Se trata del árbol genealógico más grande del mundo, con los registrosde ancestros familiares que vivieron hace más de 500 años. El estudio, publicado en la revista Science examina los orígenes de 13 millones de personas, un número mayor que la población de Bélgica. En promedio, cada red familiar pudo rastrearse hasta 11 generaciones anteriores. La mayoría de las personas registradas son de Estados Unidos o de Europa. En muchos de estos casos, hay un historial de migración.
Para reunir las informaciones de ese gigantesco árbol genealógico, científicos de EEUU e Israel, liderados por la investigadora Joanna Kaplans en el Centro de Genomas de Nueva York, examinaron datos de 86 millones de personas en todo el mundo, cuyas raíces se recopilaron en el portal de investigaciones genealógicas GENi.
En total, 13 millones de registros de información personal se utilizaron en la creación del árbol genealógico. GENi tiene actualmente información sobre 110 millones de personas en su base de datos. Los investigadores examinaron datos sobre nacimientos, matrimonios y muertes. Para llegar a un único ancestral de los 13 millones de personas, la investigación tendría que ir aún más lejos, hasta unas 65 generaciones pasadas.
El árbol genealógico muestra que la movilidad humana no era tan intensa alrededor del 1800. La mayoría de los estadounidenses encontraba a sus cónyuges en un radio de apenas 10 kilómetros de su lugar de residencia. Antes de 1850, la mayoría de la gente se casaba con familiares, habitualmente una prima o primo en cuarto grado.
En la generación de 1950, el futuro compañero vivía a una distancia media de 100 kilómetros. En la mayoría de los casos, las mujeres tenían que cambiar su lugar de residencia después del matrimonio. Los hombres, cuando lo hacían, viajaban distancias mucho más grandes.
Al analizar una selección de tres millones de registros de personas nacidas entre 1600 y 1910, los investigadores llegaron a la conclusión de que los genes desempeñan un papel relativamente pequeño en la longevidad de las personas. Una comparación entre familias demostró que en sólo el 16 por ciento de los casos los genes estar asociados a una vida más larga. Hasta entonces, se suponía que ocurría en el 30 por ciento de los casos.
En promedio, los “genes buenos” pueden prolongar la vida en cinco años. “No es mucha cosa”, dijo Yaniv Erlich, coautor del estudio. “Otras investigaciones demuestran que el tabaquismo puede reducir la vida de una persona en hasta diez años. Eso significa que las elecciones que hacemos en nuestra vida son más importantes que los genes”. EUROPA PRESS N. S.
