/ sábado 6 de agosto de 2022

Mitos y realidades en torno a "La Quina", a 100 años de su natalicio [Video]

El 12 de agosto se cumple un centenario del nacimiento de quien fuera el líder del sindicato petrolero nacional

En la historia del México moderno solo una vez se ha paralizado la industria petrolera, el día que Joaquín Hernández Galicia “La Quina” fue detenido por el Ejército Mexicano en Tamaulipas. A cien años del nacimiento del líder sindical, los recuerdos y las heridas permanecen.

Nació el sábado 12 de agosto de 1922 en el barrio de La Huaca, Veracruz, pero siendo aún bebé llegó con sus padres a vivir a pocos metros de Playa Miramar, en el sur de Tamaulipas. Su infancia fue dura, sus padres se separaron, por lo que su mamá debió trabajar lavando ropa para salir adelante.

A principios de la década de los 50 comenzó a laborar en la Refinería “Francisco I. Madero” e ingresó al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) de donde como recuerdan sus amigos, siempre quiso ser el líder.

El líder

La familia de Hernández Galicia, quien contrajo matrimonio con Carmen Correa, de cuya unión nacieron Juan Manuel, María Guadalupe, Joaquín Antonio y María del Carmen, pese a toda crítica y polémica lucha por preservar la memoria de su padre.

Pese a la polémica, los hijos de Joaquín Hernández Galicia “La Quina” luchan por el respeto de su memoria | Cortesía: Familia Hernández Correa

“Muchos líderes a la fecha no quieren que se les recuerde con cariño porque es una pauta de comparación”, declaró a El Sol de Tampico, Joaquín Hernández Correa.

Aseguró que su padre fue víctima de un plan orquestado desde el Gobierno Federal cuando era presidente Carlos Salinas de Gortari, ya que estaba en contra de la política de privatizar el petróleo y no por el rumor de que cacheteó al mandatario ni el financiamiento de un libro.

“Desafortunadamente pasa el 10 de enero -de 1989, día en que fue detenido y que es denominado ‘El Quinazo’-, Salinas hizo todo lo posible por borrar toda huella del sindicato, dilapidando propiedades, recursos”, apuntó.

Esta es la fotografía original que fue rota con una bayoneta por el Ejército Mexicano el día de la detención de “La Quina” | Cortesía: Familia Hernández Correa

“La cachetada es una leyenda urbana que nunca sucedió, nosotros le preguntamos a mi papá, dijo que ‘yo nunca iba a hacer eso, soy firme pero soy muy caballero’”, sostuvo.

María Guadalupe, quien vive en la casa de la calle San Luis de la colonia Unidad Nacional de Ciudad Madero, donde el dirigente fue detenido y aún conserva una fotografía que recibió un bayonetazo, dice que “jamás habrá un líder como mi papá y lo digo con mucho orgullo de ser hija de Joaquín Hernández Galicia”.

Señaló las deficiencias que enfrenta hoy el sector petrolero, “están sin medicinas, sin tener un buen servicio de hospital”, cuestionó la mujer que en dos ocasiones abordó a Salinas de Gortari para pedir por la libertad de su padre, solicitud que también realizó personalmente al asesinado candidato priista Luis Donaldo Colosio.

Don Joaquín Hernández Galicia con Doña Carmelita | Mariela Macay

Protegido por la gente de Caro Quintero

Mauro Estrada, quien era conocido como “el escolta de don Joaquín”, lo cuidó 46 años; lo acompañó en las reuniones privadas con los presidentes y lo mismo hizo durante los nueve años que pasaron juntos en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.

Tenía 17 años cuando en el Bar Estrella de Ciudad Madero escuchó cómo unas personas hablaban mal de los líderes del sindicato, molesto Mauro se lió a golpes con el hablador, hecho que llegó a oídos de Hernández Galicia, quien a partir de ese momento lo contrató como su guardia personal. Ahí se cumplió el sueño que tuvo cuando conoció a Joaquín a los 10 años.

