Felícitas era una ferviente católica que convencía a sus sobrinos no bautizados de ir a la iglesia a cambio de dulces; jamás tuvo hijos pues su marido había sido asesinado cuando la Revolución Mexicana arrasó en el norte de Veracruz.
Este movimiento revolucionario que surgió en 1910 y que -antes de la pandemia- se recordaba con ceremonias y desfiles escolares donde las niñas utilizan vestidos y faldas largas con olanes, mientras que los niños portan camisas de cuadros y bigotes con carrilleras de cartón, fue más doloroso y cruento de lo que las imágenes muestran.
Cuando “la bola” llegó al norte de Veracruz, no había cámaras fotográficas y mucho menos de cine, así que los recuerdos quedaron en las viudas como Felícitas o en aquellos abuelitos que recuerdan su niñez en medio de una revolución civil que no entendían.
El CORONEL MELGOZA, ¿ASESINO O HÉROE?
La viuda Felicitas quien vivía en una alta casa de piedra, ubicada frente al parque de Chontla, Veracruz, narró a los sobrinos después de haberlos mandado a misa que su esposo había muerto a manos del coronel villista Higinio Melgoza.
“Tía Felicitas era muy religiosa, se peleaba con mi papá porque él no nos quiso bautizar; ella nos dijo que a su marido lo mató el coronel Melgoza, nos dijo que lo torturó, que le cortó la planta de los pies, que lo obligó a caminar en brasas y que lo mató; ella era muy buena y jamás se volvió a casar”, recordó Luis Manuel Trinidad.
De acuerdo con algunos registros de la historia de este municipio, fue en 1915 cuando este pueblo habitado por descendientes de españoles y personas de origen indígena fue quemado por instrucciones del coronel Melgoza, quien era originario del poblado vecino Santa María, Ixcatepec, incluso, cinco años después lo acusan de volver a atacar al pueblo.
Mientras que Chontla el recuerdo de este hombre es ligado con la muerte y la quema de las casas, en Ixcatepec, su tierra de origen, hay una escultura en su honor y es recordado con ceremonias oficiales.
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¿EN VERACRUZ QUEMARON UN PUEBLO POR RACISMO?
Luis Manuel Trinidad recuerda que de niño le explicaron que el pueblo había sido quemado por ser un lugar de gente de piel blanca.
“Lo que nos decían la gente mayor era que había cierto coraje porque había mucha gente blanca, aquí habían llegado españoles, los veían diferentes, ya que en otros pueblos la población total era de origen indígena”, apuntó. “Mucha gente se iba a esconder a la sierra, decía que ya venía la revolución y huían”, agregó.
ESCONDÍAN LAS GALLINAS DURANTE LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Darío Sosa, quien era un niño cuando la revolución llegó a Chontla, recordaba que hicieron excavaciones en la tierra para proteger a sus gallinas.
“Eran hoyos más o menos profundos, pero no muy grandes, alcanzaba para cubrirlos con un petate y echarles tierra encima como para que no se viera; nosotros nos íbamos y ahí dejábamos a los animales”, relataba Darío quien murió a la edad de 101 años en este pueblo.
Edith Cruz, originaria de Tantima, confirmó la historia de que ante la llegada de los revolucionarios la gente tenía que huir. “Mi abuelita decía que tenían que escapar, que se iba por allá, por Magozal por donde estaba el tren”, finalizó.