Entre las tradiciones mexicanas que reúnen a la familia bajo la armonía de la fe destaca una en la que se realiza la representación del viaje que realiza la Virgen María hasta Belén siendo este la posada donde nació Jesús.
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“Surge la idea por mi madre, esta tradición viene de San Luis Potosí, donde el Niño Dios que tenemos era muy venerado por sus milagros”, externo Alicia Galarza.
En Tampico, durante más de 50 años, esta tradición se mantiene más viva y con más fuerza gracias al amor y devoción de la familia Gutiérrez Galarza, quienes desde San Luis Potosí trajeron esta tradición de poner el nacimiento y que se ha convertido en un sitio turístico de la colonia Campbell.
“Uno de mis hermanos de San Luis, fue él que comenzó a hacerlo grande y más grande y él venía desde allá para ir armando el nacimiento a lo que luego me sumé yo”.
Son un aproximado de 450 figuras que pertenecen a este homenaje y quien dirige su diseño, organización y distribución Alicia Galarza, que ha desarrollado un conocimiento en distintas artes trayendo piezas desde otras latitudes como San Luis Potosí, de donde es originaria, de San Juan de Los Lagos y de Tonalá.
“Es aproximadamente un mes el que nos tomamos, hay días que no le metemos mano, pero entre investigando como va y ver que hay que retocar es más o menos ese tiempo”, comentó.
Pero de entre sus piezas, la que más valor le trae a la mujer es justamente el Niño Dios, que ha pertenecido a su familia desde aproximadamente 120 años, elaborado de madera y al cual su familia es fiel devota.
“El año pasado fuimos a Tonalá a buscar figuras, allá es un mundo de figuras y compré muchas e inclusive en este año me sobraron figuras, me falta espacio y nos ganó el tiempo”.
Desde la anunciación del ángel a María hasta la huida a Egipto y el encuentro de Jesús en el templo, Alicia ha diseñado y estructurado todo con sus propias manos en este nacimiento de unos nueve metros cuadrados que adorna con una fuente de agua y que cada año sigue innovando en más cosas con el apoyo de su familia.
“Todo mundo se asombra porque me dicen que en ningún lado ven un nacimiento como este, y ahorita menos porque se ha ido perdiendo esta tradición”.
Tal como menciona, el poner el nacimiento es una tradición que va más allá de figuras y homenajes, un momento familiar para compartir en estas fechas llenas de fe, magia y esperanza.
Este lugar durante años ha sido un punto de referencia para todos aquellos fieles devotos que gustan admirar del inmenso nacimiento, a lo que su creadora afirma aún le falta mucho a comparación de lo que a ella le gustaría.
Cada año realiza una gran fiesta en la que reciben visitantes tanto locales como de estados vecinos como Nuevo León, pero este año por cuidar las medidas sanitarias se limitará a las visitas en grupos de personas y no realizará un convivió.
En el sur de Tamaulipas la tradición se mantiene firme en las casas de familias que las conservan en su corazón y de igual manera, por más de 100 años, Carmen y María Mercedes Sosa Esquivel llevan año con año el poner el nacimiento como algo infaltable en su hogar.
“De que mis papás lo ponían y comenzaron con esa tradición. Recuerdo cuando era pequeña, era toda la habitación y ahora todo se ha reducido, pero hacemos lo que podemos para no perder la tradición”.
Ambas hermanas afirman se debe conservar esta tradición que actualmente se está perdiendo, siendo tres nacimientos los que se encuentran en su hogar.
“Ponemos el árbol y Santa Claus, pero lo que es el nacimiento que es una identidad de México y una tradición de los católicos se ha ido perdiendo, quisiéramos que se retomara eso”.
Este año, con la pandemia, los festejos religiosos se vieron limitados, pero lo que pareciera un año sombrío, diciembre enaltece resplandeciente con este nacimiento una tradición que evoca esperanza y alegría de la mano de la fe.
