Con piernas, brazos, cabezas o cualquier parte del cuerpo rota llegan decenas de piezas sacras al Hospital de Santitos de Ciudad Madero, donde son analizados, diagnosticados y llevados de “urgencia” para su reconstrucción.
Hechando mano de gran paciencia pero, sobretodo talento, el personal de este sitio ponen manos a la obra y reparan mucho más que una pieza sacra, sino que reconstruyen recuerdos al muchas veces objetos heredados por su familia o incluso la fe.
El nombre real del negocio es Galerías Vaticano Madero, pero se conoce más comúnmente como Hospital de Santitos, ubicado en la calle Francisco Sarabia No. 205 oriente en la zona centro de Ciudad Madero, media cuadra a espaldas de la alcaldía.
“Nuestra principal función es restauran, mantener y conservar las imágenes sacras que para todos nosotros son valiosas y llegan a ser parte de la familia” dijo a El Sol de Tampico el restaurador Gilberto Figueroa Rocha.
Las figuras llegan después de algún accidente “las tumbó el perro, el gato o alguna persona, llegan hechas pedazos o en algunos otros casos despintadas o desgastadas por el paso del tiempo. Por lo que nos avocamos a su reparación y con ello restauramos la fe”.
Por igual alguna virgen, San Ignacio de Loyola, el Cristo Resucitado, San Martín de Porres, San José, el Padre Pío, la Virgen del Carmen, San Benito, Rosa Moistica, Niños Dios, algunos de los siete arcángeles o cualquier otro elemento sacro han pasado por este sitio.
Los más comunes en llegar al área de “urgencias” son los hechos de yeso, barro, resinas o fibra de vidrio, aunque también hay de materiales finos como el yadró, alabastro, maderas suaves como cedro, palma de coco, caña de maíz.
“Restauramos todo menos el vidrio, porque se necesita un horno muy grande para fundirlo y no lo tenemos” dijo el entrevistado quien precisó que al Hospital de Santitos de Madero han llegado imágenes de diversas partes de la República y el mundo.
En el peculiar establecimiento de la zona sur de Tamaulipas se han recibido aquellas poco comunes y costosas con incrustaciones de piedras preciosas o Swarosky, baño de oro o de plata; maderas finas, pintadas a mano o al oleo.
UN TRABAJO PROFESIONAL
El restaurador no es un improvisado, sino que además de ser arquitecto forma parte de un grupo colegiado de profesionistas que aprendieron y practican este arte.
“Ahora le estamos dando vida a lo que es la restauración que es una etapa de nuestra profesión -arquitectura- viendo diseño, color y equilibrio” refirió el entrevistado.
Elementos de hasta 80 años de antigüedad han entrado a reparación “se necesita paciencia, profesionalismo para restaurarlas porque son muy delicadas y si no se hace con el debido cuidado se destruyen más. Hay que tratarlas como lo que son, piezas antiguas” dijo.
Figueroa no se considera el doctor de los santitos ya que asegura ese está en los cielos “somos un instrumento de Dios para trabajar como enfermeros de las piezas sacras que confían a nosotros y de esta manera poder ayudar a que la fe regrese íntegra a casa”.