplicada entrevistó, entre muchos otros, a Ted Bundy, Edmund Kemper y Charles Manson, hombres que planearon y ejecutaron crímenes considerados por la justicia "extremadamente crueles, malvados y perversos".