Más del 50 por ciento de las personas son portadora del virus del herpes y menos de 1 por ciento desarrolla un herpes ocular durante el transcurso de su existencia. Pero si llega a ocurrir que el herpes labial (HSV-1)se manifiesta en el ojo, se trata de una urgencia médica real y se hace obligatoria una visita al oftalmólogo.
La infección inicial tiene lugar durante la infancia, por contacto directo, a través de la piel, la saliva o las lágrimas. Normalmente, no desencadena síntoma alguno. El virus permanece en reposo y, para la mayoría de los portadores, ese período de latencia dura toda la vida. Pero la infección puede reactivarse en algunas circunstancias -como fiebre, estrés, exposición al sol, intervenciones quirúrgicas y defensas bajas- o cuando se trata de una cepa particularmente virulenta.
¿Cómo reconocerlo?
La córnea es el tejido ocular más frecuentemente es atacado por el virus. Cuatro señales pueden hacer sospechar que se trata de un herpes: enrojecimiento, lagrimeo, molestia provocada por la luz y visión reducida. Se hace necesaria una visita al oftalmólogo, para constatar el problema. Mediante un examen del ojo o, menos frecuentemente, una toma de muestra podrá determinar si se trata o no de un herpes.
¿Cuál es el tratamiento?
Normalmente, el tratamiento se hace con antivirales, locales o generales según la profundidad de la afección. Cuando el herpes ocular tiene múltiples brotes o en caso de conocerse el factor desencadenante, se prescribe un tratamiento preventivo oral, que no pretende destruir el virus pero sí reduce el número de recaídas.
¿Cuáles son las complicaciones?
Una minoría de los herpes oculares (menos de un 5 por ciento) requiere un seguimiento y debe ser tratado de por vida. Hay que considerarlo un problema serio: la afección de la córnea por herpes es la primera causa de ceguera unilateral (de un solo ojo) en los países industrializados. En casos extremos se indica un trasplante de córnea, pero tampoco es un remedio milagroso, porque existe un riesgo de rechazo y de reaparición del herpes sobre el trasplante. Sin embargo, un trasplante exitoso permite recuperar enteramente la visión.
¿Qué precauciones tomar?
Durante los brotes, conviene evitar el contacto con personas que manifiesten una baja de defensas o que sean alérgicas, niños muy pequeños (posiblemente todavía no expuestos al virus) y mujeres embarazadas. También debe evitarse el baño en piscinas y el uso de lentes de contacto. Finalmente, se recomienda proteger bien los ojos de la luz solar en toda ocasión. EUROPA PRESS N. S.