/ domingo 10 de mayo de 2020

Café y Cultura | De altos vuelos

En medio de un ambiente ecológico adverso y alterado, las aves migratorias se ven cada año ante la encrucijada de hallar un lugar de resguardo durante el invierno. Encontrarse apto para efectuar la migración implica serios ajustes de comportamiento. Antes que el otoño pinte el paisaje con sus ocres matices, muchas aves migratorias que habitualmente se alimentan de insectos adoptan una dieta de frutillas, y muchas especies que de origen no son gregarias, se acogen antes o durante la migración para alcanzar mejores formas de protección ante los riesgos a enfrentar. Algunas también viajan en formación, estrategia que eleva la aerodinámica y reduce el gasto de energía.

Muchas aves migratorias elevan el vuelo a cielos impensados. La mayoría de las aves cantoras tocan alturas entre los quinientos y los dos mil metros, y algunas vuelan tan alto, que pueden alcanzar los seis mil ochocientos metros. Se ha documentado el vuelo de cisnes a ocho mil metros y el de una rara especie de ganso (Anser índica) sobre el Himalaya, a nueve mil, revelándose también que el Colorín Azul efectúa la migración orientado por las estrellas… Eventos extraordinarios y específicos de las aves migratorias, dada su naturaleza que exhibe para nuestro asombro una serie de rasgos característicos.

En el otoño la costa Atlántica se convierte en festivo sendero migratorio que se intensifica a lo largo de la costa sur del Canadá hasta Carolina del Norte, debido a que muchas aves parten de aquí para cruzar sin hacer escala sobre el Atlántico Occidental hasta el Caribe y hasta lugares mucho más al sur, siendo la costa del Golfo, nuestra costa, un área importante para el descanso, otra razón de gran peso en el cuidado del entorno ecológico.

La explicación de por qué las aves realizan esta larga jornada entre el verano y la casa de invierno, no es sólo por abrigarse del frío; es también porque esta aventura les permite aprovechar la abundancia de alimento y otros recursos: los insectos voladores, los gusanillos, las frutas y el néctar de las flores abundan cuando la primavera y el verano sonríen al norte, pero escasean con el arribo grisáceo y frío del invierno.

Otra explicación igualmente importante de por qué la migración persiste, es el incremento en la reproducción. Migrando, las aves pueden criar un mayor número de polluelos que permaneciendo en sus hogares; ésta es una especie de vacación con alimento rico en proteínas, tibios rayos solares, y un área verde y benéfica dónde esparcirse que favorece la relación amorosa y el potencial para alumbrar polluelos.

Algunos esfuerzos recientes de reforestación se han centrado en restaurar árboles nativos de sombra, como posibilidad de supervivencia para las aves de los bosques. Sin embargo, las áreas de resguardo ecológico siguen siendo afectadas con frecuencia por las políticas ventajosas de uso de suelo. Es urgente hallar balance entre las exigencias económicas y la necesidad de áreas verdes. No siempre la creación de algunos parques en nuestro país ha coincidido con el cumplimiento de las leyes que ofrecen protección a las aves; esfuerzos tan elementales como emplear guardias que garanticen su preservación no se dan en nuestra cultura. Ante estas gravedades, idóneo sería que quienes tienen el privilegio de poseer espacios con vista espectacular y cánticos de pajarillos, proveyeran de árboles y arbustos sus propiedades para convertirlas en pequeños santuarios de estos inquietos y maravillosos seres alados.

