Los ágiles dedos de Amado recorren con destreza las tiras fibrosas y elásticas del adolorido pie del jubilado de Pemex, quien sufre tendinitis.
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Es uno de los sobanderos más populares de la zona de los mercados de Tampico y quien tiene fama de aliviar torceduras, dolores lumbares, parálisis facial y hasta estrés.
Desde hace medio siglo, el veracruzano Amado González Barrios se dedica al oficio de tallar, sobar o curar con masaje terapéutico que complementa con electroestimulación y reflexología que aprendió, dice, leyendo más de 100 libros hasta convertirlo ahora en un rehabilitador físico.
Adornado siempre con una colorida cortina, en su reducido local de dos por dos metros en el primer piso del moderno edificio, apenas cabe la cama, en la que atiende a señores, señoras o jóvenes que lo conocen por recomendaciones y que acuden para aliviar el dolor por lesiones en huesos, nervios o ligamentos de la columna vertebral, piernas, rodillas, tobillos, pies o simplemente interesados en deshacerse con masajes de las tensiones acumuladas por el trabajo o la vida diaria.
Afuera esperan minutos u horas, los 10 o 15 pacientes que recibe diariamente y que a decir de ellos no encontraron la cura a sus dolores con los médicos alópatas y van con Amado en busca de la sanación, en esta carrera empírica, la que decidió tomar después de dejar el comercio de limones.
Y así lo dice Miguel Andrés González, quien asegura que desde hace más de 20 años aborda sus dolencias musculares con Amado, quien incluso le trató y alivió la parálisis facial que sufrió cuando joven.
OFICIO QUE SE NIEGA A MORIR
Bromista y jovial, el sobandero que apenas terminó tercer año de primaria en su natal Lázaro Cárdenas, en las inmediaciones a Martínez de la Torre, Veracruz, ha dedicado más de ocho horas diarias a esa ocupación en la que enriquece la medicina tradicional mexicana.
“Soy un hombre de fe y hago este trabajo por amor y a cada una de las personas que viene conmigo la pongo en las manos de Dios y eso me ayuda para dar alivio”, enfatiza sin dejar de bromear y explicar los componentes de acuerdo con la reflexología del pie derecho de su paciente.
UNA ANTIQUÍSIMA TRADICIÓN
Este oficio viene desde la época prehistórica y los antiguos médicos-brujos o chamanes desarrollaron un conocimiento envidiable del cuerpo humano y sobre el tema de combatir sus dolencias, ya sea con herbolaria, con masajes o con elaborados rituales mágicos.
Ahora, en nuestros días, los quiroprácticos populares que sin estudios formales curan los dolores mezclando conocimiento del cuerpo con medicina tradicional, pero también haciendo uso de estimuladores, electrodos, terapias con calor o frío y rodillos.
Pero ¿qué tan recomendable es utilizar esas terapias alternativas cuando el sobador no cuenta con los conocimientos médicos básicos?
Para el Dr. Ricardo Hernández del Colegio de Médicos Generales de Tampico se trata de terapeutas empíricos, que algunas veces ayudan, pero que en ocasiones también pueden agravar el daño, si se trata de alguna fractura en los huesos.
No obstante, considera son oficios necesarios que ayudan en muchas situaciones, dan servicio a personas con lastimaduras y que son buscados por muchos, no solo para tratar luxaciones o acomodar huesos, sino también para aliviar al estrés, fiel acompañante de la vida moderna.
Dice que en Tampico y Madero es un oficio que congrega a una larga lista de expertos empíricos, que tienen muchos conocimientos y utilizan incluso la tecnología para atender a sus pacientes.
Aunque no son fisioterapeutas estudiados, se trata de gente muy importante en las comunidades rurales o urbanas, pero estima que hay que tener cuidado al decidir por ellos, pues si una persona es de edad avanzada o padece osteoporosis es preferible acudir con un médico especialista para trata el dolor en los huesos o nervios.