Auténticas guerreras y heroínas sin capa que trabajan todo el día tratando de aliviar el dolor humano, sacrificando festejos y días festivos con sus familias para atender a sus pacientes de quienes reciben lo más importante para ellas que es su gratitud y el reconocimiento a su esfuerzo, son las enfermeras que laboran en la unidad de hemodiálisis del Hospital del Seguro Social.
En este Día de las Madres la más sincera gratitud para mujeres como María Eloína Mendoza Aguilar, quien tiene ya 24 años trabajando en esta loable actividad, tiempo en el que procreó un hijo haciendo labor de padre y madre, actividad en la que también cumplió al ser su retoño en la actualidad un ingeniero en sistemas computacionales de 37 años, casado y con un hijo, su mayor orgullo.
“La vida de una enfermera es muy difícil cuando tiene que dejar a sus hijos para ir a trabajar, en mi caso al niño a veces tenía que llevarlo con mi hermana para que me lo cuidara por la noche cuando me tocaba horario nocturno”.
Recuerda que cuando entró al IMSS su hijo le pidió dormir todos los días juntos en casa; “me dijo que cambiara mi turno porque quería dormir todos los días con su mamá, palabras que nunca olvidaré”.
María del Carmen Rostro Guerrero tiene ya 27 años trabajando como enfermera, y de ellos 20 han sido en la unidad de hemodiálisis, actividad que le hacía en ocasiones dejar a sus dos hijos para acudir a trabajar; “es difícil dejarlos pero en mi caso mi madre me apoyó mucho con mis hijos y no se me hizo tan pesado”.
El cumplir con su deber le hizo perder tiempo valioso, como verlos crecer, no asistir a festivales de la escuela, sus cumpleaños, ello porque debía laborar hasta las fechas festivas, añadiendo que en el Día de las Madres su hija mayor generalmente le da dinero para que se compre algo.
En el caso de Aída Mónica García González, sus 20 años como enfermera, 15 de ellos en el IMSS y 12 en la unidad de hemodiálisis, han tenido un alto costo, el tener que dejar en ocasiones a sus dos hijas, actualmente de 23 y 17 años de edad, y lo que más le gustaría sería “recuperar fiestas, reuniones de escuela, obras de teatro, festivales, prácticamente toda su niñez, hace 4 años perdí a mi esposo y este tiempo que se ha vuelto más pesado, lidiando con la adolescencia y el trabajo”.
Aída Mónica reconoce que ha sido una etapa muy difícil, pero continúa con mucha convicción echándole ganas, ignorando aún con qué la van a sorprender sus hijas este 10 de mayo.
El grupo de enfermeras agradeció la visita y consideraciones que tuvieron para con ellas en el marco del Día de las Madres por parte de la Delegación Sindical, y enaltecieron aún más el agradecimiento de sus pacientes que se ven atendidos y bien cuidados sin importar que sea día festivo.
La vida de una enfermera es muy difícil cuando tiene que dejar a sus hijos para ir a trabajar
María Eloína Mendoza Aguilar, Enfermera