En casas de cartón y plástico, durmiendo en el piso sobre cobijas y sin tener acceso a la educación es como viven unos mil niños en el campamento migrante de Reynosa, por lo que sus familias piden apoyo a las autoridades.
“Llegué aquí con mis dos hijas, somos de Honduras, tienen siete y cuatro años, si intentamos cruzar, pero no fue posible, estamos desde hace dos meses esperando que nos digan qué pasará con nosotras”, dijo Elena, migrante hondureña.
Explicó que no hay forma, ni condiciones para regresar a su país en Centroamérica "allá hay mucha delincuencia, yo estoy amenazada, soy madre soltera", declaró.
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TRATAN DE QUE LOS NIÑOS LO VEAN COMO UNA AVENTURA
Dentro del campamento instalado en la plaza, a tan solo unos pasos del puente internacional Reynosa-Hidalgo, hay cientos de padres que dejaron su lugar de origen en compañía de sus hijos, otros que prefirieron dejarlos allá, y también menores que viajaron sin ellos, con algún familiar o conocido.
"Nosotros buscamos que los niños se olviden de los problemas, los dejamos que jueguen, que vean esto como una aventura, algo temporal de lo que vamos a salir y reír", informó Francisco, migrante que llegó a finales de agosto a Reynosa con su hijo de seis años.
Los proyectos de reubicación que han propuesto las autoridades locales se han quedado sin aterrizar, pese a que recientemente fue inaugurado un nuevo Centro de Atención a Menores Fronterizos (Camef), donde funcionarios presumieron tener capacidad para hasta 150 menores, incluyendo un área de cuneros
SOLICITAN MÁS APOYO AL DIF
El delegado local del Instituto Tamaulipeco de Atención a los Migrantes (ITM), Ricardo Calderón Macías, destacó que se necesita más apoyo de organismos locales como el DIF.
"Estamos organizándonos con una asociación religiosa y grupos civiles para llevar a estos niños y a sus familias a una iglesia que ya no se usa en la colonia Aquiles Serdán para que al menos estén vigilados, en un lugar con techo, un poco más digno, es increíble que sigan en las calles", puntualizó.
En los albergues migratorios como Senda de Vida y Nuestra Señora de Guadalupe, los directivos han abierto sus puertas a familias con niños, tan solo en el primer inmueble hay más de 200 familias, con menores que van desde los 0 a los 17 años.
A este problema infantil se suma el de las que llegan embarazadas y que, ante la tardanza de respuesta en Estados Unidos dan a luz en esta ciudad fronteriza.
Con información de El Mañana.