La inconsciencia ciudadana y la falta de programas de limpieza en las márgenes de los ríos Pánuco y Tamesí transformaron cientos de kilómetros de esas riberas en enormes receptores de basura, empeorando la destrucción de esos sistemas acuáticos.
Aunque se trata de puntos naturales muy atractivos, esos lugares reciben grandes cantidades de aguas negras, pero también de chatarra tecnológica, llantas y un gran cúmulo de desperdicios, que incluso llega río arriba, denunció la ecologista Martha González.
Ese escenario empeora en zonas urbanas de las colonias Cascajal, Guadalupe Victoria, Tamaulipas, Árbol Grande, Talleres y La Barra en Ciudad Madero, donde son enormes los depósitos de basura a lo largo de esa periferia, que destruyen la flora y fauna, agregó.