Para ellos, la pandemia mundial representó el momento de lanzarse a la aventura. A finales de junio de 2020, salieron de un puerto croata para dar la vuelta al mundo en un barco.
Desde entonces, esta familia húngara integrada por cuatro miembros ha navegado por Italia y España, y luego se detuvieron un tiempo en Cabo Verde antes de cruzar el Atlántico.
PESCAN Y TOMAN EL TÉ EN ALTAMAR
“Para mí es una experiencia fantástica poder pasar mucho más tiempo con mis hijos, en lugar de llegar a casa tarde del trabajo totalmente agotado", dijo Domonkos Bosze, de 48 años, que instaló una oficina en el barco y trabaja a distancia en el sector informático.
"Nuestra ruta es bastante flexible: básicamente el tiempo define el camino que tomamos, ya que las temporadas de huracanes y ciclones marcan los límites de la navegación en cada región".
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En cada lugar a donde arriban, se abastecen de comida suficiente para un mes, además de que pescan su propio atún, lo que también sirve de entretenimiento a sus hijas de 6 y 8 años. Las dos niñas aprenden a distancia y, si es posible, se inscriben en las escuelas locales para familiarizarse con diferentes culturas.
Su barco, de 15 metros, se llama “Teatime” (Hora el té), por la costumbre de la familia de sentarse a tomar infusiones y charlar. Aunque estar juntos todo el tiempo en un espacio reducido planteó algunas dificultades al principio, ahora todo fluye con tranquilidad.
"Vimos delfines saltando a la proa del barco y nadando con nosotros, con el mar totalmente en calma, así que pudimos verlos claramente bajo el agua", dijo Anna, esposa de Domonkos.
SIGUEN CUIDÁNDOSE DEL COVID-19
Tras pasar las Navidades en Martinica, ahora están anclados en Marigot, en la isla caribeña de San Martín, a la espera de navegar hacia el canal de Panamá. Sin embargo, no tienen prisa, ya que la vida en el barco -al igual que para muchas personas en cuarentena en sus casas- se ha vuelto más pausada.
Hasta ahora, el mayor desafío por el que la familia ha pasado ha sido una tormenta de seis horas ocurrida durante la travesía del Atlántico, pero lograron manejarla, ya que solo perdieron una tostadora y el teléfono satelital que se rompió.
Los viajeros acatan las normas que cada país ha adoptado en la prevención del coronavirus y se someten a una prueba o entran en cuarentena según sea necesario. “Cuando llegamos a Martinica dijimos a las autoridades que acabábamos de pasar 16 días en alta mar y lo aceptaron como cuarentena”, dijo Bosze.