Han pasado casi 200 años del fusilamiento de Agustín de Iturbide, emperador constitucional de México y su paso por Tamaulipas no ha llegado borrarse, hoy la sequía ha traído de nuevo el lugar donde este personaje respiró por última vez.
De acuerdo con información del Gobierno de México, Agustín de Iturbide fue un político y militar que participó en la Guerra de Independencia y fue proclamado Emperador de México con el nombre de Agustín I, el 18 de mayo de 1822.
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Iturbide se enfrentó a diversos grupos opositores que dificultaban su gobierno, siendo el Congreso Constituyente uno de ellos, por tal motivo ordenó su disolución.
Debido a la presión de sus opositores, el 20 de marzo de 1823, Iturbide abdicó al trono de México y se dirigió a Veracruz para embarcarse al exilio.
REGRESA A MÉXICO POR TAMAULIPAS
El Congreso había promulgado un decreto en el que se le declaraba traidor, Iturbide lo ignoraba y decidió regresar a México desde las costas de Tamaulipas.
“Desembarcó en Soto la Marina, Tamaulipas, inmediatamente fue capturado por el General Felipe de la Garza, y fue remitido a la capital tamaulipeca. El Congreso de esa provincia lo juzgó y sentenció a muerte, como traidor a la patria”, señala el Gobierno de México en una ficha histórica.
MUERE EN PADILLA
A las 6 de la tarde del 19 de julio de 1824, fue pasado por armas, según los historiadores, previo a su ejecución repartió entre los soldados que se encontraban presentes las onzas de oro que llevaba consigo, con voz clara los arengó pronunciando que moría, moría con honor.
Aceptó que se le vendaran los ojos, y de frente al pelotón de fusilamiento esperó la descarga que impactó en su cabeza y el pecho.
EL PAREDÓN QUE SE HUNDIÓ
Como ocurre con los personajes históricos, en el lugar de su fallecimiento se colocó una placa, justo frente a la escuela primaria de Padilla, sin embargo, la construcción de la presa Vicente Guerrero terminó por inundar este pueblo y sumergir este monumento en su recuerdo.
Antes de 1968, la vida de Padilla era normal, sus pobladores se dedicaban a la pesca, ganadería o la siembra; la gente se reunía en la plaza principal que estaba rodeada por la iglesia, la escuela primaria y el monumento que señalaba el punto exacto en que Agustín de Iturbide había sido fusilado en 1824.
Ante la falta de infraestructura hidráulica en la región centro de la entidad, autoridades federales decidieron construir la presa Vicente Guerrero.
José Antonio Hernández Rodríguez, tenía 18 años cuando vio partir a las familias de Padilla, “mucha gente no quería irse, casi vinieron con la ley a sacar a los señores grandes; les devolvieron la casas allá en el pueblo -Nuevo Padilla- y los que tenían terrenos, huerta, árboles frutales todos los pagaron hasta la última matita” recordó el hombre que vivía a pocos kilómetros del pueblo".
Recordó que justo en donde estaba el paredón se hacían fiestas. “Ìbamos al cine, a los bailes que se hacían en la plaza, estaba chavalón todavía”, relató a EL SOL DE TAMPICO.
SE SECA PRESA Y EMERGE EL RECUERDO
Actualmente Tamaulipas enfrenta una sequía de casi el 70%, mientras que el abasto total de sus 9 presas está en un 32% de acuerdo con la a Comisión Nacional del Agua (Conagua).
En el caso de Padilla, la presa Vicente Guerrero ha bajado tanto su nivel que dejó a la vista el antiguo pueblo de Padilla y su cementerio hundido, así como la estructura rota donde Iturbide fue fusilado.
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En un recorrido realizado por EL SOL DE DE TAMPICO, se observó que de este histórico sitio sólo queda un muro de concreto y una placa borrosa, donde se precisa la muerte de Iturbide a las 6 de la tarde, justo.