/ jueves 27 de enero de 2022

Acontecer político | Priístas en otros partidos

  • 4.9 MILLONES DE MILITANTES DESERTARON
  • MORENA Y EL PAN LOS ACAPARAN
  • PRI, SIN NADA QUE OFRECER

Hay quienes dicen que existen más priistas en otros partidos, que en el propio tricolor. Eso es cierto. Ante la debacle en que se encuentra sumido el antes poderoso e invencible ente político, alrededor de 4.9 millones de afiliados dejaron de pertenecer a él entre 2018 y 2021, muchos para enrolarse en alternativas diferentes, principalmente el PAN y Morena.

En este escenario, el Partido Revolucionario Institucional que gobernó de manera absoluta el país durante ocho décadas, semeja ahora un simple membrete en el que permanecen los que tratan de rematar los restos de aquella gigantesca aplanadora electoral en beneficio propio. Un triste desenlace para lo que se llamó un producto de la Revolución.

Nadie puede negar que el PRI está asociado a la historia contemporánea de México. Fue partícipe de los sucesos coyunturales más determinantes en la política moderna de la Nación y resulta indiscutible también que propició la estabilidad política y fue motor del desarrollo económico y social.

Pero también es verdad que desde sus orígenes fue un instrumento de control y sometimiento con mando vertical, homogéneo y centralizado. Cada seis años se inventaba un nuevo PRI de acuerdo con la visión y el pensamiento del presidente en turno, algo que la mayoría de la sociedad mexicana aceptaba de buen grado.

Ni siquiera la matanza de estudiantes en Tlatelolco en 1968 estando GUSTAVO DÍAZ ORDAZ en el poder, incidió en la erosión de su fuerza colosal y no hubo problema para que LUIS ECHEVERRÍA, a quien se considera el autor intelectual de la masacre, ascendiera a la jefatura de la Nación.

Pero hubo un punto de quiebre entre gobierno y sociedad civil a finales del sexenio de MIGUEL DE LA MADRID HURTADO, un presidente pusilánime e incapaz de reaccionar ante los grandes problemas nacionales y que se rodeó de jóvenes tecnócratas egresados de universidades norteamericanas, Harvard, entre ellas, que se preparaban para apoderarse del poder.

Cuando se anunció que CARLOS SALINAS DE GORTARI sería el candidato priista a la presidencia de la República, hubo una rebelión encabezada por CUAUHTÉMOC CÁRDENAS, PORFIRIO MUÑOZ LEDO e IFIGENIA MARTÍNEZ, entre otros, que junto con grupos de izquierda formaron el Frente Democrático Nacional que hizo de CÁRDENAS su abanderado. Pero la maquinaria tricolor, con el abierto respaldo gubernamental, se impuso en medio de sospechas de fraude y manipulación del voto, en lo que se consideró un “golpe de Estado técnico”.

Y ya en la silla presidencial, SALINAS privatizó de manera masiva los bienes estatales, siguiendo los principios del llamado neoliberalismo económico y privilegió a grupos de interés que empezaron a hacer negocios y riqueza al amparo de la protección gubernamental.

Luego, tras el asesinato de LUIS DONALDO COLOSIO, llegó a la presidencia ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN, que aunque de formación tecnócrata e igualmente protector de capitalistas, se distanció del partido que lo llevó al poder y no movió un dedo para evitar que por primera vez llegara a la jefatura de la Nación, un panista, VICENTE FOX, que luego propició que lo relevara otro blanquiazul, FELIPE CALDERÓN HINOJOSA.

El PRI se fue al abismo y todo parecía indicar que el dinosaurio estaba en los estertores de la muerte. Pero he aquí que en el 2012, resurgió de sus cenizas y con ENRIQUE PEÑA NIETO a la cabeza volvió a regir los destinos del país, con la complacencia de FELIPE CALDERÓN.

Y fue entonces cuando emergió de manera inescrupulosa el rostro oculto del priísmo neoliberal y la corrupción, las componendas y el abuso del poder se convirtieron en el sello distintivo de su administración. El resucitado dinosaurio desperdició la nueva oportunidad que los mexicanos le habían concedido.

El resultado todos lo sabemos. En su tercer intento, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, que recién había formado el Movimiento de Regeneración Nacional, llegó a la presidencia con una de las votaciones más amplias de que se tenga memoria en el país.

Y empezó la deserción. El Revolucionario Institucional ya no tenía nada que ofrecer. LÓPEZ OBRADOR incorporó a su equipo a no pocos priistas y uno que otro panista.

Por eso, a nadie debe extrañar que en el proceso electoral para elegir gobernador de Tamaulipas, haya un candidato de Morena, AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, que es exmilitante del PRI y que otros de igual antecedente, como ÓSCAR LUEBBERT, se sumen a su causa. Pero tampoco hay que escandalizarse porque el abanderado del PAN, CÉSAR VERÁSTEGUI OSTOS, esté rodeado igualmente de muchos renegados del antes partidazo y que incluso el actual dirigente priista, EDGAR MELHEM, llene de elogios a “El Truco” llamándolo “el hombre ideal para Tamaulipas”.

Nada queda ya de aquel PRI omnipotente. Quienes dicen estar allí todavía, lo dicen de dientes para fuera. Negocio que no da, hay que dejarlo, pareciera la conseja. Ello explica que haya más priistas en otros partidos que en su propio seno.

Contagiados de covid por todas partes en la zona de Tampico, Ciudad Madero y Altamira. Aunque el número de muertes ha disminuido, la incidencia de casos no cede. Quien baje la guardia podría ser una presa fácil más para el potencialmente mortal virus.

