La mayor parte de las mujeres tienen una historia en las que fueron víctimas del acoso en el transporte público; sin embargo, las estadísticas prácticamente no existen, pues el delito no es tipificado como tal, además de que es muy difícil de denunciar.
Miradas, palabras, toqueteos, empujones y hasta el abuso son algunas de las situaciones que las mujeres han tenido que afrontar al viajar en alguna unidad de transporte.
EL ACOSO EXISTE... LAS DENUNCIAS NO
Aunque el Código Penal de Tamaulipas en su artículo 267 castiga con 6 a 10 años de prisión y una multa de 200 Unidad de Medida Actualizada (UMA's), con agravantes de una mitad más de condena si hay abuso físico o psicológico, las mujeres en Tamaulipas difícilmente pueden denunciar este tipo de delito.
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“El hecho de que no haya estadísticas de denuncias no significa que no suceda, sino que es difícil denunciar; las mismas chicas dicen 'no me van a hacer caso, lo voy a dejar pasar, sólo quiero desahogarme'”, declaró a EL SOL DE TAMPICO, Martha de la Cruz, integrante de la colectiva de Tampico, Mujer Manglar.
Señaló que para que la denuncia proceda, la víctima tiene que llevar identificado al agresor, situación que es muy difícil de establecer cuando el hecho ocurre por parte de un desconocido en un autobús.
“Las chicas en ese momento no pueden tener la precaución de verificar placas, de revisar todo; tendría que llegar la policía en el momento que son acosadas para que esa denuncia pueda proceder”, apuntó.
Aseguró que conocen de historias donde las jóvenes por salvarse se bajan de los carros en marcha.
“De los casos que hemos sabido no quieren denunciar por dos razones; una, no tenemos cultura de la denuncia y hemos sabido de casos donde intenta denunciar y no proceden o no las levantan porque van incompletas”, apuntó.
MENORES DE EDAD SON LAS PRINCIPALES VÍCTIMAS
La activista destacó que los acosadores del transporte público, suelen agredir principalmente a niñas, menores de edad que viajan para irse a la escuela o a su trabajo.
“Es muy fácil para los agresores el manoseo, el hablarles, que los carros se desvíen de la ruta; si uno de adulto no sabe qué hacer una chiquita con más razón”, enfatizó.
“A muchas chicas les da miedo, ni siquiera pueden reaccionar, ¿sabes? Cuando sienten el acoso se quedan literal paralizada, ahí hay un tema en que hay trabajar con las compañeras de las colectivas porque tienes miedo a ser víctima”, sostuvo.
Señaló que quizá los celulares podrían ser una herramienta de denuncia, ya que las víctimas en ocasiones tienen la posibilidad de grabar a la persona que las está molestando.
“Lo triste es que es una herramienta de denuncia y no una herramienta preventiva porque luego hasta les vales a los sujetos, vi a un hombre en el metro que se exhibía que como sabe que no lo van a denunciar se exhibe”, indicó.
¿HASTA DÓNDE LLEGAN LOS LÍMITES?
Maricela Torres, quien viajaba de Tampico a Naranjos, Veracruz, en una autobús de pasajeros se enfrentó con una situación en la que un hombre de edad mayor veía imágenes pornográficas desde su celular.
“Hay quienes dirán que es libre de ver el contenido en su celular, ya que no molestaba a ninguna mujer, ni se estaba haciendo tocamientos, pero ¿Es esto correcto”, cuestionó la mujer.
Relató que no sabía qué hacer, puesto que ver imágenes no constituye un delito, no obstante, era incómodo para quienes lo descubrieran.
“Si lo denunciaba o levantaba la voz, ¿Cuál era el delito?, esto pudiera parecer algo menor a las mujeres padecen cada que se suben a un autobús, pero aun así resultó inquietante”, finalizó.