Extraviar a un hijo por unos minutos en un centro comercial es angustiante, no hay palabras para expresar el dolor que causaría su muerte; dice Martha, buscadora de La Bartolina que enfrenta la peor pesadilla: perdió a siete de sus familiares.
La mujer de más de 60 años narró a EL SOL DE TAMPICO su caso, que forma parte de la historia negra y violenta de esta última década en Tamaulipas.
En el 2013, la mujer conoció por primera vez el dolor de perder a un hijo, sólo supo que se lo habían llevado.
El 5 de noviembre de 2014 un comando armado irrumpió en el domicilio de otro de sus hijos en el municipio fronterizo de Reynosa. Los hombres se llevaron a una familia completa donde había 3 menores.
Suscríbete a la edición digital de El Sol de Tampico aquí
“Se los llevaron, los secuestraron, el 5 de noviembre de 2014. Se llevaron a todos, hay testigos que vieron cómo gritaban los niños, 3 adultos y 3 niños, al otro se lo llevaron un año antes”, recordó la mujer quien recorrió “La Bartolina” en estos últimos días en solidaridad con sus compañeras.
Arturo, Javier, Rogelio, Adrián y Adriancito son algunos nombres de las personas que busca y que apenas alcanzó a decir antes de que la atraparan los recuerdos, la tristeza y el llanto.
“Yo hablé todavía en la noche con mi hijo, ellos planeaban irse a la plaza o al cine”, apuntó la madre que asegura seguirá en la búsqueda.
Aseguró que sus hijos eran buenas personas y jamás han vuelto, “busco fuerzas, mi familia, mis vecinos me dan apoyo, ellos se dieron cuenta de que mis hijos no andaban mal porque eran atentos con todos”.
La mujer, originaria de una zona rural cercana a Cazones, Veracruz y que lleva más de 30 años radicando en Reynosa, denunció los hechos y pese a que el delito ocurrió hace 7 años apenas a finales del 2020 logró recibir apoyo económico como víctima.
Su dolor la llevó a convertirse en buscadora, aunque en ocasiones está triste y cansada, es experta para andar entre los matorrales y pendientes, no deja de buscar y por ello se distanció de los 2 hijos que le quedan, pues no quiere exponerlos a más peligro.
“Me querían mandar para Estados Unidos y no me voy porque yo presiento que ellos -sus hijos- van a volver a donde me dejaron, ahí me van a encontrar”, finalizó.