/ sábado 14 de noviembre de 2020

Gryta.com, Fylosofía en expresión | Ni una más, ni una menos

El tema no para. Se vuelve obligatorio seguir hablando de lo mismo. Acontecimientos en diferentes puntos del país y el mundo siguen agravando las cifras.

El colmo ver cómo la autoridad en un momento dado pierde la cabeza y desatina haciendo disparos para hacer frente a una manifestación de mujeres.

Diferentes facciones se alzan, desde las más legítimas basadas en el dolor, la impotencia y el terror, como otras que sólo aprovechan el viento para “volar su papalote” y tomar una postura que de alguna forma imaginan engalana sus desventuradas vidas, hasta las más desagradables sucias y manipuladoras que sacan provecho político y pretenden a costa de una noble causa llevar agua a su molino.

El debate apunta en casos hacia la legitimidad de la forma y potencia de las manifestaciones, al juicio de la respuesta de las autoridades, al valor histórico de monumentos y edificios que son cruelmente lastimados con aerosoles que hacen alusión a crímenes y abusos.

Pero, ¿el problema de fondo?

Las estadísticas de crímenes de toda índole cometidos a mujeres siguen incrementándose.

Las manifestaciones de hartazgo, desesperación y angustia cada día son más y se convierten en un fenómeno que parece estar saliéndose de control, debido a que se vuelve un caldo de cultivo interesante para grupos de poder que pudieran aprovechar el vendaval para hacer siembras de odio y provocación que trajeran en un momento dado una suma desfavorable a la situación.

La actitud de las autoridades en algunos casos resulta reprobable.

¿Calificar el crimen como violencia de género haría realmente la diferencia?

Es posible, como también sería posible pensar que tenemos un problema cultural y que si bien es necesario prestar atención y hacer cambios, ajustes y todo lo que sea necesario para incrementar la efectividad de las autoridades responsables de proveer seguridad, incluido aquí capacitación, tecnología y en general herramientas de todo tipo, de modo que la prevención se vuelva exitosa, pudiera también ser el tiempo correcto para generar una verdadera presión y elevar la fuerza de las campañas que transmitan la necesidad social de hacer un frente común que permita a la mujer circular libremente por este mundo que legítimamente también le pertenece.

Desgraciadamente los formatos débiles y aparentemente desinteresados de reacción pudieran hacer pensar que la violencia de género en cuestión está tan profundamente enraizada en el problema y en el sistema, que desde dentro vuelve lenta, vacía, enclenque y torpe la vía de solución.

Parece que el sistema no las defiende.

Que no se ha logrado sensibilizar de tal manera a los diferentes aparatos gubernamentales como para entender que este asunto es un grave problema, una emergencia y que por lo tanto su atención tiene o debería tener un carácter absolutamente prioritario.

Creo que no va a a ser suficiente el discurso del amor, la preocupación, los buenos deseos y el “estamos trabajando”.

Parece que se hace necesario que se active el corazón humano, la conciencia, la fortaleza de la razón y el carácter para hacer reaccionar a los gobiernos del mundo con un tema que si bien causa escozor debido a las formas, es mucho más terrorífico imaginar que quede sin remedio y que sencillamente sigamos viendo día a día que la cifras aumentan.

Mucho ya se ha dicho del tema, mucho se ha escrito, voces y más voces se alzan por todas partes, pero parece no ser suficiente.

Por eso debemos seguir hablando de lo mismo.

Definitivamente no hay monumento, ni palacio, ni escultura que pueda valer más que una vida humana y será muy relevante la unión además de las voces, de las manos, los espíritus, los capitales, las banderas y las diferentes fuerzas políticas y sociales para hacerle frente a este monstruo.

Una poderosa unión humana.

Cada vez que dañan a una nos rompen a todos.

Ni una más, ni una menos.

hey@gryita.com

fb: Gryita Fuerte

RE-GENERACIÓN 19

El tema no para. Se vuelve obligatorio seguir hablando de lo mismo. Acontecimientos en diferentes puntos del país y el mundo siguen agravando las cifras.

El colmo ver cómo la autoridad en un momento dado pierde la cabeza y desatina haciendo disparos para hacer frente a una manifestación de mujeres.

Diferentes facciones se alzan, desde las más legítimas basadas en el dolor, la impotencia y el terror, como otras que sólo aprovechan el viento para “volar su papalote” y tomar una postura que de alguna forma imaginan engalana sus desventuradas vidas, hasta las más desagradables sucias y manipuladoras que sacan provecho político y pretenden a costa de una noble causa llevar agua a su molino.

El debate apunta en casos hacia la legitimidad de la forma y potencia de las manifestaciones, al juicio de la respuesta de las autoridades, al valor histórico de monumentos y edificios que son cruelmente lastimados con aerosoles que hacen alusión a crímenes y abusos.

Pero, ¿el problema de fondo?

Las estadísticas de crímenes de toda índole cometidos a mujeres siguen incrementándose.

Las manifestaciones de hartazgo, desesperación y angustia cada día son más y se convierten en un fenómeno que parece estar saliéndose de control, debido a que se vuelve un caldo de cultivo interesante para grupos de poder que pudieran aprovechar el vendaval para hacer siembras de odio y provocación que trajeran en un momento dado una suma desfavorable a la situación.

La actitud de las autoridades en algunos casos resulta reprobable.

¿Calificar el crimen como violencia de género haría realmente la diferencia?

Es posible, como también sería posible pensar que tenemos un problema cultural y que si bien es necesario prestar atención y hacer cambios, ajustes y todo lo que sea necesario para incrementar la efectividad de las autoridades responsables de proveer seguridad, incluido aquí capacitación, tecnología y en general herramientas de todo tipo, de modo que la prevención se vuelva exitosa, pudiera también ser el tiempo correcto para generar una verdadera presión y elevar la fuerza de las campañas que transmitan la necesidad social de hacer un frente común que permita a la mujer circular libremente por este mundo que legítimamente también le pertenece.

Desgraciadamente los formatos débiles y aparentemente desinteresados de reacción pudieran hacer pensar que la violencia de género en cuestión está tan profundamente enraizada en el problema y en el sistema, que desde dentro vuelve lenta, vacía, enclenque y torpe la vía de solución.

Parece que el sistema no las defiende.

Que no se ha logrado sensibilizar de tal manera a los diferentes aparatos gubernamentales como para entender que este asunto es un grave problema, una emergencia y que por lo tanto su atención tiene o debería tener un carácter absolutamente prioritario.

Creo que no va a a ser suficiente el discurso del amor, la preocupación, los buenos deseos y el “estamos trabajando”.

Parece que se hace necesario que se active el corazón humano, la conciencia, la fortaleza de la razón y el carácter para hacer reaccionar a los gobiernos del mundo con un tema que si bien causa escozor debido a las formas, es mucho más terrorífico imaginar que quede sin remedio y que sencillamente sigamos viendo día a día que la cifras aumentan.

Mucho ya se ha dicho del tema, mucho se ha escrito, voces y más voces se alzan por todas partes, pero parece no ser suficiente.

Por eso debemos seguir hablando de lo mismo.

Definitivamente no hay monumento, ni palacio, ni escultura que pueda valer más que una vida humana y será muy relevante la unión además de las voces, de las manos, los espíritus, los capitales, las banderas y las diferentes fuerzas políticas y sociales para hacerle frente a este monstruo.

Una poderosa unión humana.

Cada vez que dañan a una nos rompen a todos.

Ni una más, ni una menos.

hey@gryita.com

fb: Gryita Fuerte

RE-GENERACIÓN 19