  • raulpazos45gmail.com
  • 4.9 MILLONES DE MILITANTES DESERTARON
  • MORENA Y EL PAN LOS ACAPARAN
  • PRI, SIN NADA QUE OFRECER

Hay quienes dicen que existen más priistas en otros partidos, que en el propio tricolor. Eso es cierto. Ante la debacle en que se encuentra sumido el antes poderoso e invencible ente político, alrededor de 4.9 millones de afiliados dejaron de pertenecer a él entre 2018 y 2021, muchos para enrolarse en alternativas diferentes, principalmente el PAN y Morena.

En este escenario, el Partido Revolucionario Institucional que gobernó de manera absoluta el país durante ocho décadas, semeja ahora un simple membrete en el que permanecen los que tratan de rematar los restos de aquella gigantesca aplanadora electoral en beneficio propio. Un triste desenlace para lo que se llamó un producto de la Revolución.

Nadie puede negar que el PRI está asociado a la historia contemporánea de México. Fue partícipe de los sucesos coyunturales más determinantes en la política moderna de la Nación y resulta indiscutible también que propició la estabilidad política y fue motor del desarrollo económico y social.

Pero también es verdad que desde sus orígenes fue un instrumento de control y sometimiento con mando vertical, homogéneo y centralizado. Cada seis años se inventaba un nuevo PRI de acuerdo con la visión y el pensamiento del presidente en turno, algo que la mayoría de la sociedad mexicana aceptaba de buen grado.

Ni siquiera la matanza de estudiantes en Tlatelolco en 1968 estando GUSTAVO DÍAZ ORDAZ en el poder, incidió en la erosión de su fuerza colosal y no hubo problema para que LUIS ECHEVERRÍA, a quien se considera el autor intelectual de la masacre, ascendiera a la jefatura de la Nación.

Pero hubo un punto de quiebre entre gobierno y sociedad civil a finales del sexenio de MIGUEL DE LA MADRID HURTADO, un presidente pusilánime e incapaz de reaccionar ante los grandes problemas nacionales y que se rodeó de jóvenes tecnócratas egresados de universidades norteamericanas, Harvard, entre ellas, que se preparaban para apoderarse del poder.

Cuando se anunció que CARLOS SALINAS DE GORTARI sería el candidato priista a la presidencia de la República, hubo una rebelión encabezada por CUAUHTÉMOC CÁRDENAS, PORFIRIO MUÑOZ LEDO e IFIGENIA MARTÍNEZ, entre otros, que junto con grupos de izquierda formaron el Frente Democrático Nacional que hizo de CÁRDENAS su abanderado. Pero la maquinaria tricolor, con el abierto respaldo gubernamental, se impuso en medio de sospechas de fraude y manipulación del voto, en lo que se consideró un “golpe de Estado técnico”.

Y ya en la silla presidencial, SALINAS privatizó de manera masiva los bienes estatales, siguiendo los principios del llamado neoliberalismo económico y privilegió a grupos de interés que empezaron a hacer negocios y riqueza al amparo de la protección gubernamental.

Luego, tras el asesinato de LUIS DONALDO COLOSIO, llegó a la presidencia ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN, que aunque de formación tecnócrata e igualmente protector de capitalistas, se distanció del partido que lo llevó al poder y no movió un dedo para evitar que por primera vez llegara a la jefatura de la Nación, un panista, VICENTE FOX, que luego propició que lo relevara otro blanquiazul, FELIPE CALDERÓN HINOJOSA.

El PRI se fue al abismo y todo parecía indicar que el dinosaurio estaba en los estertores de la muerte. Pero he aquí que en el 2012, resurgió de sus cenizas y con ENRIQUE PEÑA NIETO a la cabeza volvió a regir los destinos del país, con la complacencia de FELIPE CALDERÓN.

Y fue entonces cuando emergió de manera inescrupulosa el rostro oculto del priísmo neoliberal y la corrupción, las componendas y el abuso del poder se convirtieron en el sello distintivo de su administración. El resucitado dinosaurio desperdició la nueva oportunidad que los mexicanos le habían concedido.

El resultado todos lo sabemos. En su tercer intento, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, que recién había formado el Movimiento de Regeneración Nacional, llegó a la presidencia con una de las votaciones más amplias de que se tenga memoria en el país.

Y empezó la deserción. El Revolucionario Institucional ya no tenía nada que ofrecer. LÓPEZ OBRADOR incorporó a su equipo a no pocos priistas y uno que otro panista.

Por eso, a nadie debe extrañar que en el proceso electoral para elegir gobernador de Tamaulipas, haya un candidato de Morena, AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, que es exmilitante del PRI y que otros de igual antecedente, como ÓSCAR LUEBBERT, se sumen a su causa. Pero tampoco hay que escandalizarse porque el abanderado del PAN, CÉSAR VERÁSTEGUI OSTOS, esté rodeado igualmente de muchos renegados del antes partidazo y que incluso el actual dirigente priista, EDGAR MELHEM, llene de elogios a “El Truco” llamándolo “el hombre ideal para Tamaulipas”.

Nada queda ya de aquel PRI omnipotente. Quienes dicen estar allí todavía, lo dicen de dientes para fuera. Negocio que no da, hay que dejarlo, pareciera la conseja. Ello explica que haya más priistas en otros partidos que en su propio seno.

Contagiados de covid por todas partes en la zona de Tampico, Ciudad Madero y Altamira. Aunque el número de muertes ha disminuido, la incidencia de casos no cede. Quien baje la guardia podría ser una presa fácil más para el potencialmente mortal virus.

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