➡️ Te recomendamos: Un 12 de agosto nace "La Quina"; su legado continúa

“No está solo, yo estoy con usted, voy a luchar por usted, yo le gritaba a los soldados groserías. Don Joaquín no me pudo responder”, fue lo que le dijo Mauro a su patrón cuando pudo acercarse a él en el aeropuerto de Tampico, ambos iban detenidos, rumbo a lo que creían que era su inevitable muerte.

Alguna vez Hernández Galicia dijo que en la cárcel lo quisieron matar al menos cinco veces y que la gente del capo Rafael Caro Quintero que estaba en el penal lo protegió y Mauro confirma esta versión.

“Ayudaban a eso, porque decía -la gente de Caro Quintero- don Joaquín nunca dijo nada de sus grupos, nunca habló mal de ellos, ¿por qué?, aél no le interesaba eso, para eso son las autoridades, a él le interesaba su sindicato, a él le interesaba lo que era Petróleos Mexicanos”, destacó.

“Ellos -la gente de Caro- yo pienso que agradecieron que nunca hablaba mal de ellos, todos hablaban mal y él nunca y eso le ayudó mucho”, narró el escolta que aprendió a hacer pan gracias al cocinero del recién capturado Caro Quintero.

“Me enseñó a hacer la telera, el bisquete y la dona, era mi especialidad. Muy sabroso, por cierto, de muy buena calidad”, añadió.

Mauro precisó que haberle salvado la vida a una persona en Tampico, quien posteriormente se convirtió en el director del penal donde estaban presos, ayudó a que lo sacaran del área conocida como “el apando”, lo que le permitió cuidar a “La Quina” dentro de la prisión.

“Lo más triste fue ver a don Joaquín con su enfermedad, estaba muy flaquito, llegó a pesar 50 kilos, un huesito, empecé a verlo, a estar con él, en la noche lo traía caminando, le preparaba sus taquitos”, dijo.

El 16 de diciembre de 1997, día que “La Quina” abandonó la prisión, éste no quería irse sin Mauro y los cinco hombres que aún seguían presos; ellos volvieron a la libertad tres meses después.

“Si volviera a nacer mi jefe, lo vuelvo a cuidar, eso ni duda cabe, si él volviera, órale, a lo que venga”, expresó el hombre de 74 años.

El legado en Tamaulipas

Sobre el siempre controversial “Don Joaquín” se dice que fue autoritario, pero que hizo obras, que se quedó en el poder, pero que ayudó a los trabajadores, que traía dinero en la bolsa, pero que todo lo repartía.

Porfirio Gutiérrez Aldana, quien fue secretario de Trabajo del sindicato en aquellos tiempos, evoca cuando se abrió la primera tienda de consumo en Ciudad Madero.

“Si el sátrapa de Salinas hubiera sido inteligente, hubiera aprovechado a Joaquín, hubiera seguido eso; México hubiera sido otro. En Ciudad Madero no había hambre en ese tiempo, nadie se quedaba sin comer, ayudaba a los pobres”, afirmó.

“De inmediato se notó la falta -de Joaquín-, caímos en un bache, se decía que el Ejército no había entrado en ningún lugar, aparte de Tlatelolco y el Halconazo, pero el tercero fue aquí", aseguró.

A sus 84 años el petrolero lamenta que se haya levantado el paro laboral que en Pemex se registró tras la captura de Hernández Galicia en enero de 1989, huelga que se disolvió porque recibieron un recado de "La Quina".

➡️ También te puede interesar: La fecha del "Quinazo" 10 de enero ¡no se olvida!

“A lo mejor si lo hubieran soltado sí hubiéramos aguantado un poco más. Joaquín mandó a decir que levantáramos la huelga, que no quería que el Ejército hiciera una matazón y que además la empresa no tenía la culpa. Uno o dos días estuvo paralizado, era mucho dinero, mucha pérdida”, puntualizó.

