Una pelota plástica de poco valor motivó la alegría de un niño, su madre y hermana en una céntrica plaza de San Luis Potosí.
Cuando en la actualidad los juegos tradicionales están en desuso, este menor llamó la atención por su jovialidad al jugar con sus parientes en el sitio público.
La familia indígena, a pesar de una larga y cansada jornada laboral, guardó un poco de energía para compartirla entre risas y diversión.
Sin duda, un ejemplo de que no se necesita que el juguete sea caro o tecnológico para poder disfrutar de un momento de diversión en familia.