La pandemia nos empujó a quedarnos en casa, donde mantenemos menos interacción social y hacemos menos ejercicio, lo que tiene consecuencias negativas para la salud al registrarse un aumento considerable del sobrepeso y la obesidad, otra “pandemia” que se agudizó.
La obesidad es una enfermedad compleja que consiste en tener una cantidad excesiva de grasa corporal, misma que representa, además de un problema estético, el aumento en el riesgo de enfermedades y problemas de salud, tales como males cardíacos, diabetes, presión arterial alta y ciertos tipos de cáncer.
La principal causa es un desequilibrio energético entre las calorías que se consumen y las calorías que se gastan a través del ejercicio y de las actividades de la vida cotidiana, por lo que el cuerpo almacena el exceso de calorías en forma de grasa.
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OBESIDAD NO LLEGÓ CON EL COVID-19
Antes de la llegada del Covid-19 a nuestras vidas, la obesidad y el sobrepeso ya eran una pandemia que afectaba a millones de personas en todo el mundo.
Está muy asociado a personas que padecen diabetes tipo 2 y en estos momentos vivimos en una sociedad en la que el placer y la satisfacción se confunden o asocian como norma general a excesos, hábitos sedentarios y hábitos tóxicos.
Mientras que el hacer ejercicio o comer sano nos da una idea de sufrimiento, hambre y prohibiciones porque tenemos la costumbre de pensar que el correr, andar en bicicleta o tan solo caminar nos cansan y apenas pensamos en ellos ya estamos predestinados a no terminar una rutina.
¿QUÉ SON LOS TRASTORNOS DE CONDUCTA ALIMENTARIA?
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades mentales de gran complejidad y no solo se ven determinadas por aspectos biológicos, sino también por motivos sociales, culturales, genéticos, psicológicos e individuales.
Durante la pandemia se ha observado un aumento significativo de casos de TCA en adolescentes.
La emergencia sanitaria ha terminado por asociarse a resultados negativos de salud mental, incluyendo el empeoramiento de los síntomas relacionados con los TCA, esto al grado de angustia y malestar significativo y la sensación de negatividad y hostilidad.
Todo esto se va agravando por factores como las restricciones de movilidad o las limitaciones a la atención médica y la sobrecarga asistencial, ya que los pacientes han retrasado citas con especialistas y en los diagnósticos por el miedo de acudir a un centro médico por la posibilidad de exponerse al virus y poner en riesgo su salud.
LA ANSIEDAD, UN FACTOR DETERMINANTE
La nutrióloga Charel G. García Rivera comentó en entrevista que la obesidad y el sobrepeso están relacionados con el alto nivel de ansiedad en estos momentos de confinamiento.
Sobre todo los niños y jóvenes consumen en cantidad desmedida alimentos que no son nada saludables al sentirse nerviosos por estar en casa por largo tiempo, además de que no es lo mismo tomar clases presenciales que estar frente a la computadora por horas, representando esto un alto grado de estrés y ansiedad.
REFRESCOS, CEREALES Y FRITURAS, “MALO PARA SU SALUD”
Durante ese tiempo, en un momento de descanso, el estudiante va corriendo al refrigerador para tomar desde un refresco, bebidas energéticas, jugos altos en azúcares y de su alacena se come frituras, cereales, todo lo que es malo para su salud.
Los más propensos a tener estos trastornos alimenticios son los niños de acuerdo con la especialista, ya que han tomado la costumbre de comer más en el día y a su vez eligen alimentos altos en grasa y azúcares.
Toda esta situación provoca además trastornos como el insomnio y la hiperactividad, ya que el alto consumo de azúcar crea en los menores la falta de sueño y debido a esto se alteran al grado de presentar cambios fuertes en su estado de ánimo, ya que algunos tienden a ser agresivos.
El problema más grave en estos momentos para toda la familia es el aumento en el peso y masa corporal de las personas, ya que la inactividad es una pieza clave para que los casos de obesidad aumenten de forma considerable, en los casi dos años que lleva la pandemia del Covid-19.
DOLOR EN ARTICULACIONES E INSOMNIO, OTRAS CONSECUENCIAS
La consecuencia de la obesidad es que trae consigo problemas de sueño, dificultad para respirar, dolor en articulaciones y desencadena las ya conocidas enfermedades crónico-degenerativas, como lo son diabetes, hipertensión arterial, cerebrovasculares, del hígado e isquémicas del corazón.
RECOMENDACIONES PARA UNA BUENA ALIMENTACIÓN
La Dra. García puntualizó que para llevar una alimentación sana deben seguir estas recomendaciones, estipulando los tiempos de comida -desayuno, comida y cena-, el consumir colaciones entre los tiempos de comida -snacks-.
Deben realizar actividad física, preferir siempre el agua natural, además de evitar consumir bebidas carbonatadas y jugos empacados y siempre deben incluir en su dieta cinco raciones de vegetales y frutas.
Todo esto sirve para no aumentar de peso ni caer en problemas de obesidad, ya que nuestro país aparece entre los primeros a nivel mundial con este grave problema de salud y se debe a que no tenemos una buena alimentación y mucho menos llevamos a cabo rutinas de ejercicios.
“Hay que detenernos por un minuto a pensar en nuestra salud y lo que estamos haciendo por nuestro cuerpo, busquemos siempre alimentarnos sanamente y así no tendremos problemas a futuro”, puntualizó.