Al descender el nivel de la presa Vicente Guerrero, el cementerio y los edificios de antiguo Padilla resurgen hasta convertirse en un atractivo turístico de Tamaulipas.
Este municipio que se ubica a media hora de Ciudad Victoria, capital de la entidad, recibe visitas de curiosos que terminan sorprendidos de este lugar, cuya población fue reubicada en 1970 para construir una presa.
DECIDEN CONSTRUIR UNA PRESA
Antes de 1968, la vida de Padilla era normal, no obstante, ante la falta de infraestructura hidráulica autoridades federales decidieron construir la presa Vicente Guerrero.
En 1970, de acuerdo con la Secretaría de Obras Públicas en la entidad, se da luz verde para poner en marcha el proyecto de construcción de esta presa en la cuenca de los ríos Purificación y Corona, así como otros arroyos, involucrando un gran reto social reubicar al pueblo de Padilla.
La cuenca de estos afluentes, que también es complementada por los ríos y arroyos Pilón, San Carlos, San Marcos, Santa Rosa, Sarnoso y el Grande, conforman el sexto embalse más grande de México y actualmente es un centro de turismo acuático donde se practican la pesca y otras actividades desde 1971 en que entró en operación
El proyecto fue concebido para garantizar el riego de la zona agrícola del centro del estado, así como asegurar mediante la retención de los embalses, el abastecimiento de agua a Ciudad Victoria.
El embalse de este cuerpo de agua comprende una extensión de 39 mil hectáreas del municipio de Padilla y tiene una capacidad de 3.9 hectómetros cúbicos que la convierten en una de las de mayor almacenamiento en el país.
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LA HISTORIA QUEDÓ BAJO EL AGUA
La escuela, la iglesia, el cementerio y hasta el monumento donde fue fusilado Agustín de Iturbide en 1824, quedaron bajo el agua ante la mirada nostálgica de sus antiguos moradores.
Con la presa puesta en operación, la riqueza arquitectónica de las haciendas San Juan, La Generala y de San Francisco.
“PARA DONDE MIRES ES BONITO”
Personas que han acudido a este lugar aseguraron que visitarlo es tener de frente un panorama donde la naturaleza, la historia convergen.
“Como fotógrafo para donde dispares es bonito, los atardeceres son muy bellos, cuando fuimos nos tocó lo que llaman la luz dorada del atardecer”, declaró Jorge Luna, residente de Ciudad Victoria.