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“A mi papá le dijeron ‘dígales a esa gente que acabe la asamblea -permanente- porque si no vamos a venir a barrer a sangre y fuego a la gente’, entonces, le pidieron que la gente regresara a trabajar, papá tuvo que hacer ese recado”, explicó Joaco, hijo de "La Quina".

En la historia del México moderno solo una vez se ha paralizado la industria petrolera, el día que Joaquín Hernández Galicia “La Quina” fue detenido por el Ejército Mexicano en Tamaulipas. A cien años del nacimiento del líder sindical, los recuerdos y las heridas permanecen.

Nació el sábado 12 de agosto de 1922 en el barrio de La Huaca, Veracruz, pero siendo aún bebé llegó con sus padres a vivir a pocos metros de Playa Miramar, en el sur de Tamaulipas. Su infancia fue dura, sus padres se separaron, por lo que su mamá debió trabajar lavando ropa para salir adelante.

A principios de la década de los 50 comenzó a laborar en la Refinería “Francisco I. Madero” e ingresó al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) de donde como recuerdan sus amigos, siempre quiso ser el líder.

El líder

La familia de Hernández Galicia, quien contrajo matrimonio con Carmen Correa, de cuya unión nacieron Juan Manuel, María Guadalupe, Joaquín Antonio y María del Carmen, pese a toda crítica y polémica lucha por preservar la memoria de su padre.

Pese a la polémica, los hijos de Joaquín Hernández Galicia “La Quina” luchan por el respeto de su memoria | Cortesía: Familia Hernández Correa

“Muchos líderes a la fecha no quieren que se les recuerde con cariño porque es una pauta de comparación”, declaró a El Sol de Tampico, Joaquín Hernández Correa.

Aseguró que su padre fue víctima de un plan orquestado desde el Gobierno Federal cuando era presidente Carlos Salinas de Gortari, ya que estaba en contra de la política de privatizar el petróleo y no por el rumor de que cacheteó al mandatario ni el financiamiento de un libro.

“Desafortunadamente pasa el 10 de enero -de 1989, día en que fue detenido y que es denominado ‘El Quinazo’-, Salinas hizo todo lo posible por borrar toda huella del sindicato, dilapidando propiedades, recursos”, apuntó.

Esta es la fotografía original que fue rota con una bayoneta por el Ejército Mexicano el día de la detención de “La Quina” | Cortesía: Familia Hernández Correa

“La cachetada es una leyenda urbana que nunca sucedió, nosotros le preguntamos a mi papá, dijo que ‘yo nunca iba a hacer eso, soy firme pero soy muy caballero’”, sostuvo.

María Guadalupe, quien vive en la casa de la calle San Luis de la colonia Unidad Nacional de Ciudad Madero, donde el dirigente fue detenido y aún conserva una fotografía que recibió un bayonetazo, dice que “jamás habrá un líder como mi papá y lo digo con mucho orgullo de ser hija de Joaquín Hernández Galicia”.

Señaló las deficiencias que enfrenta hoy el sector petrolero, “están sin medicinas, sin tener un buen servicio de hospital”, cuestionó la mujer que en dos ocasiones abordó a Salinas de Gortari para pedir por la libertad de su padre, solicitud que también realizó personalmente al asesinado candidato priista Luis Donaldo Colosio.

Don Joaquín Hernández Galicia con Doña Carmelita | Mariela Macay

Protegido por la gente de Caro Quintero

Mauro Estrada, quien era conocido como “el escolta de don Joaquín”, lo cuidó 46 años; lo acompañó en las reuniones privadas con los presidentes y lo mismo hizo durante los nueve años que pasaron juntos en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.

Tenía 17 años cuando en el Bar Estrella de Ciudad Madero escuchó cómo unas personas hablaban mal de los líderes del sindicato, molesto Mauro se lió a golpes con el hablador, hecho que llegó a oídos de Hernández Galicia, quien a partir de ese momento lo contrató como su guardia personal. Ahí se cumplió el sueño que tuvo cuando conoció a Joaquín a los 10 años.

