Al estilo de Hachikō, un perrito originario de Tamaulipas hizo enternecer las redes sociales.
Cada que sale a la luz en Facebook o Twitter una historia sobre perritos, ésta pone de cabeza a medio mundo de inmediato. Y, ¿cómo no?, si nos gusta saber que existen historias como la de Hachikō cerca de nosotros.
Está de más decir que los perros se caracterizan por ser animales, o más bien, seres muy leales y nobles, sin embargo no deja de sorprender que esa lealtad y su inteligencia los haga realizar ciertas acciones que bien se pueden etiquetar como “actos de amor” hacia sus dueños.
Lo anterior queda demostrado en unas fotografías filtradas por la red social de Facebook en las que se puede apreciar cómo un can espera a su amo a las afueras de un pequeño salón de clase, esto sucedió en la escuela Secundaria General No. 9 de Ciudad Victoria, en el estado de Tamaulipas.
En una de las instantáneas se puede ver al chucho de pelaje negro apoyar sus patas delanteras sobre una ventana mientras mira hacia dentro, lo hace parado sobre una banca, misma en la que después se sienta, para seguir mirando por la ventana.
Mientras que en otra fotografía se le puede ver en el suelo acostado, como resignándose a esperar más tiempo para reunirse con aquél que es el “objeto de su afecto”.
Aunque expertos afirman que los perros no pueden sentir afecto sino más bien placer, hay historias que hacen pensar lo contrario. Tal es el caso de Hachikō, que incluso cuenta con su propia película.
Él fue un perro perteneciente a la raza akita, famoso por esperar a su amo todos los días en la estación Shibuya. De hecho, lo siguió esperando aún cuando su dueño falleció.
El can murió el 8 de marzo de 1935 en Tokio, siendo considerado el más grande amigo fiel que cualquiera podría desear.