/ martes 30 de abril de 2019

Las ruinas del Sindicalismo

Sindicatos blancos, la vejez, la tecnología, el outsourcing, la subcontratación, los principales problemas

Usados por años como fortaleza de partidos polÍticos, con líderes de relevancia nacional y un poder superior, los sindicatos que actualmente operan en la zona sur de Tamaulipas viven una decadencia histórica, tratando de reinventarse y transformarse desde las cenizas obreras.

Atrás quedaron aquellos personajes como Isauro Alfaro Otero y Serapio Venegas, considerados pioneros del sindicalismo obrero y petrolero en la zona; así como el aún celebre y recordado Joaquín Hernández Galicia “La Quina”.

Hoy las agrupaciones laborales enfrentan una Transformación impulsada desde el Gobierno federal, debiéndose ajustar a Reformas Laborales que obligan a la transparencia democrática que purgue de estos los cacicazgos que se han mantenido por décadas.

Son una mutación del viejo sistema tratando de ajustarse a las nuevas exigencias, con una anunciada desaparición de agrupaciones emblemáticas como la Confederación de Trabajadores de México y la creación de otras como la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), impulsada por el senador Napoleón Gómez Urrutia.

En medio de este crisol de decadencias e indefiniciones queda el trabajador, los albañiles, yeseros, pintores, cargadores, terrestres, fotógrafos, lustradores de calzado y todos aquellos que han dejado sus años mozos en el trabajo manual afiliados a su Sindicato.

LA DEBACLE COMENZÓ EN 1989

Para ningún sindicalista maderense o tampiqueño es ajeno que el comienzo del fin para el sindicalismo del sur de Tamaulipas se gestó en la calle San Luis, de la colonia Unidad Nacional de Ciudad Madero, concretamente el 9 de Enero con la detención de “La Quina” en el llamado “Quinazo”.

El golpe no sólo fue para el gremio petrolero y su emblemática figura, sino que sacudió desde raíz los cimientos de las congregaciones laborales agremiadas a la CTM, quienes comenzaron en ese entonces la peor de sus épocas.

La historia la narra bien Don Arturo Hernández Domínguez, quien hace 30 años era secretario general del Sindicato de Pintores de Ciudad Madero, “teníamos fuerza, en el sentido que él -La Quina- aunque era dirigente petrolero nos apoyaba”.

La construcción de casas, tiendas, propiedades sindicales y proyectos en el sistema refinador se realizaban con mano de obra local, pero desde aquella decisión del recién electo presidente Carlos Salinas de Gortari, todo cambió.

“Comenzó la debacle, con cambios sindicales fuimos perdiendo fuerza, nos alquilábamos por 100 pesos a la semana para comprar tortillas, lo que se prolongó por tres años y tres décadas después no se han alcanzado esas glorias”, expuso el hombre de manos curtidas por el esfuerzo.

GOLPE FUERTE LA DESAPARICIÓN DEL GUA

Otro golpe al sindicalismo nacional representó la desaparición del Gremio Unido de Alijadores (GUA) que fue fundado en 1911, se constituyó en una de las organizaciones obreras más fuertes del país durante la segunda mitad del siglo pasado.

La mayoría de sus integrantes son hombres que ya superan los 60 años de edad y han quedado sin su organización debido a conflictos internos.

Fue en el año 2014 que el Gremio perdió la concesión para operar en el Puerto de Tampico, con la revocación en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) por incumplimiento de puntos establecidos en el Contrato.

TECNOLOGIA VS SINDICATOS

Otro impacto fuerte en los sindicatos ha sido la tecnología, ya que muchos de los procedimientos que antes se realizaban manualmente hoy se efectúan de forma automatizada, con software o aplicaciones.

Estos avances y gadgets han mermado el trabajo de fotógrafos, ya que las fotos del recuerdo se capturan en su mayoría por teléfonos celulares; a los pintores que la mezcla de igualación de color la desarrollan las máquinas de las tiendas de pintura; o los albañiles que son contratados en menor medida desde la existencia de los grandes “trompos” mezcladores.

Pese a ello el sindicalismo se niega a desaparecer, con poco más de 110 agrupaciones adheridas a la CTM, la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), últimamente la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), entre otros.

ENVEJECE LA MANO DE OBRA

La edad promedio de los trabajadores sindicalizados oscila en los 40 a 45 años de edad, por lo que cada vez son menores las posibilidades de trabajo que encuentran en nuevos proyectos que comienzan en la zona.

“Muchos se acercan porque quieren cotizar para el Seguro Social, pero en muchos -contratos- ya no quieren personas adultas, ya rindieron y esas personas lo desechan”, mencionó Hernández Domínguez, quien a sus 71 años encabeza el Gremio de Pintores.