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“No está solo, yo estoy con usted, voy a luchar por usted, yo le gritaba a los soldados groserías. Don Joaquín no me pudo responder”, fue lo que le dijo Mauro a su patrón cuando pudo acercarse a él en el aeropuerto de Tampico, ambos iban detenidos, rumbo a lo que creían que era su inevitable muerte.

Alguna vez Hernández Galicia dijo que en la cárcel lo quisieron matar al menos cinco veces y que la gente del capo Rafael Caro Quintero que estaba en el penal lo protegió y Mauro confirma esta versión.

“Ayudaban a eso, porque decía -la gente de Caro Quintero- don Joaquín nunca dijo nada de sus grupos, nunca habló mal de ellos, ¿por qué?, aél no le interesaba eso, para eso son las autoridades, a él le interesaba su sindicato, a él le interesaba lo que era Petróleos Mexicanos”, destacó.

“Ellos -la gente de Caro- yo pienso que agradecieron que nunca hablaba mal de ellos, todos hablaban mal y él nunca y eso le ayudó mucho”, narró el escolta que aprendió a hacer pan gracias al cocinero del recién capturado Caro Quintero.

“Me enseñó a hacer la telera, el bisquete y la dona, era mi especialidad. Muy sabroso, por cierto, de muy buena calidad”, añadió.

Mauro precisó que haberle salvado la vida a una persona en Tampico, quien posteriormente se convirtió en el director del penal donde estaban presos, ayudó a que lo sacaran del área conocida como “el apando”, lo que le permitió cuidar a “La Quina” dentro de la prisión.

“Lo más triste fue ver a don Joaquín con su enfermedad, estaba muy flaquito, llegó a pesar 50 kilos, un huesito, empecé a verlo, a estar con él, en la noche lo traía caminando, le preparaba sus taquitos”, dijo.

El 16 de diciembre de 1997, día que “La Quina” abandonó la prisión, éste no quería irse sin Mauro y los cinco hombres que aún seguían presos; ellos volvieron a la libertad tres meses después.

“Si volviera a nacer mi jefe, lo vuelvo a cuidar, eso ni duda cabe, si él volviera, órale, a lo que venga”, expresó el hombre de 74 años.

El legado en Tamaulipas

Sobre el siempre controversial “Don Joaquín” se dice que fue autoritario, pero que hizo obras, que se quedó en el poder, pero que ayudó a los trabajadores, que traía dinero en la bolsa, pero que todo lo repartía.

Porfirio Gutiérrez Aldana, quien fue secretario de Trabajo del sindicato en aquellos tiempos, evoca cuando se abrió la primera tienda de consumo en Ciudad Madero.

“Si el sátrapa de Salinas hubiera sido inteligente, hubiera aprovechado a Joaquín, hubiera seguido eso; México hubiera sido otro. En Ciudad Madero no había hambre en ese tiempo, nadie se quedaba sin comer, ayudaba a los pobres”, afirmó.

“De inmediato se notó la falta -de Joaquín-, caímos en un bache, se decía que el Ejército no había entrado en ningún lugar, aparte de Tlatelolco y el Halconazo, pero el tercero fue aquí", aseguró.

A sus 84 años el petrolero lamenta que se haya levantado el paro laboral que en Pemex se registró tras la captura de Hernández Galicia en enero de 1989, huelga que se disolvió porque recibieron un recado de "La Quina".

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“A lo mejor si lo hubieran soltado sí hubiéramos aguantado un poco más. Joaquín mandó a decir que levantáramos la huelga, que no quería que el Ejército hiciera una matazón y que además la empresa no tenía la culpa. Uno o dos días estuvo paralizado, era mucho dinero, mucha pérdida”, puntualizó.

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“A mi papá le dijeron ‘dígales a esa gente que acabe la asamblea -permanente- porque si no vamos a venir a barrer a sangre y fuego a la gente’, entonces, le pidieron que la gente regresara a trabajar, papá tuvo que hacer ese recado”, explicó Joaco, hijo de "La Quina".

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