Desde 1955, la paleta helada ha sido un ícono de la gastronomía en Tampico, y “Cremosa”, una de las primeras heladerías en la ciudad, ha jugado un papel fundamental en mantener viva esta tradición por casi 70 años.
Con sus sabores únicos y su receta original, se ha convertido en un lugar de referencia para los tampiqueños y visitantes que buscan refrescarse con una delicia helada.
Paletas con sabor a Tampico
Fundada en el corazón de Tampico y con dirección en la calle Dr. Carlos Canseco esquina con Salvador Díaz Mirón, “La Cremosa” comenzó como un pequeño local que ofrecía paletas de agua y de crema, elaboradas con ingredientes frescos y naturales.
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Desde sus inicios se distinguió por la calidad de sus productos, conquistando rápidamente el paladar de los habitantes de la ciudad. Con el paso de los años, su fama se ha extendido, convirtiéndose en una parada obligada para quienes desean disfrutar de un sabor auténtico y tradicional.
Con más de 52 años dedicándose a la venta y elaboración de paletas, José Loza recuerda con gran admiración a su padre, quien dio inicio a la elaboración artesanal de estos productos frescos. El señor Luis Loza Rodríguez, desde 1955, comenzó con la paletería y nevería “La Perla”, ubicada en la calle Tamaulipas.
“Mi padre, quien era originario de Guadalajara, Jalisco, llegó a Tampico en los años 50, y con ello sus ganas de superarse y de emprender el negocio que hoy en día mantenemos vigente. En sus inicios fue complicado posicionarse, pero el sabor único provocó que se convirtiera en el favorito de la zona”, comentó José Loza Rodríguez.
Salían a vender en carros de madera
Recordó que en aquellos años, la venta de las paletas era distinta, ya que se hacía con un carretón de madera. Los vendedores ambulantes salían a ofrecer la variedad de paletas heladas, que ayudaban a mitigar las altas temperaturas.
“En aquellos años contábamos con más de cien vendedores, pero los años pasan, y aquellos que comenzaron, en su mayoría, adelantaron su camino. Ahora solo contamos con 20 trabajadores que aún salen a las calles a ofrecer nuestros productos”, añadió.
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Para José Loza, recordar esos inicios es nostálgico, ya que varias cosas han cambiado, entre ellas el modo de vender. Comenzaron en la década de los 50, cuando los vendedores empujaban a mano los carritos de madera para helados, dentro de los cuales había una cámara de metal estañado, llena de hielo y salmuera, en la que se sumergían los contenedores de helado.
Actualmente, los carritos están fabricados con fibra de vidrio, lo que los hace más resistentes para soportar la exposición al sol.
La tercera generación evolucionó con las paletas
Para Liset Loza Sánchez y José Luis Gámez Rodríguez, continuar con el negocio es un reto, por lo que han buscado innovar en el mercado implementando nuevos sabores, sin dejar de lado lo tradicional.
“Actualmente contamos con 42 diferentes sabores de paletas, de agua, de leche y con fruta, agregando también los de temporada como ciruela y jobito, que se convierten en los más vendidos”, explicó Liset.
Mencionó que, como todo negocio, tuvieron que adaptarse a las nuevas estrategias de venta, ya que, a consecuencia de la pandemia por COVID-19, las ventas disminuyeron y los clientes dejaron de buscar este producto refrescante.
“Fuimos uno de los tantos negocios afectados por la pandemia. Al comienzo, todo cerró; los vendedores no podían salir a ofrecer sus productos, entonces nos vimos en la necesidad de realizar entregas a domicilio. Acudimos hasta la puerta de nuestros clientes a entregar nuestras paletas y nieves”, relató.
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La paleta helada, con su frescura y variedad de sabores, ha sido parte de la vida diaria en Tampico, especialmente durante los calurosos veranos. Desde las clásicas paletas de fresa, limón, plátano y chocolate, hasta las más innovadoras combinaciones de sabores tropicales, “Cremosa” ha sabido mantenerse a la vanguardia sin perder la esencia de su receta original.
