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Nacido en la costa este mexicana, el conflicto laboral surgido en Matamoros tiende a extenderse a toda la frontera mexicana, sin que hasta el momento exista una estrategia oficial para frenar a la brevedad esta ola de inconformidades.
El riesgo persiste desde la tierra de Rigo Tovar hasta la dinámica Tijuana, pasando por la industria de Monterrey, Nuevo León, y Ciudad Juárez, Chihuahua.
La primera expansión se dio al pasar de la industria maquiladora que paralizó el 25 de enero a otros giros de productos y servicios, con una marcada tendencia a desplazarse a otros puntos industriales tamaulipecos como Reynosa y Nuevo Laredo. El presidente de Canaco Matamoros, Abel Morón Guzmán, alertó que “de seguirse incentivando este problema nacido en Matamoros tiende a extenderse al oeste, a toda la frontera mexicana, lo que es una situación que debe resolverse a la brevedad”.
En la tierra tamaulipeca limítrofe con Brownsville esperan en un plazo no mayor a tres meses resentir una baja considerable en la economía sobre todo por la amenazas de cierre de empresas que se mantiene alcanzando a rubros como guarderías, comercio organizando, transporte, captación de impuestos, entre otros.
“En 2 ó 3 meses vamos a resentir la recesión económica como nunca antes vista en Matamoros, ya que los despidos irán dándose de manera paulatina”, apuntó el dirigente del sector comercial organizado de la frontera de Tamaulipas.
El pasado jueves 31 de enero la mayoría de las 45 empresas que habían sido llevadas a paros y huelgas habían alcanzado un acuerdo para reanudar actividades, pero con una clara tendencia a cerrar a corto y mediano plazo al ser insostenibles las exigencias de aumento salarial del 20% y un bono anual de 32 mil pesos.
“Hay algunas empresas que aceptaron las condiciones, pero las repercusiones que van a traer es que van a cerrar, estamos hablando de una pérdida de 15 a 20 mil empleos a mediano plazo y el temor es que a largo plazo se vaya hasta el 50% de la planta laboral”, expuso.