La necesidad de mover bultos pesados, caminar sobre andamios o desarrollar actividades de precisión se considera una limitante por los contratistas para poder emplear a las personas que ya superan las cuatro décadas de edad.

Aunado a ello “los jóvenes no quieren compromisos, ya que estando en un Sindicato se debe participar”, o efectuar las aportaciones de 30 a 50 pesos semanales como cuotas sindicales para la operatividad de los mismos.

OUTSOURCING Y SINDICATOS BLANCOS, GRANDES RIESGOS

La falta de cohesión, una merma en la mano de obra calificada, las firmas nacionales y los llamados sindicatos “blancos” han generado una marcada afectación al Sindicalismo que en vísperas de la celebración del Día del Trabajo se niegan a desaparecer.

“Tenemos un problema grave con los Sindicatos Nacionales, de membrete, que en un 80% no trabajan, son sindicatos blancos que venden contratos, aquí el mismo sindicalismo lucha contra el sindicalismo”, dijo Carlos Campos Castillo, secretario general de la FLTCM.

Atrás han quedado “los tiempos de sindicato gangsteril, como tiempos de Diego Navarro, ahorita las cosas cambiaron mucho y se busca el trabajo para la gente, que cada vez es mucho más escaso en la región”.

El llamado outsourcing y la subcontratación de obras es otro impacto negativo, el primero por permitir a las empresas no generar obligaciones laborales con sus empleados y el segundo por repercutir en la baja de los tabuladores de salarios.

Respecto a los tiempos de Navarro aseguró que el sindicalismo obrero o de barrio “era otro tipo que permitía muchas cosas al margen de la ley, donde se enriquecían, las grandes pachangas y los grandes negocios, hoy eso ha quedado atrás”.

NINGUNAS SIGLAS VAN A VELAR POR NOSOTROS

En este proceso de desaparición de la CTM y la aparición de otras agrupaciones el sindicalismo local asegura que la prioridad es mantener activas las plazas laborales, más allá de rendir pleitesía a ciertas siglas.

“Nosotros le tenemos amor a las siglas, pero lo que nos mueve como obreros es el trabajo, somos leales a una institución pero somos más leales a llevar el sustento a casa”, dijo Campos Castillo, quien sostuvo que “ninguna sigla va a velar por nosotros”.

De esta manera queda en segundo término el mantenerse afiliados a gremios “como Federación Local debemos unirnos para ser un sindicalismo bajo las siglas que sean CATEM o CROM, la que sea, la familia no sabe de las siglas, si eres CROC o CTM, sólo que llegó el sábado y no hay billete para pagar deudas”.

Usados por años como fortaleza de partidos polÍticos, con líderes de relevancia nacional y un poder superior, los sindicatos que actualmente operan en la zona sur de Tamaulipas viven una decadencia histórica, tratando de reinventarse y transformarse desde las cenizas obreras.

Atrás quedaron aquellos personajes como Isauro Alfaro Otero y Serapio Venegas, considerados pioneros del sindicalismo obrero y petrolero en la zona; así como el aún celebre y recordado Joaquín Hernández Galicia “La Quina”.

Hoy las agrupaciones laborales enfrentan una Transformación impulsada desde el Gobierno federal, debiéndose ajustar a Reformas Laborales que obligan a la transparencia democrática que purgue de estos los cacicazgos que se han mantenido por décadas.

Son una mutación del viejo sistema tratando de ajustarse a las nuevas exigencias, con una anunciada desaparición de agrupaciones emblemáticas como la Confederación de Trabajadores de México y la creación de otras como la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), impulsada por el senador Napoleón Gómez Urrutia.

En medio de este crisol de decadencias e indefiniciones queda el trabajador, los albañiles, yeseros, pintores, cargadores, terrestres, fotógrafos, lustradores de calzado y todos aquellos que han dejado sus años mozos en el trabajo manual afiliados a su Sindicato.

LA DEBACLE COMENZÓ EN 1989

Para ningún sindicalista maderense o tampiqueño es ajeno que el comienzo del fin para el sindicalismo del sur de Tamaulipas se gestó en la calle San Luis, de la colonia Unidad Nacional de Ciudad Madero, concretamente el 9 de Enero con la detención de “La Quina” en el llamado “Quinazo”.

El golpe no sólo fue para el gremio petrolero y su emblemática figura, sino que sacudió desde raíz los cimientos de las congregaciones laborales agremiadas a la CTM, quienes comenzaron en ese entonces la peor de sus épocas.

La historia la narra bien Don Arturo Hernández Domínguez, quien hace 30 años era secretario general del Sindicato de Pintores de Ciudad Madero, “teníamos fuerza, en el sentido que él -La Quina- aunque era dirigente petrolero nos apoyaba”.

La construcción de casas, tiendas, propiedades sindicales y proyectos en el sistema refinador se realizaban con mano de obra local, pero desde aquella decisión del recién electo presidente Carlos Salinas de Gortari, todo cambió.

