Hoy que se conmemora el “Día Internacional del Sordo-Ciego” nos damos cuenta que en esta zona conurbada no existe una agrupación que apoye a las personas con estas limitaciones de manera conjunta, ya que se hace por separado existiendo asociaciones de apoyo al ciego o al sordo.
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Es preciso que las personas con sordo-ceguera, tengan los mismos derechos y oportunidades que el resto de la población, ya que su situación de vida es más difícil, ya que no cuentan con servicios fáciles de comunicación, información y educación, lo que limita su vida en todo momento.
Esta celebración se declaró en honor de la estadounidense Helen Keller, la primera persona que demostró que, a pesar de no ver, ni escuchar, logró graduarse de la universidad de la carrera de Licenciatura en Letras y fue autora de diversos ensayos, activista política y oradora.
El objetivo de esta celebración, de acuerdo a la página oficial del Gobierno de México, es divulgar y concientizar sobre la existencia de la sordoceguera, que es una condición única, donde la persona presenta una limitación total, o parcial de sus sentidos de la distancia: visión y audición, y que se tome conciencia sobre cómo ayudarlos a integrarse a la sociedad.
LA SORDOCEGUERA
Es una condición en la que se combina la deficiencia visual y la deficiencia auditiva, la cual se refiere a un tipo de discapacidad múltiple.
Con base a una información publicada en la página del Gobierno de México, se hace alusión a que existen aproximadamente 466,178 personas con sordoceguera, la que afecta a 6.5 % del total de la población con discapacidad y los casos se presentan 51 % en mujeres y 49 % en hombres.
VIVIR SIN VER
Eduardo Andrade Cruz tiene 38 años y desde que nació tuvo una enfermedad visual que le provocó la ceguera, sin embargo, eso no ha sido impedimento exigir un trato de respeto e igualdad.
Lalo, como le dicen, imparte clases a personas ciegas en la biblioteca “Jesús Quintana” del palacio municipal y en el DIF Altamira, a través del lenguaje braille, que es un sistema de lectura y escritura táctil para personas invidentes.
Cuenta que tocando puertas fue como lo aceptaron para que diera clases a personas ciegas y que actualmente cuenta con un grupo de 30 alumnos a quienes está capacitando.
“Fue difícil al principio, sin embargo, gracias a que soy muy persistente, conseguí mi objetivo de impartir estas clases que han beneficiado a muchas personas”, comenta.
En su vida se ha topado con muchas personas que lo apoyan, pero que también quienes lo discriminan “es igual, a todas las personas les pasa algo similar ya sea en el trabajo o en la calle y aquí lo que cuenta es la actitud, de estar convencido de lo que haces”, añade.
Hace tiempo en el Asilo “Fray Andrés de Olmos” de esta ciudad había una escuelita para ciegos, donde daba clases la maestra Toñita Covarrubias Vega, ahí estuvo también Lalo, quien cuenta que después esta institución fue integrada al Centro de Atención Múltiple “Ana Laura Soto” de Ciudad Madero, donde actualmente se ofrecen clases para ciegos.
“Las personas no deben de sentirse incómodas por llamarnos ciegos, que es lo correcto, y esos términos como discapacidad visual, invidentes, débil visual, minusválidos, definitivamente no son los apropiados para nosotros” expuso.
Desde su infancia ha sido tratado como persona normal, jugaba como cualquier niño, “lo único que hacía la diferencia es que mi sistema de educación era con el sistema braille” recuerda.
Estudió primero en una escuela de educación especial y después entró a la Escuela Club Rotario, la secundaria No. 2 y de ahí lo intentaron inscribir en la Sec. 20 de Noviembre, pero le argumentaron que no podían hacerlo debido a que la escuela era de dos pisos y podía caerse. “Y terminé estudiando en una escuela que tenía cuatro pisos”, dice.
Como siempre ha sido muy inquieto y activo, decidió estudiar Ciencias de la Comunicación en el Cetis No. 109, incluso tiene una página en Facebook y en un tiempo daba el pronóstico del tiempo en una estación de radio.
Nunca ha sentido la ceguera como un impedimento para hacer algo y dice que sus compañeras de trabajo lo tratan como una persona normal, porque ya se han acostumbrado a verlo, no como el amigo ciego, sino como una persona capaz y que, aunque nunca superas no ver, se aprende a vivir, así como cuando alguien está enfermo.
SIN APOYO
En la zona sur de Tamaulipas hace falta una asociación que apoye a estas personas que son ciegos y sordos, porque para ellos existen grandes limitantes, quienes sí cuentan con un apoyo o una guía saldrán adelante.
Pese a la adversidad, Lalo asegura que “Nunca hay que rendirse, cuando alguien dice no se puede, hay que demostrar lo contrario y ser muy perseverante en tus metas, sueños e ilusiones”.
INTERPRETANDO SEÑAS
Dora Alicia Chiu Gallardo es intérprete del lenguaje de señas, quien con una experiencia de casi 16 años asegura que “Es la forma en que se comunican las personas sordas abarca casi 80 % de la comunicación ordinaria”.
Esta lengua se divide en dos ramas, una cuando la persona utiliza letra por letra basándose en el abecedario, teniendo una gama de 28 letras y la otra es una seña ya establecida”
Al hablar sobre la falta de integración de las personas sordo-ciegas en la sociedad, dijo que “Falta mucho por trabajar, pero sí hay más interés en incluirlos más y que sean incluidos en todas las actividades”.
Comentó que aprendió primero a hablar el lenguaje de señas que el verbal, debido a que sus padres eran sordos y que el interés le surgió al ver la impotencia de su mamá y papá de querer comunicarse y no poder.
“Porque años atrás era difícil encontrar alguien que supiera lengua de señas y para ayudarlos decidí ser intérprete de lenguaje” concluyó.
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