/ jueves 6 de agosto de 2020

Acontecer político | La guerra que viene

En medio de la pandemia que asuela a nuestro país, al igual que al resto de mundo y que ha servido de pretexto para que algunas fuerzas de oposición critiquen, hasta ahora sin mayores consecuencias, al gobierno de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, este parece decidido a enfrentarse a una colosal fuerza que, aunque de naturaleza económica, tiene todo para influir en el terreno político: la industria refresquera trasnacional y sus ramificaciones en el rubro de alimentos “chatarra”.

Hace algunas semanas, el subsecretario de Salud federal, HUGO LÓPEZ-GATTEL, responsable del esquema nacional contra el Covid-19, alertó sobre el hecho de que la enfermedad ha hecho presa fatal a muchos mexicanos por complicaciones derivadas de hábitos alimenticios inapropiados.

Desde esa advertencia, el médico vio arreciados los ataques en su contra al grado de que se levantaron voces pidiendo su inmediata renuncia o remoción.

México se distingue por ser uno de los países con mayor consumo de refrescos embotellados con alto contenido de azúcar y sodio y tiene el primer lugar en obesidad infantil a nivel mundial, además de que en lo general, la diabetes e hipertensión están generalmente asociados a la ingesta de esos productos.

Los refrescos de cola, por ejemplo, se han convertido en una parte importante en la dieta de los mexicanos desde temprana edad, al grado de que en muchos hogares se consumen más que la leche o los jugos naturales y a menudo se acompañan con frituras fabricadas por las mismas compañías embotelladoras, consumo impulsado por una profusa publicidad inductiva.

Ya no se envasan en pequeñas botellas como antes, sino que ahora se ofertan en presentaciones de hasta dos litros para promover mayor consumo.

Así, la pandemia del coronavirus nos agarró como una sociedad vulnerable y con pocas resistencias. Por ello, las principales recomendaciones de las autoridades sanitarias se dirigen a las personas con diabetes e hipertensión que estadísticamente constituyen un amplio segmento de la población que se dejó crecer en el transcurso de los años, creando un verdadero problema de salud pública.

En ese contexto, Oaxaca se convierte en el primer estado que prohíbe la venta de bebidas azucaradas a los menores de edad, algo similar a lo que ocurre con los productos de tabaco y de licor. Y esa parece ser la línea a nivel federal.

Eso equivale a estarse metiendo en aguas profundas, en las cuales capitales extranjeros asociados con corporaciones nacionales, se han movido desde tiempos inmemorables, siempre sin mayores alteraciones.

Desde esa perspectiva, el gobierno de la llamada cuarta transformación está abriendo un frente de guerra para el cual se requieren tácticas muy especiales e ingeniosas si no se quiere que impacten de forma agresiva en el ámbito político y que puedan dar origen a estrategias que conduzcan a su demolición.

Se estaría, así, en un escenario en el que se busca privilegiar la salud pública frente a grandes y poderosos intereses económicos muy poco dispuestos a perder terreno y ante los que las fuerzas opositoras locales son miniatura.

Esa es la guerra que viene. Habrá que ver de qué lado se alinea la población, pues de ello mucho dependerá la viabilidad de las medidas oficiales. Habrá que estar pendientes.

Pero independientemente de las recomendaciones oficiales y el acatamiento de la mayor parte de la ciudadanía a las mismas, la transmisión de contagios no cede en su velocidad. ¿Qué es lo que está pasando? Ya resulta difícil saberlo.

Pero la premisa sigue siendo quedarse en casa si no hay una necesidad urgente de salir a la calle. Queda claro que un alto número de personas tienen que buscar el sustento diario en la vía pública. Eso es comprensible, pero si esa es la excepción y no la regla general la cadena de contagios será menor. Esa es una verdad incontrastable.

Cambiando de tema, el panismo maderense parece estar en una encrucijada que podría fracturar sus filas de cara al proceso electoral en el que estará en juego la presidencia municipal el año próximo.

Hay clara señales de que se está promoviendo la candidatura del actual director de Deportes del Gobierno del estado, CARLOS FERNÁNDEZ, cuya única señal de pertenencia al municipio es tener su residencia oficial en la colonia Unidad Nacional cuando su trayectoria personal siempre ha estado unida a Tampico, donde nació y cursó sus estudios.

Solo que el aguerrido panismo tradicional en la excapital petrolera de México siente más afinidad y cercanía con AGUSTÍN DE LA HUERTA, un empresario del ramo educativo que lleva años de militancia y que siempre ha estado con su partido en las buenas y en las malas y que desde un principio se pronunció en favor del hoy gobernador del estado FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA, en cuya administración colabora. No es por casualidad que exista una sólida corriente conocida como “Los Agustinos”. Es cosa de preguntar entre la población ¿a quién conocen más a CARLOS FERNÁNDEZ o a AGUSTÍN DE LAS HUERTA? La respuesta sería obvia.

Una decisión piramidal podría afectar seriamente al partido blanquiazul cuando se trata de recuperar una plaza que está en manos de un alcalde popular salido de Morena como es ADRIÁN OSEGUERA KERNION, quien tiene todas las circunstancias a su favor para ser reelecto.