“Comenzó la debacle, con cambios sindicales fuimos perdiendo fuerza, nos alquilábamos por 100 pesos a la semana para comprar tortillas, lo que se prolongó por tres años y tres décadas después no se han alcanzado esas glorias”, expuso el hombre de manos curtidas por el esfuerzo.

GOLPE FUERTE LA DESAPARICIÓN DEL GUA

Otro golpe al sindicalismo nacional representó la desaparición del Gremio Unido de Alijadores (GUA) que fue fundado en 1911, se constituyó en una de las organizaciones obreras más fuertes del país durante la segunda mitad del siglo pasado.

La mayoría de sus integrantes son hombres que ya superan los 60 años de edad y han quedado sin su organización debido a conflictos internos.

Fue en el año 2014 que el Gremio perdió la concesión para operar en el Puerto de Tampico, con la revocación en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) por incumplimiento de puntos establecidos en el Contrato.

TECNOLOGIA VS SINDICATOS

Otro impacto fuerte en los sindicatos ha sido la tecnología, ya que muchos de los procedimientos que antes se realizaban manualmente hoy se efectúan de forma automatizada, con software o aplicaciones.

Estos avances y gadgets han mermado el trabajo de fotógrafos, ya que las fotos del recuerdo se capturan en su mayoría por teléfonos celulares; a los pintores que la mezcla de igualación de color la desarrollan las máquinas de las tiendas de pintura; o los albañiles que son contratados en menor medida desde la existencia de los grandes “trompos” mezcladores.

Pese a ello el sindicalismo se niega a desaparecer, con poco más de 110 agrupaciones adheridas a la CTM, la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), últimamente la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), entre otros.

ENVEJECE LA MANO DE OBRA

La edad promedio de los trabajadores sindicalizados oscila en los 40 a 45 años de edad, por lo que cada vez son menores las posibilidades de trabajo que encuentran en nuevos proyectos que comienzan en la zona.

“Muchos se acercan porque quieren cotizar para el Seguro Social, pero en muchos -contratos- ya no quieren personas adultas, ya rindieron y esas personas lo desechan”, mencionó Hernández Domínguez, quien a sus 71 años encabeza el Gremio de Pintores.

La necesidad de mover bultos pesados, caminar sobre andamios o desarrollar actividades de precisión se considera una limitante por los contratistas para poder emplear a las personas que ya superan las cuatro décadas de edad.

Aunado a ello “los jóvenes no quieren compromisos, ya que estando en un Sindicato se debe participar”, o efectuar las aportaciones de 30 a 50 pesos semanales como cuotas sindicales para la operatividad de los mismos.

OUTSOURCING Y SINDICATOS BLANCOS, GRANDES RIESGOS

La falta de cohesión, una merma en la mano de obra calificada, las firmas nacionales y los llamados sindicatos “blancos” han generado una marcada afectación al Sindicalismo que en vísperas de la celebración del Día del Trabajo se niegan a desaparecer.

“Tenemos un problema grave con los Sindicatos Nacionales, de membrete, que en un 80% no trabajan, son sindicatos blancos que venden contratos, aquí el mismo sindicalismo lucha contra el sindicalismo”, dijo Carlos Campos Castillo, secretario general de la FLTCM.

Atrás han quedado “los tiempos de sindicato gangsteril, como tiempos de Diego Navarro, ahorita las cosas cambiaron mucho y se busca el trabajo para la gente, que cada vez es mucho más escaso en la región”.

El llamado outsourcing y la subcontratación de obras es otro impacto negativo, el primero por permitir a las empresas no generar obligaciones laborales con sus empleados y el segundo por repercutir en la baja de los tabuladores de salarios.

Respecto a los tiempos de Navarro aseguró que el sindicalismo obrero o de barrio “era otro tipo que permitía muchas cosas al margen de la ley, donde se enriquecían, las grandes pachangas y los grandes negocios, hoy eso ha quedado atrás”.

NINGUNAS SIGLAS VAN A VELAR POR NOSOTROS

En este proceso de desaparición de la CTM y la aparición de otras agrupaciones el sindicalismo local asegura que la prioridad es mantener activas las plazas laborales, más allá de rendir pleitesía a ciertas siglas.

“Nosotros le tenemos amor a las siglas, pero lo que nos mueve como obreros es el trabajo, somos leales a una institución pero somos más leales a llevar el sustento a casa”, dijo Campos Castillo, quien sostuvo que “ninguna sigla va a velar por nosotros”.

De esta manera queda en segundo término el mantenerse afiliados a gremios “como Federación Local debemos unirnos para ser un sindicalismo bajo las siglas que sean CATEM o CROM, la que sea, la familia no sabe de las siglas, si eres CROC o CTM, sólo que llegó el sábado y no hay billete para pagar deudas”.

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