En 1957, Theodor Seuss Geisel (conocido como “Dr. Seuss”) publicó el libro infantil titulado “¿Cómo el Grinch robó la Navidad?” Ahora en EL SOL DE TAMPICO te compartimos una serie de consejos para poder emular el cometido.
Sin embargo, debemos advertir a los lectores de esta nota que el plan del Grinch consiguió el objetivo contrario al esperado. En lugar de destruir el espíritu de la época decembrina el Grinch logró que los habitantes de “Villa quién” recordarán el significado más importante de las fiestas: dar y recibir amor.
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¿Cómo sabotear la Navidad?
De acuerdo a la película “El Grinch” del 2000 bajo la dirección de Ron Howard, la agenda de la criatura verde que no disfrutaba de la Navidad consistía en:
“A las 16:00 horas se regocija en la autocompasión. A las 16:30, mira hacia el abismo. A las 17:00, resuelve la hambruna mundial sin decírselo a nadie. A las 17:30, tiene ejercicios de jazz. A las 18:30 horas, cena consigo mismo. A las 19:00 horas, lucha contra su odio interno. Después se acuesta, mira al techo y pierde la cordura”.
En medio de dicho itinerario, el Grinch desilusionado de los “quién”, personas que, a decir de la trama, lo han excluido, criticado y molestado desde que era pequeño, decide robar todos los regalos. De esa manera, la Navidad se va a cancelar.
Con lo que el Grinch no cuenta es que, en la película, la pequeña Lucy Liu intenta impedir que su testarudo amigo se deshaga de los juguetes, no por el valor de estos, sino porque está empeñada en que el Grinch sea incluido en las fiestas de la ciudad bajo el alegato de que:
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“Sin importar lo diferente que sea un Quién, con júbilo navideño sería bienvenido también. El Campeón del Júbilo merece un brindis o una palmada. Y debe ser aquella alma que en Navidad esté más necesitada”.
Cuando fracasas en tu propio cometido (pero aún así ganas)
En el libro de Dr. Seuss, después de que el Grinch saquea todas los obsequios y adornos de Villaquién, durante la mañana de Navidad, mientras espera que todos los “quién” comiencen a llorar, escucha villancicos provenientes de la ciudad.
Los habitantes han entendido, por fin, que lo importante no son los objetos materiales, sino la felicidad de compartir con aquellos a quienes amas.
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Tanto en el libro como en la película “la maravillosa y espantosa” idea del Grinch de robarse la Navidad no funciona. Al contrario, la criatura verde que odiaba las fiestas termina por representar todo aquello a lo que hay que prestar atención en una época que dice ser de “amor y paz”: el derecho a la inclusión y a la tolerancia.
