El teléfono celular se ha convertido en una extensión de nosotros, pero muchas veces lo convertimos en algo indispensable, ya que al menos vemos la pantalla del aparato unas 150 veces al día, convirtiéndose en una adicción llamada nomofobia.
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No dejamos el móvil prácticamente para nada usándolo en las salas de espera, elevadores, cafeterías, fila del súper, trabajo, en la casa, el cine y hasta en un concierto y lo peor incluso al ir caminando en la calle y manejando el coche.
Es lo primero que vemos al despertar y lo último del día al irnos a la cama. En cualquier momento y en cualquier lugar estamos viendo la pantalla de nuestro celular, así lo dijo el vicepresidente del Colegio de Psicólogos del Sur de Tamaulipas A.C., Alejandro Ramírez Padilla.
El 9 de enero de 2007 nuestra vida cambió. Ese día Steve Jobs presentó al mundo el primer iPhone y hoy vivimos gran parte de nuestra vida a través de una pantalla de cristal.
En promedio, una persona ve su celular unas 150 veces al día, suena exagerado pero esta cifra representa unas 10 veces por hora, pero en algunas ocasiones es muchas más.
Cifras de IAB México y Millward Brown, señalan que 46% de las personas consideran que sus dispositivos móviles son indispensables, al grado que regresaría a casa si lo llegaran a olvidar. La tecnología móvil ha transformado nuestros hábitos no sólo como usuarios o consumidores, sino también como seres humanos. El celular se ha convertido en una extensión de nosotros. Para muchas personas es una adicción.
Pero eso no es lo peor, sino que esta adicción está impactando con mucha más fuerza a las generaciones de niños y jóvenes, los llamados “nativos digitales”.
No es para menos si consideramos que en muchos casos lo primero que vieron al nacer, no fue precisamente el rostro de su madre, sino un teléfono grabando el video de sus primeros minutos de vida.
Ramírez Padilla comentó que para quienes creíamos que esto de la adicción al celular eran sólo rumores o exageraciones; México es uno de los países con mayores problemas en el uso de dispositivos móviles en los salones de clase, según un estudio derivado de este problema, el cual indica que el crecimiento anual de uso de smartphones es por encima de 40% anual, con 40 millones de teléfonos utilizados por jóvenes entre 15 y 29 años.
Pero esta situación no sucede sólo en México sino en todo el orbe. Muestra de ello es la preocupación que impacta en todo el mundo el uso y abuso de la industria tecnológica, lo cual sin duda trae beneficios en las comunicaciones, sin embargo el abuso desmesurado de estas tecnologías pueden traer graves consecuencias especialmente en mayor incidencia de accidentes vehiculares durante su uso imprudente al conducir, así como daños neurológicos y de visión por la exposición a la luz azul de las pantallas causando daños irreversibles.
De ahí la importancia de que padres de familia y maestros guíen a los niños y adolescentes a tener autocontrol en el uso de los dispositivos tecnológicos.
CONSECUENCIAS
La nomofobia, considerado un trastorno psiquiátrico de adicción al teléfono celular, puede generar desde malestares en articulaciones, ojos, huesos y oídos hasta insomnio, depresión y ansiedad. Esto sin considerar el bajo rendimiento escolar que le provoca a un estudiante y la poca productividad laboral de un empleado.
De hecho, las cifras de Forbes indican que casi el 30% de los estudiantes lo usa en horas de clases.
“Mi recomendación como especialista en la Salud Mental es que seamos moderados en el uso y no en el abuso de dispositivos móviles para evitar fatales consecuencias y preservar la buena higiene mental revisando qué tipo de contenido e información estamos consumiendo y disfrutar más de la vida sin estar esclavizados a un teléfono móvil” recalcó el psicólogo.
