La vía rápida para encantar un corazón siempre será el estómago y Tampico es famoso por tener los manjares predilectos para cumplir con dicha labor. Ya hemos disfrutado la gastronomía que ofrece la zona en un buen restaurante, pero necesitábamos algo callejero e igualmente familiar, con tradición, sabor y un chorrito de limón: un trolelote.
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Trolelote, esquite, elote en vaso o como usted prefiera o lo conozca, este manjar es sin lugar a duda parte fundamental de la dieta de cualquier tampiqueño y en este ámbito don Tomás y su triciclo afuera de la Beneficencia Española son una buena opción para disfrutar esta delicia.
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Arribó del estado de Hidalgo a este puerto de Tampico desde 1991, cuando la parte más nueva del imponente hospital privado apenas se encontraba en edificación y durante esos años don Tomas creó una fama que al día de hoy le sigue permitiendo ofrecer sus elotes a nuevas generaciones.
“Es producto del trabajo diario, llueva, truene, nortazo y solazo como aquí estamos hay que trabajar y los clientes son fieles a eso”, expresó el entrevistado a #Usual y aseguró que es gracias a la perseverancia que ha podido alcanzar la popularidad que hoy pesa en sus hombros.
Apenas empieza a salir el sol en el horizonte cuando don Tomás comienza a instalarse y antes que siquiera pueda terminar ya hay una fila de clientes esperando por sus deliciosos elotes, a lo que comentó que ha alcanzado una cercanía con sus clientes quienes con el paso de los años solicitan sus servicios.
Los clientes que de pequeños iban a comprarle su elote “hoy me llevan a sus bodas, bautizos o XV años y pues todo lo que sea trabajo es bienvenido” agregó.
Más allá del sabor que pueda generar uno de estos deliciosos elotes, don Tomás ha logrado trascender por su atención, siendo un ícono de Tampico lo que a su vez conlleva una gran responsabilidad.
“No fallarle a los clientes, día con día hay que estar aquí para que el cliente venga y atenderlos bien para que vuelvan”, expresó.
Parada obligada no solo para locales sino también para turistas de otras partes del país, don Tomás comentó que lo han venido a visitar desde distintos estados, "de Nuevo León, San Luis Potosí, de la Ciudad México, me recomiendan o ven los vídeos o fotos que se vienen a tomar acá”.
En su triciclo, donde despacha a sus clientes, sirve al día entre 100 a 150 “troles” en un lapso de tan solo 4 horas, siendo un reflejo de lo solicitados que son estos riquísimos elotes, y con ello, don Tomás expresó orgulloso que ha podido llevar no solo el pan a la mesa de su hogar sino además ha logrado impulsar a todos sus hijos, mismos que están en vías de titularse en una carrera profesional.
Tampico tiene una extensa variedad de manjares que invitan a degustarlos, los “troles” de don Tomás se han convertido en esos usuales aperitivos que llenan la panza, pero también el corazón.