En 1993 fue decretado el Día Internacional del Ave Migratoria, que se celebra cada año el segundo sábado de mayo. No ignoramos que miles de aves no encuentran retorno a sus hogares, a causa de la pérdida y la degradación del hábitat. Y a causa de las repercusiones de éxito, al emprender esta odisea anual que sigue siendo uno de los fenómenos más sorprendentes, fascinantes y misteriosos del Reino Animal...

amparo.gberumen@gmail.com

Voz náhuatl

Hay música de sonajas,

variados, preciosos pájaros cantores,

allí alaban al Dueño de la tierra,

bien resuenan sus voces"

En medio de un ambiente ecológico adverso y alterado, las aves migratorias se ven cada año ante la encrucijada de hallar un lugar de resguardo durante el invierno. Encontrarse apto para efectuar la migración implica serios ajustes de comportamiento. Antes que el otoño pinte el paisaje con sus ocres matices, muchas aves migratorias que habitualmente se alimentan de insectos adoptan una dieta de frutillas, y muchas especies que de origen no son gregarias, se acogen antes o durante la migración para alcanzar mejores formas de protección ante los riesgos a enfrentar. Algunas también viajan en formación, estrategia que eleva la aerodinámica y reduce el gasto de energía.

Muchas aves migratorias elevan el vuelo a cielos impensados. La mayoría de las aves cantoras tocan alturas entre los quinientos y los dos mil metros, y algunas vuelan tan alto, que pueden alcanzar los seis mil ochocientos metros. Se ha documentado el vuelo de cisnes a ocho mil metros y el de una rara especie de ganso (Anser índica) sobre el Himalaya, a nueve mil, revelándose también que el Colorín Azul efectúa la migración orientado por las estrellas… Eventos extraordinarios y específicos de las aves migratorias, dada su naturaleza que exhibe para nuestro asombro una serie de rasgos característicos.

En el otoño la costa Atlántica se convierte en festivo sendero migratorio que se intensifica a lo largo de la costa sur del Canadá hasta Carolina del Norte, debido a que muchas aves parten de aquí para cruzar sin hacer escala sobre el Atlántico Occidental hasta el Caribe y hasta lugares mucho más al sur, siendo la costa del Golfo, nuestra costa, un área importante para el descanso, otra razón de gran peso en el cuidado del entorno ecológico.

La explicación de por qué las aves realizan esta larga jornada entre el verano y la casa de invierno, no es sólo por abrigarse del frío; es también porque esta aventura les permite aprovechar la abundancia de alimento y otros recursos: los insectos voladores, los gusanillos, las frutas y el néctar de las flores abundan cuando la primavera y el verano sonríen al norte, pero escasean con el arribo grisáceo y frío del invierno.

Otra explicación igualmente importante de por qué la migración persiste, es el incremento en la reproducción. Migrando, las aves pueden criar un mayor número de polluelos que permaneciendo en sus hogares; ésta es una especie de vacación con alimento rico en proteínas, tibios rayos solares, y un área verde y benéfica dónde esparcirse que favorece la relación amorosa y el potencial para alumbrar polluelos.

Algunos esfuerzos recientes de reforestación se han centrado en restaurar árboles nativos de sombra, como posibilidad de supervivencia para las aves de los bosques. Sin embargo, las áreas de resguardo ecológico siguen siendo afectadas con frecuencia por las políticas ventajosas de uso de suelo. Es urgente hallar balance entre las exigencias económicas y la necesidad de áreas verdes. No siempre la creación de algunos parques en nuestro país ha coincidido con el cumplimiento de las leyes que ofrecen protección a las aves; esfuerzos tan elementales como emplear guardias que garanticen su preservación no se dan en nuestra cultura. Ante estas gravedades, idóneo sería que quienes tienen el privilegio de poseer espacios con vista espectacular y cánticos de pajarillos, proveyeran de árboles y arbustos sus propiedades para convertirlas en pequeños santuarios de estos inquietos y maravillosos seres alados.

En 1993 fue decretado el Día Internacional del Ave Migratoria, que se celebra cada año el segundo sábado de mayo. No ignoramos que miles de aves no encuentran retorno a sus hogares, a causa de la pérdida y la degradación del hábitat. Y a causa de las repercusiones de éxito, al emprender esta odisea anual que sigue siendo uno de los fenómenos más sorprendentes, fascinantes y misteriosos del Reino Animal...

amparo.gberumen@gmail.com

Voz náhuatl

Hay música de sonajas,

variados, preciosos pájaros cantores,

allí alaban al Dueño de la tierra,

bien resuenan sus voces"