En medio de la pandemia que asuela a nuestro país, al igual que al resto de mundo y que ha servido de pretexto para que algunas fuerzas de oposición critiquen, hasta ahora sin mayores consecuencias, al gobierno de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, este parece decidido a enfrentarse a una colosal fuerza que, aunque de naturaleza económica, tiene todo para influir en el terreno político: la industria refresquera trasnacional y sus ramificaciones en el rubro de alimentos “chatarra”.

Hace algunas semanas, el subsecretario de Salud federal, HUGO LÓPEZ-GATTEL, responsable del esquema nacional contra el Covid-19, alertó sobre el hecho de que la enfermedad ha hecho presa fatal a muchos mexicanos por complicaciones derivadas de hábitos alimenticios inapropiados.

Desde esa advertencia, el médico vio arreciados los ataques en su contra al grado de que se levantaron voces pidiendo su inmediata renuncia o remoción.

México se distingue por ser uno de los países con mayor consumo de refrescos embotellados con alto contenido de azúcar y sodio y tiene el primer lugar en obesidad infantil a nivel mundial, además de que en lo general, la diabetes e hipertensión están generalmente asociados a la ingesta de esos productos.

Los refrescos de cola, por ejemplo, se han convertido en una parte importante en la dieta de los mexicanos desde temprana edad, al grado de que en muchos hogares se consumen más que la leche o los jugos naturales y a menudo se acompañan con frituras fabricadas por las mismas compañías embotelladoras, consumo impulsado por una profusa publicidad inductiva.

Ya no se envasan en pequeñas botellas como antes, sino que ahora se ofertan en presentaciones de hasta dos litros para promover mayor consumo.

Así, la pandemia del coronavirus nos agarró como una sociedad vulnerable y con pocas resistencias. Por ello, las principales recomendaciones de las autoridades sanitarias se dirigen a las personas con diabetes e hipertensión que estadísticamente constituyen un amplio segmento de la población que se dejó crecer en el transcurso de los años, creando un verdadero problema de salud pública.

En ese contexto, Oaxaca se convierte en el primer estado que prohíbe la venta de bebidas azucaradas a los menores de edad, algo similar a lo que ocurre con los productos de tabaco y de licor. Y esa parece ser la línea a nivel federal.

Eso equivale a estarse metiendo en aguas profundas, en las cuales capitales extranjeros asociados con corporaciones nacionales, se han movido desde tiempos inmemorables, siempre sin mayores alteraciones.

Desde esa perspectiva, el gobierno de la llamada cuarta transformación está abriendo un frente de guerra para el cual se requieren tácticas muy especiales e ingeniosas si no se quiere que impacten de forma agresiva en el ámbito político y que puedan dar origen a estrategias que conduzcan a su demolición.

Se estaría, así, en un escenario en el que se busca privilegiar la salud pública frente a grandes y poderosos intereses económicos muy poco dispuestos a perder terreno y ante los que las fuerzas opositoras locales son miniatura.

Esa es la guerra que viene. Habrá que ver de qué lado se alinea la población, pues de ello mucho dependerá la viabilidad de las medidas oficiales. Habrá que estar pendientes.

Pero independientemente de las recomendaciones oficiales y el acatamiento de la mayor parte de la ciudadanía a las mismas, la transmisión de contagios no cede en su velocidad. ¿Qué es lo que está pasando? Ya resulta difícil saberlo.

Pero la premisa sigue siendo quedarse en casa si no hay una necesidad urgente de salir a la calle. Queda claro que un alto número de personas tienen que buscar el sustento diario en la vía pública. Eso es comprensible, pero si esa es la excepción y no la regla general la cadena de contagios será menor. Esa es una verdad incontrastable.

Cambiando de tema, el panismo maderense parece estar en una encrucijada que podría fracturar sus filas de cara al proceso electoral en el que estará en juego la presidencia municipal el año próximo.

Hay clara señales de que se está promoviendo la candidatura del actual director de Deportes del Gobierno del estado, CARLOS FERNÁNDEZ, cuya única señal de pertenencia al municipio es tener su residencia oficial en la colonia Unidad Nacional cuando su trayectoria personal siempre ha estado unida a Tampico, donde nació y cursó sus estudios.

Solo que el aguerrido panismo tradicional en la excapital petrolera de México siente más afinidad y cercanía con AGUSTÍN DE LA HUERTA, un empresario del ramo educativo que lleva años de militancia y que siempre ha estado con su partido en las buenas y en las malas y que desde un principio se pronunció en favor del hoy gobernador del estado FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA, en cuya administración colabora. No es por casualidad que exista una sólida corriente conocida como “Los Agustinos”. Es cosa de preguntar entre la población ¿a quién conocen más a CARLOS FERNÁNDEZ o a AGUSTÍN DE LAS HUERTA? La respuesta sería obvia.

Una decisión piramidal podría afectar seriamente al partido blanquiazul cuando se trata de recuperar una plaza que está en manos de un alcalde popular salido de Morena como es ADRIÁN OSEGUERA KERNION, quien tiene todas las circunstancias a su favor para ser reelecto.