En 1932, en Dinamarca, surgió la compañía Lego, el éxito fue tal que convirtió a los descendientes de su fundador, Ole Kirk Christiansen, en una de las familias más ricas del país escandinavo. No obstante, en 2004, la empresa estuvo a punto de desaparecer debido a una fuerte crisis financiera. La pregunta es: ¿cómo lograron revertir la situación?
De acuerdo a Stefan Thomke y Gary W. Loveman, cuando Jorgen Vig Knudstorp asumió la silla de director ejecutivo de Lego, “la compañía estaba contra las cuerdas”. Las ventas habían caído y el conglomerado ya no era considerado un líder en la industria de los juguetes.
Cuestionar todo lo que has hecho hasta ahora
El artículo “Actúa como científico”, firmado por Thomke y Loveman, profesor y profesor asociado respectivamente de la Escuela de Negocios de Harvard, indica que reexaminar y cuestionar las prácticas empresariales puede repercutir favorablemente en el desempeño económico de las organizaciones.
Cuando Knudstorp tomó el control de Lego, dudó de la factibilidad de una decisión previa del conglomerado, la cual delegaba la producción de las piezas a un tercero, en este caso, a la compañía Flextronics.
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Lego había dejado de construir sus propios modelos pensando que así iba a reducir costos y tiempo de fabricación. Lo cual, al parecer, era cierto, pero también estaba provocando un estancamiento económico en la compañía.
¿Qué es lo que el cliente quiere?
Thomke y Loveman sostienen que tras analizar la situación de la empresa desde una nueva perspectiva, el equipo liderado por Knudstorp decidió emprender el siguiente camino:
- Primero, Lego iba a comenzar a fabricar de nuevo las piezas de sus juguetes
- Segundo, se invertiría en tecnología de moldeo por inyección
- Tercero, se iba a poner mayor cuidado y creatividad en la elaboración de los manuales de instrucciones
Lo que Lego perseguía a través de estas prácticas, indican Thomke y Loveman, era brindar una mejor experiencia a sus clientes. En sus palabras: “El reto era construir piezas lo suficientemente fuertes como para que se sostengan la una a la otra; pero que también puedan ser manipuladas por el público infantil”.
De igual manera, Lego buscó que las nuevas piezas que salieran al mercado fueran compatibles con las vendidas años atrás.
En cuanto a mejorar los manuales de instrucciones, el objetivo era claro para Thomke y Loveman: “hacer que cualquier persona pueda elaborar construcciones extraordinarias con Lego”.
¿Cómo aplicar el método científico en los negocios?
El artículo “Actúa como científico” fue publicado en la “Guía para el pensamiento crítico” de Harvard Business Review (HBR), los autores argumentan que pensar como un científico en los negocios es una “manera efectiva de incrementar las probabilidades de éxito empresarial, reducir errores de juicio y encontrar fuentes de inspiración para nuevos productos”.
El texto señala cinco pasos para implementar esta técnica, a saber:
- Ser escépticos: cuestionar pensamientos y prácticas habituales
- Investigar anomalías
- Proponer hipótesis cuantitativas
- Obtener evidencia sólida (tanto del problema como de la solución)
- Conocer causa y efecto (tanto del problema como de la solución)
Para los profesores de la Escuela de Negocios de Harvard “actuar como científico” en el campo laboral es “tratar de probar creencias específicas y cambiarlas si la evidencia dicta que están equivocadas”. También equivale a “emplear la razón, demandar evidencia y estar abiertos a nuevas ideas; privilegiando la experiencia y no las figuras de autoridad”.
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Jorgen Vig Knudstorp fue CEO de Lego del 2004 al 2017, bajó su administración los reportes de venta repuntaron. Todo comenzó con él y su equipo poniendo en duda el manejo de la compañía, realizando un análisis exhaustivo de la situación y apostando por la innovación. Si se le pregunta a Thomke y Loveman: Lego no desapareció gracias a que implementó el modelo científico en los negocios.