El robo de identidad es un delito que no da tregua con la pandemia del Covid-19, el hecho de estar más tiempo en casa y comprando en línea acrecienta el riesgo de los clientes con tarjetas de créditos y cuentas de ahorro.
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En la Comisión Nacional de Defensa de los Derechos de los Usuarios Financieros (Condusef) se atendieron 802 reclamos por un robo de identidad en los primeros cuatro meses de 2021 y se brindaron 608 asesorías en este tema un total de mil 410.
Aunque disminuyó el número de quejas en 33% contra lo registrado en 2020, que fueron mil 204 reclamaciones y 796 asesorías, sigue siendo un problema grave.
“Generalmente los delincuentes se hacen pasar por personal del banco y solicitan los datos por llamadas telefónicas, mensajes de texto, correo o incluso por redes sociales”, explicó Rogelio Mata, subdelegado estatal.
A veces dicen que se hizo acreedor a un premio, beneficio o que quieren validar una operación que supuestamente se realizó, para lo cual le piden datos como el nombre, teléfono, domicilio, números de tarjeta de crédito y cuentas bancarias, el NIP, los números de seguridad de la tarjeta, el usuario y contraseña de la banca móvil.
La identidad constituye todos los datos personales, como el domicilio, teléfono y hasta las huellas dactilares, licencias de conducir y número del seguro social, además de la información financiera o médica, es decir, cualquier dato que permita identificar a la persona.
El robo de identidad es un fraude en el cual la persona obtiene, transfiere o se apropia de manera indebida de los datos personales de otro ciudadano sin su autorización para cometer un delito.
Las recomendaciones nunca faltan, por ello la Condusef resaltó que no se debe dar información personal por teléfono, mensaje de texto o por correo electrónico.