Panchita, originaria del norte de Veracruz, hablante de náhuatl, tenía 13 años cuando murió de leucemia; no alcanzó a saber que con su vida dejó un legado que actualmente se convirtió en Casa Maka, un centro que brinda apoyo integral a familias de niños que padecen cáncer en esta región huasteca.
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La presidenta de Casa Maka, Gabriela García, narró a El Sol de Tampico que este proyecto, donde actualmente se atiende a 11 pequeños y a sus familias, surgió de conocer de cerca el caso de Panchita, quien además de luchar contra la leucemia tenía que sortear cientos de obstáculos tan básicos como el conseguir un lugar para dormir.
“Panchita fue una niña a la que se le diagnosticó leucemia, cuando su mamá supo que tenía cáncer la abandonó junto a su hermanito menor, y su papá, que andaba en la pisca en otro lado, se regresó para cuidarla”, narró.
Gabriela, que en ese tiempo hacía activismo con la recolección de tapitas para apoyar a Alianza Contra el Cáncer en Monterrey, conoció a Panchita cuando ella dormía con su papá en la Central de Autobuses de Tampico cada vez que tenía que recibir atención médica.
“No había a dónde dirigirse, los chiquitos están enfermos y llamábamos a diferentes lugares y nos decían que ahí no se les podía ayudar. Se le consiguió un lugar a Panchita con una tía que después los corrió y fue cuando entendimos que necesitábamos un lugar especial”, declaró.
Sin saberlo, Panchita se convirtió en activista y acompañada de Gabriela visitaron empresas para solicitar la donación de tapitas o material que pudiera ayudar a los niños; la pequeña, que al principio se comunicaba solo en náhuatl, se lanzó gustosa en esta aventura.
“Ella y su papá se hablaban en náhuatl, Maka es una palabra náhuatl que significa Dar, y por eso la casa se llama así, por Panchita, porque el amor por ella está en Casa Maka”, precisó.
Hace 2 años la niña, quien era originaria de Chicontepec, municipio enclavado en la sierra del norte de Veracruz, partió a Ciudad Victoria para recibir su tratamiento con la promesa de volver al nuevo lugar que Gabriela y su familia le estaban preparando, sin embargo, no pudo regresar debido a que murió en el hospital.
“Le decía 'la casa ya va a estar lista' y ella me decía ‘estoy contenta, ahí me voy a poder dormir, ¿ahí me vas a dar de comer?, ya no quiero quedarme en la central con mi papá’. Nos habla el papá a los pocos días y resulta que Panchita ya no pudo salir, tuvo una recaída muy fuerte”, recordó.
Aun en el hospital y padeciendo náuseas y dolores en las piernas a consecuencia de la quimioterapia, Panchita continuaba con el activismo y pedía que, por favor, ayudaran a sus amigos.
“Desgraciadamente Panchita ya no pudo conocer la casa, pero nos dejó una encomienda tan grande, los otros amiguitos de la clínica oncológica se quedaron con nuestro contacto y es a quienes seguimos apoyando, cuando iniciamos, solo la teníamos a ella y a Julián, Julián está próximo a tocar la campana”, dijo.
ABREN BANCO DE DATOS DE DONARES DE SANGRE
Debido a que en cuatro años de trabajo Gabriela y su familia han tenido conocimiento de al menos dos casos en que niños han fallecido esperando plaquetas o algún tipo de sangre, entre ellos Panchita, en este Día de la Lucha Contra el Cáncer Infantil se iniciará una campaña para conformar un banco de datos de donadores.
“Volvemos al desamparo de los pacientes con cáncer, tuvimos el caso de Cristofer hace 15 días, estuvo internado casi dos semanas, nos cansamos de pedir donadores de sangre, no llegó nadie y ¿a quién acudíamos?”, argumentó
“Vamos a hacer un censo de población que esté dispuesta a donar y que cuando alguno de nuestros pacientitos esté en internamiento podamos contactarlos y pedirles que vayan a hacer su donación”, agregó.
Explicó que una familia, que perdió en una situación similar a un joven de 16 años de cáncer, se sumó al proyecto y se comprometió en trasladar de ida y regreso a las personas cuando sean llamadas a donar.
“No precisamente donar la sangre de momento, sino de tener un registro para cuando tengamos la emergencia, no es lo mismo lanzar la información al aire a tener el nombre de un contacto y la forma de trasladarlo”, precisó.
LO QUE CASI NO SE DICE DEL CÁNCER
Padres que entran en zona de confort, falta de medicamentos, ignorancia por parte de la familia, refugios temporales, son algunos de los temas que se presentan en el entorno de un niño que tiene un padecimiento oncológico.
Gabriela explicó que la mayoría de los hospitales cumplen con la función de dar tratamiento y medicinas a los niños que tienen algún padecimiento, no obstante, el atender a un niño que vive en este proceso es complejo.
“Son los casos mínimos, pero algunos papás entran en una zona de confort, reciben despensas, ayuda y ahí se quedan, o que se les dio dinero para un medicamento y se usó en otra cosa, por eso hay que enfocar la ayuda y nosotros solo nos concentramos en apoyos en especie”, explicó quien tiene cuatro años como activista y dos al frente de Casa Maka.
Detalló que el objetivo de Casa Maka es enfocar los esfuerzos de las personas que buscan ayudar a las reales necesidades de estas familias.
“Que tengan un enfoque de superación, tú le puedes dar a una familia ropa y zapatos, pero ¿en qué lo estás ayudando? La mamá sigue con una venda en los ojos sin saber qué hacer y lo importante es que sepan que el cáncer no tiene que ser sinónimo de muerte”, finalizó.